Hijo azulejo, tucán sin jungla. Al nacer, mencionarlo no está nunca de más, fue moneda corriente confundirte con un ovillo de intuición apaciguada. Claro que en mí solo cabían certezas. El alma, al fin, se mostraba bajo los lentes del microscopio. Licuación del vidrio. Gran vidrio roto, el fruto de mis convicciones se desnudaba triunfal bajando la escalera. Mi axila te empolló, cincelé la intensidad de cada reflejo de tu plumaje tan azul ante el que Darío no tendría nada que decir. Te protegí de los males de este mundo con la Sabin oral. Le quité horas a la vigilia para poder hacerte más perfecto. Y ahora, pío al trinar, dulce hijo, con esmero quitas las liendres de mis largos cabellos que a tu estructura psíquica de ave llegan como reflujo de la matriz que de inmediato te expulsó. Diamante pulido al aire, hijo pájaro, tu artero pico da en el centro de huevos que cobijan arañas y clavos. Gallinas de vuelo bajo cayendo en el puchero de la fonda donde Edmundo Rivero adquirió su acromegalia.

Hijo de las ganas de mi pasado, jilguero en el alero de una casa demolida. En la cabecera de la cuna del niño desdichado tintinea tu piar.

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Santa patrona de la inseminación artificial. Ave María de las incubadoras.

Ave inmaterial, en algún sitio lejano se rompe un espejo al batir de tus alas.

Ave inasible, el precio del agua dulce y todos los muertos de sed.

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Pájaro dos veces ido harto de ser parte de la historia.

Ave de la llama de las velas. Pájaro pabilo que vuelas hacia atrás.

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Desde ayer hacia atrás serás un pájaro estrellándose contra la parte de afuera de la ventana cerrada. Criatura en la secuencia infinita, cisne en la espuma de un pan de jabón Federal.

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pájaro negro que al disolver noche con obsidiana le quitas fulgor a la claridad

forma sin implicancias

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pájaro opalescente de niebla

pluma, tinta y cuaderno iluminado

@dr.homs