El grupo de teatro comunitario Matemurga (actualmente conformado por más de 80 vecinos de todas las edades) fue protagonista de un acontecimiento especial: el conjunto de Villa Crespo dirigido por la teatrista, cantante y música Edith Scher, se convirtió en el segundo elenco argentino de estas características en llegar a Europa (específicamente Portugal) para realizar talleres y una presentación de su espectáculo Herido barrio. Una de las funciones fue el 9 de abril en Largo do Carmo, Faro, y la otra será este jueves en Praça da Alegria, Oporto. Se trata de un hecho muy particular e inusual. El único antecedente de este tipo de gira ocurrió en el 2001 en la presentación que realizó el Grupo de Teatro Catalinas Sur en Barcelona. A su vez, la posibilidad de viajar se da como resultado de mucho esfuerzo y a pocos meses de que el grupo cumpla 20 años de trabajo incansable. 20 años, como dice Scher, “de ensanchar el horizonte de lo posible y construir con les demás”.
“Cuando empezó nuestra historia, en agosto de 2002, para nosotres fue un incentivo enorme apreciar los logros del Grupo de Teatro Catalinas Sur y del Circuito Cultural Barracas, nuestros hermanos mayores. Creo que haber conseguido este objetivo alienta al teatro comunitario en general y agita la posibilidad de soñar”, expresa Scher.
El hecho de llevar las funciones del espectáculo Herido barrio a Portugal encuentra sus raíces en los viajes hechos por la directora, quien en dos oportunidades dio talleres y dirigió en ese país. “Viajé a Portugal a transmitir la práctica del teatro comunitario en 2013 y en 2018. La primera vez a Santa Maria da Feria y la segunda a Faro. En ambas ocasiones fui invitada por Hugo Cruz, director del Festival MEXE. Desde el comienzo sentí que Portugal era un país en el cual podía florecer el teatro comunitario”, cuenta.
De esos intercambios surgió la posibilidad de encarar una producción común. “Me enteré de que ya existía una experiencia de teatro comunitario en Quarteira (una localidad cercana a Faro) cuyo director, Miguel Martins Pessoa, había estado en Buenos Aires, nos había visto y había quedado muy entusiasmado. Conversé con Rui Gonçalves, del Teatro Das Figuras, lugar en donde se había desarrollado la actividad, y acordamos que, si nosotros podíamos solventar nuestros pasajes, tendríamos alojamiento, comida y todo lo que se necesitara para la producción artística en Portugal. Yo vendría un mes antes y trabajaría con vecinos de Faro, codirigiendo con alguien de allí, para fundirnos en un proyecto común con Matemurga”, relata Scher. Así fue que volvió a Buenos Aires y les propuso la idea a sus compañeros. A puro pulmón, con alguna mínima ayuda de subsidios, lograron juntar el dinero para viajar.
“Recuerdo muy bien que una vez Ricardo Talento, director del Circuito Cultural Barracas, me dijo que no había que hacer lo que se podía, de acuerdo a los recursos con los que se contaba, sino que teníamos que poder imaginar qué queríamos hacer y luego ver cómo conseguiríamos los recursos para lograrlo. Eso me quedó grabado y es, desde entonces, un eje del trabajo. Ser desmesurades con los sueños. Ir tras ellos, buscar la manera colectiva de concretarlos”, rememora Scher.
El teatro comunitario es teatro de vecinos para vecinos, una práctica que surgió con el nacimiento del Grupo Catalinas Sur (1983) y se fortaleció con la aparición del Circuito Cultural Barracas (1996). En el caso de Matemurga, el grupo nació en 2002, a partir de una convocatoria de Scher. En 2006 comenzó a echar raíces en Villa Crespo y desde 2015 tiene también La Orquesta del Mate, que dirige Yamila Bavio, y que ofrece varios talleres de formación (vientos, guitarra y percusión). En 2016 sumó además un grupo de titiriteros que dirige Sergio Ponce.
"Matemurga constituye un espacio de felicidad para una gran cantidad de personas y tiene el potencial de serlo para muchas más. En un mundo en el cual la mayoría de las cosas que determinan nuestras vidas las deciden otres, tener la posibilidad de jugar, de construir con les demás, de crear, de transformar nuestras vidas, es algo que no tiene precio. El teatro comunitario invita a imaginar otros universos posibles, abre un sendero para que la comunidad, abrevando en la memoria, la identidad, la celebración, genere relato, genere ficción y exprese, poéticamente, su mirada de mundo. Matemurga invita a soñar otros mundos y a ir tras ese sueño”, sintetiza Scher sobre la experiencia colectiva.
-¿Qué significa para el grupo este viaje y para vos en particular?
-Para el grupo este viaje es la concreción de un sueño y la confirmación de que colectivamente se cumplen objetivos que en soledad son imposibles de conseguir. Es un logro importantísimo, vinculado a la desmesura propia de la lógica del teatro comunitario que siempre va por más. En cuanto a mí, este viaje implica una emoción indescriptible, una fuerte apuesta, un modo de plantarme en la vida, junto a mis compañeres, desafiando la quietud de lo que parece inmóvil, una manera de propiciar una existencia más hermosa, más solidaria, más empoderada y más intensa.
-¿Qué balance hacés a 20 años de la creación de este proyecto teniendo en cuenta también los distintos contextos políticos que atravesó?
-Fueron 20 años de permanente crecimiento. Desde ya que los contextos políticos modifican e inciden y que hay momentos más complejos que otros, pero fueron la persistencia, el trabajo, la convicción y la fuerza colectiva los que sostuvieron a Matemurga. Lo más difícil de entender es que el arte no es un relleno o un complemento para cuando otras cosas más importantes están resueltas. Tampoco es un medio o una herramienta. Es, en cambio, una práctica transformadora en sí misma. La comunidad tiene derecho al arte. El balance es altamente positivo. Matemurga transformó nuestras vidas y creó un sólido marco para que nazcan proyectos dentro del gran proyecto. Continuará creciendo y expandiéndose. Entusiasmará a otres, se planteará nuevas metas.
-¿Qué planes tienen para el futuro después de la gira?
-Este año vamos a hacer funciones de varios espectáculos históricos del grupo. Nuestra orquesta comunitaria, La Orquesta del Mate, hará conciertos y el grupo de titiriteros comunitarios, Los Títeres del Mate, estrenará su espectáculo. En mayo abriremos nuevos espacios de producción artística: danza y teatro comunitario para adolescentes. También publicaremos un libro que escribimos en pandemia (nuestro tercer libro) y terminaremos una versión audiovisual de nuestro espectáculo Falta el aire, estrenado en diciembre de 2021. Estamos por grabar, también, un disco llamado Canciones en Pandemia, un material compuesto y escrito en aquel período. Por supuesto que también haremos una gran fiesta en agosto, mes de nuestro cumpleaños, y que cerraremos el año con un corte de calle con alguna función o concierto.