En poblados filipinos, cubiertos de lodo por el paso de la tormenta tropical Megi que provocó inundaciones y deslizamientos, ya fueron hallados 133 cuerpos, según cifras oficiales.
Numerosas personas continúan desaparecidas y se teme que podrían haber muerto, luego de que la tormenta azotó el archipiélago a lo largo de varios días y obligó a decenas de miles a refugiarse en centros de evacuación.
En la provincia central de Leyte, la más golpeada por Megi, los devastadores aludes arrasaron comunidades agrícolas y pesqueras, destruyendo casas a su paso.
Personal de emergencia en el municipio de Abuyog recuperó decenas de cadáveres de la aldea costera de Pilar, destruida el martes por un deslizamiento de tierra.
Al menos 43 personas murieron, una de ellas ahogada, y unas 150 desaparecieron en ese municipio, dijo a AFP Lemuel Traya, alcalde de Abuyog, tras señalar que hay pocas esperanzas de encontrar sobrevivientes.
Otras 86 personas murieron y decenas resultaron heridas en las aldeas en torno de Ciudad de Baybay, indicaron las autoridades locales. Un centenar continúa desaparecida.
Tres personas murieron ahogadas en la isla sureña de Mindanao, y una más falleció en la provincia central de Iloilo, informó la agencia nacional de desastres en su última actualización.
El mal tiempo y el lodo complicaron las tareas de rescate en Pilar, cuyo suelo era inestable. Los rescatistas también revisaban la costa luego de que algunos cadáveres fueron arrastrados por la corriente marina.
"Como un helicóptero"
"Sonaba como un helicóptero", comentó Anacleta Canuto, de 44 años, concejala de Pilar, al describir el sonido del deslave. Canuto sobrevivió junto a su esposo y dos hijos, pero perdieron al menos nueve familiares.
El pescador Santiago Dahonog, de 38 años, dijo que corrió al mar con dos hermanos y un sobrino cuando vieron avanzar el deslave en Pilar. "Salimos de la casa, corrimos al agua y comenzamos a nadar. Yo fui el único sobreviviente", contó a AFP.
En la zona de Ciudad de Baybay, la aldea más afectada fue Kantangos, donde 32 personas murieron y 103 estaban desaparecidas.
Otros tres muertos previamente reportados en la provincia central de Negros Oriental fueron suprimidos de la cuenta luego de que se determinó que la causa de esos fallecimientos no estaba asociada a la tormenta.
Megi azotó al inicio de las celebraciones de Semana Santa, una de las principales fiestas en este país de mayoría católica cuando miles de personas suelen viajar para visitar familiares.
Ocurrió cuatro meses después de que un supertifón devastara gran parte del país, donde mató a más de 400 personas y dejó a cientos de miles sin casa.
Filipinas es considerado uno de los países más vulnerables al impacto del cambio climático, y suele recibir alrededor de 20 tormentas por año.