Al contrario de lo que señalan sus ansiosos y potenciales aliados, los socialistas aseguran tranquilos que la suya es “la posición más fácil” de cara al 2023. Y se preguntan por qué definir alianzas ahora en medio de una crisis nacional y provincial que no deja bien parada a la política y cuando en Santa Fe “no hay ningún candidato que supere los 15 puntos”. Quizás es por eso que no van a ningún lado y se mantienen en silencio.
El PS se dió cuenta de cómo transformar en fortaleza la debilidad y se hacen notar por omisión. No firmaron el documento pidiendo el retroceso del aumento de retenciones a la harina y aceite de soja que suscribió todo el arco político no peronista de la provincia (aunque el gobernador Omar Perotti hizo públicos casi los mismos argumentos contra las medidas nacionales). Tampoco concurrieron a la cena que invitó el Partido Demócrata Progresista que empezó a frustrarse de a poco. El PS no quiere por ahora sentarse a ninguna mesa con el PRO y tampoco quiere en la cabecera a los radicales. Maximiliano Pullaro hace puchero si no están los macristas y así cada uno pone sus reparos.
El socialismo también le dijo no a su participación en el Foro para la Reconstrucción que organizó en los salones Metropolitano el partido del intendente rosarino. “Nosotros nos fumamos durante años todos los foros que organizaron ellos en el Cemupro y ahora que nos toca a nosotros organizar ellos no van”, se quejó un encumbrado dirigente de Creo.
“Parecemos peronistas, estamos en la unidad hasta que duela”, bromeó un diputado socialista para dar a entender que las decisiones son compartidas por Enrique Estévez, Clara García y Mónica Fein; pero también por Antonio Bonfatti y Claudia Balagué. Los referentes del partido de la Rosa no hablan, pero por lo bajo deslizan que están armando para competir solos en todas las categorías, “desde gobernador para abajo” sostienen para que se entienda. Aunque sus aliados y hasta el peronismo que a veces se entusiasma mucho con la idea de que el PS vuelva a generar un escenario de tres en la disputa provincial; no terminan de comprar el paquete entero. De un lado y del otro, creen que al final el socialismo se va a encaminar hacia el Frente de Frentes con todos los sapos que eso implique tragar.
Más decidido que nunca
Así aseguran que está el intendente Javkin cuando se menciona la posibilidad de competir por la gobernación el año que viene. De hecho él mismo lo admitió públicamente por primera vez. En ese esquema la presidenta del Concejo Municipal María Eugenia Schmuck tendrá que ser la encargada de trabajar para retener Rosario para el espacio. Si bien la gestión local atraviesa los altibajos conocidos y padecidos por todos los rosarinos, es la figura del intendente y lo que despierta a nivel provincial y nacional lo que le pone anabólicos a su propuesta para el 2023. Y eso se vio muy claro cuando desembarcaron en Rosario Gerardo Morales y Facundo Manes, que participaron de una comida con Javkin que iba a ser de 8 o 10 personas y que de pronto se transformó en una reunión de 70 dirigentes.
Javkin también fue invitado especial en estos días del salteño Juan Manuel Urtubey que lo convocó a una reunión en Buenos Aires junto con el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, el ex presidente de la Cámara baja nacional Emilio Monzó, el diputado Florencio Randazzo, Rogelio Frigerio, Graciela Camaño y el exgobernador de Chaco Ángel Rozas, entre otros. La cumbre rápidamente adquirió el mote de “antigrieta”. En todas esos cónclaves la presencia del intendente rosarino es apreciada.
El viernes los bombos sonaron hasta altas horas de la noche. Las agrupaciones del radicalismo ganaron centros de estudiantes de facultades de la Universidad Nacional de Rosario que hacía años no ganaban. En Psicología hacía 15 años y en Ciencias Políticas 5 años, por citar algunas incluida la facultad de la que fue decano el actual rector Franco Bartolacci, otra pieza clave en el entorno de Javkin. “Hay un reverdecer radical que es innegable y eso a muchos de los dirigentes que les tocó tener niveles de responsabilidad dentro del Frente Progresista, no les cae bien”, aseguró a este diario una entusiasmada fuente que sabe lo que fue pasar años y años bajo el “yugo” de la conducción socialista dentro de esa coalición.
El amplio espectro no peronista de Santa Fe también está muy atento a lo que puede suceder en el peronismo. Tanto a nivel nacional como en la provincia, muchos ven "un choque de trenes" que se aproxima. La embestida se puede llevar puesto todo el escenario o dejar espacios entre los escombros para que se cuelen las otras propuestas.
Por su puesto que en el Frente de Todos no lo ven así. El Chivo Rossi hizo una demostración de fuerza en el Patio del Mercado juntando a funcionarios nacionales pero también a la militancia. "Dicen que la militancia está de brazos caídos, menos mal! esperábamos juntar 800 personas y terminaron viniendo dos mil!", apuntó en el cierre el ex ministro de Defensa.
La estructura electoral del gobernador Omar Perotti con Roberto Mirabella como precandidato a gobernador ya había hecho su movida en el camping de los Confiteros. Menos militancia pero más intendentes y presidentes comunales. Más territorio, en definitiva. Por su parte, el camporista Marcos Cleri se mostró el fin de semana en una actividad en Rosario con el diputado nacional y exministro de Salud de la Nación, Daniel Gollán.
Las estructuras empiezan a engordar de cara al 2023 y tiran sus contactos nacionales para adquirir visibilidad aunque por el momento esquivan como pueden la tensión dentro del Frente de gobierno. Traducir en votos esos movimientos es el verdadero desafío, el peronismo sabe que debe ensancharse para los costados. El tema es para dónde.