La fiscalía federal de Jujuy sigue su largo alegato en el sexto juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en esa provincia. Entre las víctimas del terrorismo estatal se destacaron en la última audiencia las historias de dos extranjeros, el boliviano Fausto Choque Cabrera y el peruano Manuel Jesús Basauri Galvez.
Choque Cabrera, sastre nacido en Potosí, fue desaparecido a la edad de 26 años luego de ser retenido en la estación de trenes de San Salvador de Jujuy, cuando volvía a su patria desde la ciudad de Buenos Aires a donde había ido a visitar parientes. Su caso está enmarcado en el Operativo Cóndor, la concertación de las dictaduras del sur para detener personas en estos países. Basauri Galvez fue detenido en Abra Pampa y tras días de tortura fue liberado y obligado a salir del país, regresó a su patria, donde falleció en 2013.
El fiscal Federico Zurueta recordó que Choque Cabrera fue identificado el 6 de abril de 1976 y el 12 de ese mismo mes y año fue trasladado al penal de Villa Gorriti, en cuyos partes diarios se consignó que egresó el 3 de mayo de 1976. Esta es la última novedad que se conoce de él.
Entonces recordó una carta que el padre del joven, Damián Choque, envió el 28 de mayo de 1984 a Ernesto Sábato, entonces presidente de la CONADEP, pidiéndole que intercediera para conocer el destino de su hijo. En la misma carta contaba que tras enterarse de la detención de su hijo, por el relato de conocidos que iban en el mismo tren y habían visto que era bajado por la Policía de Jujuy y Gendarmería Nacional, había viajado desde Bolivia a Jujuy, pero “le fue negada todo tipo de información”.
En el mismo 1976 Damián Choque había intentado además dar con su hijo a través de la Embajada de Bolivia en Buenos Aires; también recurrió a la Asociación Latinoamericana de Familiares de Detenidos Desaparecidos y mandó una carta a la editorial Presencia, de La Paz en Bolivia, en un intento para que se visibilizara la desaparición de Fausto.
En este punto el fiscal recurrió a cartas que la víctima había dirigido a esta misma editorial. En ellas, dijo Zurueta, refería su detención, que estaba incomunicado, que nadie se preocupaba por él, que estaba enfermo, “muy mal de la columna vertebral” y que deseaba salir, “pero vivo”, y "rogaba que publicaran lo que estaba sufriendo ya que se encontraba desesperado", sostuvo el fiscal y citó textuales de esas cartas: “Hagan algo por mi vida, les ruego de todo corazón”. “Me encuentro vivo hasta la fecha del día de la madre”. “Soy inocente de todo lo que me culpen, por amor a Dios, sáquenme pronto, no saben cómo es mi vida, que alguien venga”.
La memoria de Abra Pampa
El docente peruano Manuel Jesús Basauri Galvez fue detenido en noviembre de 1976 en Abra Pampa, en la Puna jujeña, junto a otras personas de ese pueblo, en una redada realizada por la Policía de Jujuy.
Basauri Galvez fue llevado a la Central de Policía y luego al penal de Villa Gorriti. En su prontuario policial figura que fue liberado el 25 de enero de 1977 y se supo que regresó a Perú y que falleció en Lima el 10 de abril de 2013.
Al momento de enumerar la prueba de su detención, y las torturas que sufrió, el fiscal citó a Germán Soto, el tesorero en la Escuela Nacional N° 21 de Abra Pampa, donde enseñaba Basauri Galvez, que fue detenido el mismo día. Soto contó que cuando fue liberado, “como a los diez días”, tal fue el miedo que esta experiencia le provocó que no volvió a trabajar. Y destacó: “Nunca más tuve noticias” de Basauri Galvez.
Soto recordó que el grupo de Abra Pampa, era 11 o 12 personas, todas salieron, “excepto el profesor”, y lo recordó en el penal muy asustado, “con pena”. Con ellos también había sido detenido el reconocido escritor Leopoldo Abán, y se esperanzaban en obtener la libertad a través de él. Efectivamente, Abán salió a los 3 o 4 días y se afanó para que todo el grupo recuperara la libertad, “pero quedó don Basauri, que nunca se supo” de él.
En este juicio también declaró la ex detenida Erminda Mamaní de Zerpa, que era directora de la Escuela Nacional N° 21 (actual Escuela Primaria N° 245). Recordó que Basauri fue sometido a extrema violencia, que lo enterraban en la arena, lo llevaban en vehículo a dar muchas vueltas y fue sometido a simulacros de fusilamiento y luego lo dejaron en la frontera con Aguas Blancas (en Salta, que limita con la ciudad de Bermejo, en Bolivia), donde lo obligaron a pasar la frontera a Bolivia. Mamani dijo que supo que desde ahí Basauri pudo regresar a Perú.
Sin embargo, aún en 1984 en Abra Pampa no había certeza sobre el destino corrido por Basauri Galvez. Ese año la intendencia denunció las detenciones ilegales cometidas durante la dictadura y la "presunta desaparición" del docente peruano. El Concejo Deliberante sancionó un proyecto de declaración por el que se disponía que iba a recabar información de las personas del pueblo detenidas y envió estos antecedentes a la Comisión de Derechos Humanos de la Legislatura.
En ese informe, los organismos públicos de Abra Pampa informaban que estas personas habían sido detenidas por integrantes de la Policía de la provincia, uniformados, con armas largas, y que este acción se había ejecutado por orden del jefe del Servicio de Inteligencia y el jefe de la Seccional de Policía N° 16, entonces el comisario Osvaldo Vargas. Y también afirmaron que desconocía el destino de Basauri Galvez. Años después, en la investigación judicial, se pudo constatar que había sido expulsado del país y que había logrado regresar a Perú.
Según recordó Mamani de Zerpa, las detenciones fueron motivadas por la oposición de vecinos y vecinas a que se entregara la sede del viejo mercado, un edificio histórico, a la Policía de Jujuy.