Investigadores de las universidades nacionales de Villa María (UNVM), Río Cuarto (UNRC) y La Pampa (UNLPam) estimaron que a mediados de este año podría estar a la venta la primera producción nacional de leche de burra, una alternativa para niños y niñas que padecen Alergia a la Proteína de la Leche de Vaca (APLV).

“A partir de julio o agosto se prevé que el producto esté disponible en el mercado como leche de burra fluida pasteurizada congelada”, anunciaron Melina Petriani (UNVM) y Luis Losinno (UNRC), a cargo del proyecto, en declaraciones al Suplemento Universidad.

La APLV es la alergia alimentaria más común en lactantes y niños y niñas. Se trata de una reacción exagerada del sistema inmunitario ante una o más proteínas que contiene la leche de vaca.

Losinno advirtió que la APLV “puede generar severos trastornos en el crecimiento y el desarrollo, e inclusive psiquiátricos, en los niños, que persisten hasta la vida adulta debido a desequilibrios en micronutrientes esenciales y proteínas que pueden no ser cubiertos por las dietas sustitutivas”.

Por su parte, Petriani resaltó que la leche de burra ofrece, en varios países y desde hace muchos años, “una alternativa terapéutica natural, sabrosa e hipoalergénica de probada eficacia clínica para niños con alergia a la proteína de la leche de vaca, que asegura un correcto crecimiento, desarrollo neurológico y cognitivo”.

La iniciativa se encuentra en desarrollo en el primer centro modelo de producción primaria de leche de burra de Villa María y en La Rioja, Catamarca y Jujuy. También está en marcha la planta de industrialización en el campus de la UNVM y proyectos de aplicación de biotecnologías reproductivas en la UNRC y en la UNLPam, en interrelación con empresas de Córdoba, Santa Fe, Catamarca y Jujuy.

La propuesta nació luego de reuniones de investigadores realizadas en Nueva Zelanda, en 2014. Después, una delegación argentina viajó varias veces a China, donde constató “la magnitud e importancia de la producción de leche de burra para la salud humana”, explicó Petriani. Cinco años más tarde, la iniciativa se cristalizó con subsidios de Nación y la provincia de Córdoba, y becas del CONICET.

Para Petriani, el proyecto apunta a establecer “las bases para una nueva industria original e innovadora, al utilizar animales nativos de Argentina, con fuerte impacto en la salud pública, la generación de empleo, la sustitución de divisas de importación y el desarrollo de comunidades de áreas semiáridas marginales del país”.

Por su parte, Losinno explicó que en el país serían necesarias “al menos 20.000 burras en ordeñe para cubrir la demanda potencial de niños con APLV, si todos tuvieran la posibilidad de acceder al producto”.

“No hay certeza respecto del número de burros nativos en Argentina, pero se estima en aproximadamente 200.000, que viven en su mayoría fuera del control humano en ecosistemas aislados, como la precordillera, la puna o bosques nativos como el Impenetrable”, detalló.

El equipo liderado por Petriani y Losinno está integrado por Ana Flores Bragulat, Carolina Alonso, Bruno Natali, Delfina Cheetham, Julieta Bustamante y Jerónimo Troncoso (UNRC); Alejandro Lespinard, Mario Lanteri, Cécar Bonetto, Carlos Berra, Maximiliano Lamberti, Rocío Giuzio, María del Milagro Mercatante, Emiliano Badín, Tomás Gill y Jorge Anunziata (UNVM); y Luisina Chapero, Liliana Rossetto y María Guillermina Bilbao (UNLPam).