El Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Estados Unidos registró una tasa interanual del 8,5 por ciento en marzo, seis décimas más que en febrero y en el nivel máximo en 40 años, anunció este martes la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) dependiente del Departamento del Trabajo. El impacto se percibe en energía, alimentos, ropa y servicios de transporte.
La cifra interanual, sin precedentes desde diciembre de 1981 durante la presidencia de Ronald Reagan, genera una mayor presión para que la Reserva Federal estadounidense (FED) aumente aún más sus tasas de interés de referencia, que ya fueron incrementadas 0,25 por ciento durante el mes pasado.
Además del dato anual -que fue una décima superior a la prevista por los mercados- en marzo también se registró un fuerte incremento en la comparación mensual que fue del 1,2 por ciento (la mayor cifra desde 2005) frente al 0,8 por ciento de febrero.
El impacto de la guerra Rusia - Ucrania
Se trata del primer dato que tiene en cuenta los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania, que generó un fuerte impacto en el valor de las commodities de todo el mundo, especialmente en los alimentos y la energía. Las subas se concentraron en el valor de la gasolina que representó la mitad del incremento mensual, según la agencia de noticias Bloomberg.
De acuerdo con diversos economistas, marzo representó un pico en el índice inflacionario, el cual se espera que comience a moderarse en los próximos meses. No obstante, existen dudas de que el índice regrese -en el corto plazo- a la meta tradicional de la FED del 2 por ciento anual.
Es tal la incidencia de las subas en los commodities de los alimentos y la gasolina que si se tiene en cuenta únicamente la inflación subyacente -que excluye a ambos componentes-, la misma marcó un 6,5 por ciento anual (sólo una décima más que en febrero aunque, aún a niveles récord desde agosto de 1982) y 0,3 por ciento mensual, cifras, en ambos casos, menores a las esperadas.
Energía
Respecto del valor de la energía, la misma registró un avance del 32 por ciento anual (11 por ciento mensual) con los precios de la nafta repuntando un 48 por ciento (18,3 por ciento mensual).
El Gobierno de Joe Biden -cuestionado por diversos sectores por las subas en los precios- dispuso el mes pasado la mayor liberación de reservas estratégicas de petróleo de la historia del país para intentar calmar los precios, que actualmente rozan los 4 dólares el galón -equivalente a 3,8 litros-.
En ese sentido, se espera un alivio para el próximo dato de abril ya que, en las últimas semanas, los valores registraron un caída gracias a la menor demanda global de combustible por los confinamientos en China.
Alimentos, ropa y transporte
En cuanto a los alimentos, estos registraron una suba de 1 por ciento mensual, acumulando un 8,8 por ciento anual, con los mayores incrementos en el arroz, carne, frutas cítricas y vegetales que anotaron alzas de más del 2 por ciento mensual.
Por su parte, los servicios tuvieron grandes alzas, con una suba de 5,1 por ciento anual, la mayor desde 1991, con significativos avances en los pasajes de avión y el alojamiento (que incluye tanto los alquileres como hoteles), que subieron 10,7 por ciento y 0,5 por ciento mensual.
Otras subas se registraron en las prendas de vestir y servicios de transporte. Un punto positivo lo marcaron los vehículos usados -que en meses anteriores motorizaron la inflación- cuyos precios descendieron 3,8 por ciento en marzo.
Medidas a implementar
De esta forma, se espera que la FED prosiga con sus planes para continuar con una suba de medio punto porcentual de las tasas en su próxima reunión de mayo (ubicándola en un rango de entre 0,75 por ciento y 1 por ciento), con la posibilidad de otro incremento del mismo nivel para los siguientes encuentros.
Asimismo, algunos gobernadores de la entidad anunciaron que la FED comenzará a reducir su hoja de balances, que actualmente alcanza los 8,9 billones de dólares.
Sin embargo, la entidad se encuentra en una encrucijada, ya que si endurece demasiado su política monetaria, podría calmar el dato inflacionario pero, al mismo tiempo, provocar una recesión en la economía.
Del mismo modo, una contracción se podría ver motivada si los salarios quedan por detrás de los precios generando una caída en el consumo, lo cual ya está aconteciendo, con una caída del 0,8 por ciento mensual en el poder de compra durante marzo.
En la comparación anual, los salarios aumentaron 5,6 por ciento frente al 8,5 por ciento del índice inflacionario.