A pesar de los intentos del Gobierno Nacional por apurar los tiempos y torcer las voluntades de los senadores de la oposición, la reforma electoral de Mauricio Macri entró esta semana en un terreno pantanoso. Lejos de avanzar, las últimas audiencias del Senado, en las que distintos grupos de especialistas en informática demostraron en vivo las vulnerabilidades del voto electrónico, con o sin chip RFID, generaron un impacto negativo entre los integrantes del bloque mayoritario del Frente para la Victoria-PJ. En ese contexto, el jefe de ese bloque, Miguel Pichetto, convocó a una reunión con los gobernadores peronistas para el jueves próximo, por lo que volvería a dilatarse la firma del dictamen y su eventual aprobación en la Cámara alta. Aún con viento a favor, la norma podría llegar al recinto en la última sesión del año, el miércoles 30, cuando recién volvería a la Cámara baja, ya en sesiones extraordinarias.
“Está empantanado. Nunca me imagine que se iba a armar semejante conflicto alrededor de esto”, señalaba a fin de la última semana un importante dirigente peronista que sigue desde febrero el minuto a minuto de las negociaciones. Después de largas marchas y contramarchas, el proyecto se aprobó en Diputados pero pese al apuro oficial lleva más de tres semanas de debate en el plenario de comisiones de Asuntos Constitucionales, Presupuesto y Hacienda y de la Banca de la Mujer. En las audiencias solo un puñado de invitados se mostró a favor de la Boleta Única Electrónica que propone el macrismo. Se trató de los representantes enviados por el Gobierno de Cambiemos, algunos funcionarios salteños que ya la habían implementado en su provincia y el dueño de la empresa que la instrumentó en Capital Federal, Sergio Angelini (CEO de Magic Software Argentina), quien dijo que debería aplicarse de manera gradual. Los integrantes de la Justicia Electoral se mostraron a favor de un cambio en el sistema actual, pero para evitar un eventual prejuzgamiento no opinaron puntualmente sobre la versión macrista de voto electrónico. Sí advirtieron sobre la necesidad de acelerar la sanción de la ley y, sobretodo, que su aplicación sea progresiva, según las condiciones de infraestructura de cada distrito. El propio Gobierno aceptó a regañadientes esta última condición y dijo que estaría dispuesto a dejar en manos de la Cámara Nacional Electoral la definición sobre las provincias que tendrán BUE en 2017.
Pero en cuanto a la comunidad científica, todos los técnicos, especialistas en seguridad informática, ingenieros en software y profesores de computación de las universidades más importantes de todo el país se expresaron unánimemente en contra de la aplicación de tecnología en el proceso electoral.
Las demostraciones del último jueves incluyeron la interacción en vivo de varios de los senadores presentes (que eran muy pocos), que actuaron de votantes, fiscales partidarios o autoridades de mesa. Allí quedó en evidencia que los sistemas informáticos pueden ser vulnerados, ya sea para modificar la decisión del votante como para revelar el secreto del voto. Con esa evidencia hasta algunos senadores que estaban a favor de la impresión electrónica de la boleta pero con conteo manual se quedaron preocupados y se inclinarían por recurrir a un sistema de boleta única en papel.
Las definiciones más concretas llegarán el jueves de esta semana cuando se realice la cumbre entre los gobernadores peronistas y los senadores del FpV-PJ. Descuentan que el Gobierno incrementará la presión en los próximos días ya que la foto que había logrado Macri el martes junto a 7 gobernadores y un vice no le significó grandes avances. En el peronismo se rieron al enterarse que durante esa reunión con el Presidente, el mandatario chaqueño Domingo Peppo elogió el proyecto alternativo que habían presentado en Diputados Gioja y Pedrini, del FpV.
Se necesitan 37 senadores para aprobar la reforma y hasta ahora, por fuera de los 15 senadores que integran Cambiemos hay muy pocos que adhieren al proyecto con media sanción de Diputados. Los que llevan el poroteo en el la Cámara alta cuentan al salteño Rodolfo Urtubey y su comprovinciana, María Fiore Viñuales; al catamarqueño Dalmacio Mera, por el FPV-PJ y también el senador por Córdoba que responde al tandem Schiaretti-De la Sota. Si bien Pichetto tiene buena sintonía con el oficialismo, en el Senado daban por hecho no votará a favor si el proyecto macrista queda reducido a una expresión muy minoritaria dentro del bloque. Podría recolectar algunos votos en el peronismo disidente como el del sanjuanino Roberto Basualdo o el chubutense Alfredo Luenzo pero aún así no llegan siquiera a los 30 votos.
Con la posibilidad de aprobar sin cambios el proyecto de Diputados totalmente descartada, el Gobierno deberá trabajar duro en las próximas dos semanas para evitar que finalmente uno de sus principales objetivos parlamentarios del año quede en el olvido.
Se complica la Boleta Única Electrónica en el Senado
Una reforma que agoniza
Tras una serie de audiencias negativas para el proyecto de Cambiemos, los gobernadores del PJ unificarán posturas en una cumbre este jueves. La ley llegaría al recinto en dos semanas.
Este artículo fue publicado originalmente el día 20 de noviembre de 2016