Lector, lectora, lectoro, ¡ya estamos en abril! Quizás usted se pregunte por qué los signos de admiración en una noticia tan trivial. Probablemente, si está usted acompañado, comente en voz semiaudible: “Pero ¿este es bolú o se hace? Si la semana pasada estábamos terminando marzo, ¿qué esperaba ahora?, ¿que estuviéramos en agosto?”. La verdad, lector, es que no se trata de lo que yo pudiera o pudiese esperar, sino del mundo en el que estamos viviendo, donde, ya no en un mismo continente, país o ciudad, sino en una misma cuadra, incluso en un mismo edificio, hay quien vive en un extraño siglo XXI y quien vive en la Edad Media. Así que ¡que estemos todos en abril, sí puede ser una sorpresa!
La epidemia que fuera pandemia tiende a ser endemia. Y es un andamio en el que nos movemos. Con el barbijo en remojo. Algunos eclownomistas quieren darle el pésame al peso y que el dolor del dólar sea nuestra moneda corriente, o la moneda tras de la cual haya que correr. O quizás nos den algún menemtrucho y nos digan que es un dólar; total, como decía Perón, ¿quién de nosotros ha visto un dólar?
Bueno,
hay unos cuantos que si lo han visto no me acuerdo, ya que se
mandaron una grande de fuga-zzeta rellena de 44 mil palos verdes.
Seguramente son ellos, los que ya los tienen, los que quieren que esa
sea nuestra moneda. Hay quien celebra pensando que entonces su
salario va a ser en dólar. Sí, digo “dólar”, en singular, y no
“dólares” porque antes de dolarizar, devaluarán (si no, dónde
está el chiste), y la cotización del verde se irá pa'l lado de los
tomates –o, para ser más coherentes, los pepinos o los ajíes, de
manera tal que nuestra querida clase media, siempre tan creativa a la
hora de aparentar riquezas innecesarias de las que además carece,
dirá: “Nos compramos un Cucumber
(pepino), y a Johnny, nuestro hijo, le regalamos un Chilli Pepper
(ají) para los 18 años”, esperando que la ignorancia del vecine
supere la propia y crea que se
trata de dos autos
importados y no de dos verduras nacionales, si el FMI no dice lo
contrario.
Porque,
hablando del FMI, ahí está la madre del borrego: el desgobierno
anterior, con el ex Sumo Maurífice en Reposera a la cabeza,
consiguió hacerse un sánguche de 44 mil palos verdes, si no más, y
a nosotros
nos toca pagar la cuenta, por lo que el FMI nos propuso lavar sus
platos (sucios) y en un crédito bridge. ¿Por qué lo llamo
“bridge”? Porque es la palabra inglesa para “puente”. Y a
esos créditos que sirven para pagar otros créditos que sirven para
pagar otros créditos y así al infinito y más allá, se los suele
llamar “créditos puente”.
Hablando
de bridge, y del ex Sumo Maurífice, no sé si ignoran que el
personaje en cuestión se fugó nuevamente hacia otras tierras, esta
vez para participar en nuestro nombre (como es su costumbre) del
Mundial de Bridge. Me llamó empoderadamente la atención, porque, no
sé si lo conocen, pero el bridge es un juego de bazas (“manos”,
como en el truco o en el tute), donde primero se promete ganar un
número de bazas (remate) y luego, para ganar, el jugador debe
cumplir lo que prometió
y ganar la cantidad de bazas que dijo que ganaría.
Algo así
como prometer “pobreza cero”, “lluvia de inversiones”,
“puerto naval en Santiago del Estero”, “nadie va a perder lo
que tiene”, “los trabajadores no van a pagar impuesto a las
ganancias”, “en el segundo semestre nos va a ir mejor”. Si cada
una de esas frases fuera “una baza”, Mauricio prometió seis…
¡y no ganó ninguna!
Cierto
que, al ser eliminada la Argentina, no dijo: “Jugué con el mejor
equipo de los últimos 50 años”. Como el bridge se juega en
parejas, seguramente esperaba jugar junto a Mme Lagardel, sin darse
cuenta de que ella jamás jugaría en serio a favor de la Argentina.
Bueno…: él, tampoco.
La
cuestión es que el equipo del Maurífice fue eliminado en la primera
vuelta (“Caramba, vaya coincidencia”, dirían Les Luthiers),
mientras nosotros tratamos, con esfuerzo y entrenamiento, de seguir
avanzando día a día, para llegar al torneo nuestro de cada mes.
La
seguimos (intentando) en la próxima, si Freud quiere.
Sugiero
acompañar esta columna con el video “No a la guerra”, original
de RS Positivo (Rudy-Sanz).