Después de una intensa negociación con las cámaras empresarias, la Unión de Obreros Metalúrgicos confirmó que acordó un aumento de 5 puntos por encima de la inflación que pronostica el gobierno, del 17 por ciento, y se sumó así a los sindicatos que lograron incrementos que contradicen el umbral de las proyecciones oficiales.
Se trata de un aumento del 22 por ciento en dos cuotas, que se abonarán en abril (retroactivo) y en julio, y una suma fija de 4.000 pesos que también estará repartida en dos tramos, en noviembre y febrero. Ahora resta la homologación del Ministerio de Trabajo y la adhesión de una cámara que todavía no ratificó la propuesta final.
La UOM consiguió que Fedehogar, Afarte, Caiama, Afac y Camima acepten la propuesta final, aunque resta que Admira, la cámara que solicitó 48 horas de plazo extra, ratifique el acuerdo. A pesar de ello, el sindicato que dirige Antonio Caló ya expresó en un comunicado que “quedan suspendidas las medidas de fuerza”, en relación a los paros rotativos que habían anunciado para hoy y mañana, al denunciar la crisis en el sector por los constantes cierres de fábricas.
Las negociaciones estaban trabadas desde hace dos meses, e incluso el Ministerio de Trabajo tuvo que llamar a conciliación obligatoria el 2 de mayo ante las discrepancias entre ambas partes. Al terminar ese período, Caló había dado por fracasado el diálogo porque el gremio reclamaba una suba del 30 por ciento, mientras que las empresas ofertaban una mejora del 20 por ciento en dos tramos, con la inclusión de la cláusula gatillo.
“Los trabajadores metalúrgicos ganan un sueldo básico de 8500 pesos”, había señalado el dirigente, quien decía que su propuesta era indispensable para “alcanzar un sueldo básico de 14.500 pesos para cubrir gastos”.