“Hay mil formas de decir las cosas, no es necesario explotar como un kamikaze”, sugiere Federico Moura. “Sí, pero nosotros tomamos como referencia al punk, entonces tiene que ser agresivo”, responde Pil Chalar. “Es que si vos decís ‘represión’ y después no te graban…”, redobla el cantante de Virus. Y su colega de Los Violadores no se queda atrás: “Puede haber grupos que lo hacen sutilmente; en vez de decir ‘represión’, dicen ‘el mono que bajó de un zoológico’ y bla, bla, bla”. Una carcajada general afloja la tensión en el sótano de un bar sobre avenida Callao mientras a dos mil kilómetros el destructor británico Sheffield era asestado por un misil Exocet en la acción militar más resonante de las tropas argentinas en el Atlántico Sur.
La guerra de Malvinas atravesaba una de sus semanas más violentas: dos días antes había sido hundido el crucero General Belgrano, mientras que cinco jornadas después sufriría la misma consecuencia el pesquero Narwal. En el medio, el presidente peruano Belaúnde Terry y la ONU proponían un alto en el fuego, aunque para ese entonces el Reino Unido ya había decidido desembarcar en el archipiélago. Abstraídos del minuto a minuto del combate, dos de las bandas que en esa década protagonizarían la renovación generacional del rock argentino eran reunidas por el periodista Marcelo Gasió para compartir una entrevista que entraría en la historia por varios motivos. El principal: jamás sería publicada.
Virus empezaba a levantar vuelo con su propuesta new wave pocos meses después del lanzamiento de “Wadu wadu”, su primer disco, mientras que Los Violadores estaba grabando el suyo como punta de lanza de la incipiente escena punk doméstica. Por eso, Gasió consideró acertado juntar a sus músicos para un reportaje compartido en la revista Expreso Imaginario.
“No eran amigos entre ellos, y de hecho representaban dos estilos diferentes, pero había un respeto mutuo y a mí me pareció bárbaro encontrarlos porque los admiraba”, reconoce Gasió, que aquel 4 de mayo de 1982 fue al bar Oasis de Callao y Arenales junto a la reportera gráfica María Martínez, autora de una serie de fotos emblemáticas.
“¿Por qué nunca se publicó la entrevista? ¡Qué buena pregunta!”, reflexiona el periodista. Durante mucho tiempo se creyó que fue por el contenido de las declaraciones. Sucedía que tanto Virus como Violadores rechazaban de pleno la guerra de Malvinas y también el Festival de la Solidaridad Americana que se iba a realizar doce días después en Obras. “No creo que haya sido así”, disiente Marcelo Gasió.
“Nunca padecimos censura externa en la revista. En todo caso, nos autocensurábamos: no ibas a ser tan pelotudo de escribir sobre un disco y hacerte el banana en plena Dictadura. Así y todo, a veces se publicaban cosas de manera solapada y jamás tuvimos problemas”, argumenta Gasió. “A lo mejor no nos pareció interesante lo que dijeron, aunque si la escucho ahora probablemente piense otra cosa. Pero lo cierto es que en ese entonces Virus y Violadores tampoco eran lo que luego terminaron siendo”.
En su afán por desterrar mitos, el periodista pulveriza otro de larga data: “Siempre se repite que durante la guerra se prohibió en Argentina la música en inglés, pero en ese entonces hice una nota sobre las FMs para la revista, y la mayoría me contestó que no hubo una prohibición formal, ni siquiera un decreto”.
“La gente, en ese momento, estaba muy en contra de Inglaterra por la guerra, pese a que diez minutos antes todos puteaban al gobierno militar. Se construyó un enemigo común, entonces todo lo que tuviera que ver con ellos, incluso el idioma, era rechazado de manera visceral”, explica Gasió. Y agrega un ejemplo irrisorio: “¡Hasta los negocios cambiaban de nombre! Así ocurrió, por ejemplo, con la cadena de comidas Main Street, que durante la guerra cambió sobre nombre por Mejor Servicio, respetando las iniciales pero ‘castellanizándolo’ para evitar rechazos”.
“Muchos llamaban por teléfono a las radios para putear porque pasaban canciones en inglés, entonces desde las emisoras decidieron no pasarlas para no herir esa sensibilidad. Si algún militar quiso firmar un decreto prohibiéndolas, finalmente desistió, porque ni siquiera le hizo falta”.
Solo vieron la luz las fotos registradas por María Martínez. La más importante es aquella en la que aparecen Federico Moura y su hermano Julio apoyados contra un cartel del gobierno militar en favor de la guerra sobre Callao junto a Pil Chalar y Stuka Fossá, mientras un Falcon observa todo de fondo. “Ahora… ¡A muerte!”, exhorta la propaganda de la Dictadura mientras flamea una bandera británica hecha jirones por bombazos.
“En ese momento las fotos no eran como ahora: había que disparar y después esperar al revelado para saber si tenían calidad o no. Naturalmente, nadie tenía la claridad para entender que casi cuarenta años después esas fotos se volverían tan emblemáticas”, apunta Gasió.
Además de Pil, Stuka y los hermanos Julio y Federico, también participaron Hari B, Sergio Gramática, Marcelo Moura, Enrique Mugetti y Ricardo Serra (es decir, las formaciones completas de Violadores y Virus a excepción de Mario Serra, baterista de esta última). La charla duró más de dos horas y no hubo mención alguna sobre Malvinas, salvo cuando Pil les sugiere a los Virus escuchar Sumo, una banda cuya baterista inglesa acababa de retornas a su país “por todo este quilombo de la guerra”.
Sin fingir sorpresa, Marcelo Gasió reconoce que “ni siquiera llegué a desgrabar la entrevista”, aunque cuarenta años después sigue conservando el audio completo. Al final del encuentro, el periodista les pregunta a los músicos que recomendarían a los consumidores de rock. “¡No le hagan caso a sus padres y vengan a vernos!”, espeta Stuka. Federico Moura, en cambio, asume conformarse con algo que jamás ocurriría: “Lean esta nota… ¡hace dos horas estamos hablando!”.