“Hay un público con gente nueva todo el tiempo, nos pasa tanto en Buenos Aires como en todo lugar al que vamos. Por suerte, ¡gusta y nos recomiendan!”, comenta Sebastián Misuraca a Rosario/12. Lo corroboran las muchas visitas a la ciudad de Paris Jazz Club y su show Woody Allen Night, con función prevista para este viernes a las 21 en Sala Lavardén (Mendoza 1085).

Woody Allen Night reúne canciones que integran las bandas sonoras del cineasta neoyorkino, de matices reminiscentes al sonido de Sidney Bechet, Glenn Miller, Cole Porter, George Gershwin; junto a escenas de películas e intervenciones humorísticas, monólogos y stand up. “El show fue mutando un montón con el correr de los años. Comenzamos como un grupo musical, pero de a poco presentamos canciones y agregamos pequeños monólogos. El humor tomó más protagonismo, y la puesta de visuales adquirió mayor calidad. De hecho, el formato primero estaba ligado más a los bares, pero ahora por lo general trabajamos en teatros, viene bastante gente. De esta manera, el show pasó a estructurarse con salidas y entradas de los integrantes, cambiamos mucho los instrumentos, hay humor entre cada canción, y pequeños sketches comenzaron a tener protagonismo. Todo eso hace que sea un show de jazz que le puede gustar a cualquier persona, aun a aquella gente que tal vez nunca lo escuche”, agrega el músico.

Paris Jazz Club está integrado por Sebastián Misuraca en piano, acordeón y monólogos; Francisco Villaveirán en clarinete, guitarra y voz; Diego Lebrero en contrabajo; y Santiago Ortolá en batería, washboard y voz. “Todo lo que tocamos aparece en las películas de Allen, pero en algún momento del show cambiamos instrumentos y hacemos un formato más gitano, con acordeón y guitarra, también valsecitos franceses, algún que otro tango, y algunas adaptaciones de música clásica. Pero siempre es jazz, y tradicional. Es el que más nos gusta”, explica Misuraca.

-Un jazz que, a veces, es un tanto “acústico”, por decirlo de algún modo.

-Lo que pasa es que cuando hacemos un teatro estamos recontra conectados y amplificados, no muy acústicos (risas). En Buenos Aires, en el último show, hubieron 1100 personas. Pero sí, es una música que la ensayamos de manera acústica, es el jazz que se tocaba cuando todavía era música popular y se bailaba. Eran melodías no tan complejas. Después, quizás a partir de Miles Davis, empezó a cambiar y se volvió más intelectual, con canciones donde los solistas tocan 10 minutos. Lo nuestro es más formato canción.

-Y vos estás también a cargo de los momentos de comedia.

-En la comedia soy el que más aporta, pero hemos armado algunos pequeños sketches, que tienen que ver con la música, donde cantamos y jugamos un poco, pero la mayoría de las veces los monólogos los hago yo.

-¿De dónde te viene esta predilección por el humor?

-Primero que nada, yo soy fanático de Groucho Marx, fue su humor el que me empezó a llevar a otras cosas. Luego vi todas las películas de Allen y consumí mucho humor de Alejandro Dolina, Les Luthiers, Monty Python, Leo Maslíah. Hay un poco de todo eso en lo que hago. Hay quienes al terminar el show me dicen que les hizo acordar a Allen o a Dolina, pero depende del momento, de quien me ve y escucha.

-Hace muy poco publicaste un libro de cuentos, Amar en Gigas (Ediciones Pontevedra).

-Es mi segundo libro, salió a fines del año pasado. Cuando escribí el libro anterior, también de cuentos, en los shows se vendió muchísimo. Y durante la pandemia escribí otro, más actualizado. Si bien no tienen que ver con el show, son ficciones de amor y desamor, con muchos toques de humor y diálogos. Son 17 cuentos y el título del libro es el de uno de ellos. Amar en Gigas es una forma de decir “el amor en estos tiempos”, cuando todo fluye por las redes sociales. Lo tomé como una unidad para medir el amor, pero otros cuentos hablan de otras cosas. Lo sacamos con editorial Pontevedra y lo estamos distribuyendo en librerías del país, en Rosario también está.

Woody Allen Night es un espectáculo de características discernibles y sin embargo nada común. Como dice Misuraca, “es difícil describir cómo es el show; cuando leo reseñas de gente que nos ve o nos escribe es sorprendente lo que les genera. En Mar del Plata estuvimos nominados para el premio Estrella de Mar en la categoría ‘Variedades’, porque tiene música, humor, visuales, ¡y estábamos compitiendo con dos shows de revista, nada que ver! (risas). Pero el show no encaja en ningún otro formato, no es un recital, no es un show de comedia, no es un standup; y eso es algo que nos valoran mucho. Están quienes dicen tener la sensación de haber visto algo similar a Les Luthiers, y si bien no tiene nada que ver con ellos, tal vez deje una sensación similar, porque hay música, humor cuidado, y varios cambios de escena y de formatos”.