Suzanna Scott consigue monederos en mercados de pulgas, otros los compra online; y no falta la esporádica donación de amigos y amigas que le proveen el accesorio para que siga ampliando su colección. “Están hechos de una variedad de telas y cueros, y todos los inspecciono con mucho cuidado antes de darles un toque aquí, un toque allá. Intervención mediante, voilà... ¡una vulva!”, comparte esta artista contemporánea a cuento de Coin Cunts, su serie en curso. El proyecto, cuenta la estadounidense, “comenzó por casualidad hace unos cuantos años, cuando jugaba inocentemente con un viejo monedero. Al voltear el forro interior de adentro hacia afuera, vi emerger una forma vaginal de los pliegues, que cosí con hilo y aguja, para fijarla en esa posición. Con tan simple alteración, estos objetos ubicuos se volvieron evocadores, de un atractivo provocador”.
Desde entonces, son cientos los ejemplares que Suzanna ha manipulado, y el resultado siempre es ligeramente distinto, singular. No hay dos piezas iguales, señala la artista, de igual modo que ningún cuerpo es idéntico a los demás. “Los llamé Coin Cunts con la esperanza de revertir la connotación negativa de cunt, una palabra que muerde y tiene bagaje. Significa coño, aunque vulgarmente se utilice en forma muy peyorativa, como una puteada en el mundo anglosajón”, subraya.
“¿Son una declaración sobre la amplia variedad de vulvas? ¿Un comentario sobre la brecha salarial de género?, ¿sobre la históricamente compleja relación de las mujeres con el dinero? ¿Una observación velada del trabajo sexual?, ¿de la industria de la pornografía? ¿Un llamado a la acción contra el horrible acto de la mutilación genital femenina…?”, se pregunta la propia Scott, que responde que “cada quien sacará sus propias conclusiones, a partir de asociar culturalmente cash y género”. En otras palabras: no hay interpretaciones incorrectas a su obra, aunque la intención sea “que sirva como símbolo oportuno de empoderamiento e igualdad para las mujeres”.
Vale decir que, nacida en Pensilvania en 1974, Suzanna Scott actualmente vive en Ruston, Louisiana, donde continúa trabajando en Coin Cunts, a la par que aborda otros proyectos con acento expresamente feminista. A menudo, sus series exploran las formas femeninas, interesada desde temprana edad -según ella misma manifiesta- “por las curvas, los frunces, las arrugas, las texturas del cuerpo”. En general, gusta emplear variedad de materiales en sus obras: desde piedra, cera y papel hasta resina y objetos encontrados. Como sus tantos, tantos monederos, dicho está.