Estaba por comenzar un nuevo encuentro entre Once Caldas e Independiente Medellín cuando todas las miradas del estadio Palogrande de Manizales dejaron de apuntar a los jugadores y se dirigieron a la tribuna norte. El motivo: la gigantesca bandera con el rostro de una mujer de mirada desafiante y una frase aún más audaz…
“Fue una sorpresa para todos. Nadie se esperaba un mensaje como ese, ni un tamaño como el que finalmente tuvo nuestro tapatribunas. Pudimos mostrar a la vista de todos que las mujeres ganamos estos espacios inesperados con mucho esfuerzo, que las hinchadas están cambiando”, cuenta Alejandra Alzate Gómez, líder de Futboleras, el colectivo de barristas (así le dicen en Colombia a las hinchas) que no sólo alientan a su equipo en los partidos, sino que trabajan por una tribuna segura y libre de violencias.
El proyecto nació hace 12 años ante la necesidad de tener un espacio de protagonismo e identidad, alejado de los roles culturalmente asignados a las mujeres dentro de la barra: ellas querían dejar de ser las secretarias, las que tomaban nota de lo que se hablaba en las reuniones de comité; ellas querían tener un nombre y un ‘trapo’ pero también que sus voces sean escuchadas a la hora de las decisiones. Así, y tras una votación con muchos murmullos por lo bajo, se fundó este ‘parche femenino’ integrado hoy por 14 mujeres que tienen su propio espacio en la cabecera norte.
La sororidad de la pelota
Valeria González Vázquez no sólo se calza la camiseta del tricolor partido a partido, también carga el bombo platillo o el redoblante cuando acompaña a La Instrumental, el grupo que musicaliza los cantitos. Su amor por el club surgió desde muy pequeña, ya que toda su familia es hincha de Once Caldas. La primera vez que pisó un estadio aún era una niña y fue muy bien recibida por el parche al que asistían sus primos y amigos. Sin embargo, a medida que fue creciendo e involucrándose, tuvo roces y conflictos con el líder de ese entonces, así que decidió irse. Al conocer a Futboleras, supo que las tribunas podían ser distintas. “La gente dice que las mujeres somos complicadas, conflictivas, envidiosas… nosotras podemos demostrar todo lo contrario. Sobre toda discusión siempre prima el amor por los colores, pero sobre todo, la unión entre nosotras. Durante las protestas de 2019, yo recibí un disparo del ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios) y estuve muchos días grave. Quienes estuvieron incondicionalmente junto a mí fueron las chicas del parche, más que mi familia. Cuando nos preguntan por qué aportamos tanto tiempo y energía a alentar a un equipo y a ser parte de una barra, si no lo vemos retribuido en nada, yo puedo decir que están equivocados”, relata Valeria.
La “Holocausto Norte” es la hinchada más popular de Once Caldas y agrupa tanto a Futboleras como a otros parches mixtos que no dudan en manifestarse públicamente reivindicando la lucha de las mujeres dentro y fuera de las tribunas. Por supuesto que no siempre fue así, y Alejandra lo recuerda: “Al principio eran tan machistas que me decían que no podía ser barrista por ser mujer. Fue pelea tras pelea, escupidas, avalanchas, golpes, amenazas constantes de que nos iban a robar las banderas… Afortunadamente dieron un paso al costado. Ahora la hinchada tiene una ideología más sana, y es nuestro trabajo ayudar a la convivencia en el barrismo, cambiar la perspectiva misógina. Podemos decir con orgullo que logramos garantizar que el ingreso de cualquier asistente sea tranquilo y normal, como siempre debió haber sido”.
Hecho en Argentina
Así como nuestro país es un gran exportador de futbolistas, también lo es de rituales futboleros. Muchas de las hinchadas latinoamericanas tienen de referencia nuestro “folclore” y buscan replicarlo en sus propias canchas, incluso copiando los cantitos. Por eso, otra de las iniciativas de Futboleras es deconstruir esos relatos, en los cuales se naturaliza la violencia simbólica y sexual. “No es sencillo. Hemos empezado con los comentarios de ‘Ey, eso ya no se debe cantar’, luego los propios líderes de la barra fueron conscientes de que se debe dar la discusión, ya que si nosotras queremos tener un discurso coherente respecto a la discriminación, el antifascismo y la inclusión, también debe ser desde este punto. No es sólo lo que somos, sino también lo que representamos”, destaca Valeria. Si bien las nuevas canciones intentan ser muy cuidadosas con las palabras utilizadas para referirse a su clásico rival, el Deportivo Pereira, quieren crear letras que se enfoquen y alienten más al equipo.
Canchas desiguales
Cuando Futboleras desplegó la gran bandera, Arianne Cañas recibió muchos mensajes de felicitaciones, pero hubo uno en particular que fue el que más la impactó: un conocido que le declaraba “en mi barra eso no lo permito, las mujeres solas no pueden sacar un telón como ese”.
Claro está que no todas las hinchadas colombianas cuentan con la misma perspectiva de género, y mucho tiene que ver con la realidad social y política en la que se desarrollan. En Manizales se instalan muchos jóvenes colombianos para llevar adelante sus estudios universitarios; es una localidad pequeña respecto a Medellín y Bogotá, las principales del país.
“Medellín es una ciudad compleja, llena de paramilitares, en la que si hay una pelea enseguida llegan estos grupos armados para calmar la situación. Allí están en juego otras cosas, no sólo el fútbol. Entonces no es extraño que las tribunas aún sean supremamente machistas. Hace algunos años ni siquiera les permitían a las mujeres tocar instrumentos, viajar en el bus de los líderes o ubicarse en la misma bandeja que ellos. Apenas, y con suerte, les permitían el ingreso a las ‘populares’”, detalla Alejandra.
Por eso, Arianne no sólo está orgullosa de que su barra sí la respalde en cada decisión, sino que también, la protegió durante su embarazo. “Antes si contabas que ibas a la cancha, te decían ‘usted es un gamín (un vago)’. Estaba mal visto porque era inseguro. Y ahora, a pocos días de dar a luz, yo pude alentar a mis colores hasta el último momento, porque me sentí cuidada por mis compañeras”, confiesa.
Para Futboleras, en la cancha no vale todo. Ellas buscan un cambio social en las gradas porque quieren vivir seguras y libres, en la calle y en casa. Hoy Colombia está atravesando una transformación política y social de la cual son parte porque para ellas, el futuro debe ser feminista precisamente porque saben que nunca más las podrán hacer a un lado y la revolución de las tribunas va por eso.
*Noelia Tegli