A partir de una investigación que comenzó hace quince años, un equipo de científicos y científicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el CONICET desarrollaron la primera vacuna biotecnológica contra la rabia a partir de partículas pseudovirales y generada en células animales modificadas por ingeniería genética. Denominada Rhabdo-Like Recombinante (VLPs), la producción de esta vacuna es un logro alcanzado gracias al trabajo articulado entre el sector público y el privado, ya que el conocimiento del sistema científico nacional fue potenciado por las capacidades de Zoovet, Cellargen Biotech y Biotecnofe para permitir que este avance sea realidad.

“El nuevo hito en torno a este desarrollo es que el 30 de marzo recibimos por parte del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) el certificado de aprobación del primer lote a control de la vacuna para la enfermedad de la rabia animal. El próximo paso es producirla a escala industrial y comenzar la comercialización”, anticipó el director del proyecto, Claudio Prieto, investigador de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL y titular de dos de las empresas involucradas.

El producto es una vacuna antirrábica para ser aplicada en perros, gatos y el ganado que tiene la misma eficacia que otras disponibles en el mercado. “Se trata de una vacuna innovadora, de características especiales, ya que no emplea virus en su sistema productivo, lo que la hace mucho más segura. Se realiza en base a una partícula similar a virus (virus like particle), que hemos desarrollado en la Universidad Nacional del Litoral, en la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas. Luego de un proceso de investigación y desarrollo, que llevó aproximadamente unos quince años, hoy podemos producirla para ser empleada para la sanidad animal”, explicó Prieto.

Su innovación está en su método de producción, que al basarse en proteínas recombinantes no involucra al virus de la rabia: “Las células fueron modificadas en su genoma para producir una estructura o partícula pseudoviral compuesta de glicoproteínas idénticas a las que presenta el virus pero sin contener su genoma. Esa partícula es incapaz de provocar una infección, pero sí protección en el animal vacunado”, detalló Prieto. Esto es beneficioso para los animales vacunados, ya que desencadena una respuesta inmune protectora y anticuerpos neutralizantes del virus de la rabia y que, a diferencia de otras vacunas actualmente disponibles, no provoca efectos adversos como manifestaciones de dolor.

De la universidad a la sociedad

Adriana Ortolani, decana de la FBCB-UNL, valoró que “la temática de estas partículas comienza a partir de un proyecto de tesis doctoral en el marco de una de las carreras de posgrado de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas y culmina atravesado por un proyecto de vinculación y transferencia de tecnología. En este sentido, valoramos la contribución del sector público en el desarrollo y en la innovación que tiene necesariamente que articularse con el sector productivo para poder llegar a la sociedad y así constituirse en agentes de desarrollo de la comunidad”.

En este sentido, Diego Fontana, docente investigador de la UNL y el CONICET, destacó que “el trabajo empezó en 2008, cuando estaba cursando mi proyecto de fin de carrera de la Licenciatura en Biotecnología, donde empezamos a procesar la idea y a hacer los experimentos. Como los resultados fueron positivos continué las investigaciones en mi trabajo de tesis doctoral. Avanzando con el desarrollo científico, y en mi caso ya como investigador del CONICET y en la FBCB-UNL, analizamos la eficacia de la vacuna. Luego tuvimos que vincularnos con el sector productivo, con empresas del sector de la sanidad animal para que pueda convertirse en un producto, una tecnología que sea efectiva, y que pueda ser aplicada en animales para afrontar una enfermedad como la rabia”.

“A partir de ahora, cuando este producto se venda, un porcentaje de esa venta vuelve a la universidad para que se pueda generar más desarrollo de conocimiento, formación de profesionales e investigación, para seguir desarrollando otros productos. Todo mi trabajo académico, termina en una tecnología palpable que se transfiere al mercado. Es un círculo virtuoso”, remarcó Fontana.

Por su parte, Prieto detalló los pasos seguidos desde 2008: “Es un proyecto conjunto en el que intervienen varias entidades. Por un lado, la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas, donde comenzamos a hacer los primeros ensayos y desarrollos. Luego fundamos una empresa biotecnológica, que se denomina Cellargen Biotech, que continuó con parte del desarrollo de esta vacuna. A partir de la fundación de esa empresa, spin off universitario, surgió la posibilidad de vincularnos con el sector productivo veterinario y dio lugar a la creación de otra empresa que hoy es Biotecnofe SA, donde se va a realizar la producción del principio activo y luego finalmente comercializarse a través de la empresa Productos Veterinarios SA (Zoovet), que se encuentra en el Parque Tecnológico del Litoral Centro”.

Además de ser el lugar donde se realizó el proceso de investigación básica, que incluyó la creación de un laboratorio específico en la facultad, el Laboratorio de Desarrollo Biotecnológico, desde la UNL, a partir de la Secretaría de Vinculación Tecnológica e Innovación, se acompañó al proyecto en financiamiento de “capital semilla” y en la búsqueda de financiamiento público para avanzar con la iniciativa. También aportó en la búsqueda de información tecnológica, en el proceso de conformación de las dos empresas y en la relación con el Parque Tecnológico del Litoral Centro.


*Fuente: Dirección de Comunicación Institucional de la Universidad Nacional del Litoral.