La imaginación popular dicta que para las putas es difícil conocer el amor. Ese murmullo, repetido como una maldición desde hace siglos, aviva uno de los miedos más grande en relación con el trabajo sexual: “si te prostituís, cariño, nadie te va a querer de verdad”. Hay historias que vuelven heroínas a las putas que dejan su oficio por amor. Otras, en cambio, demuestran que una puede ser amada “a pesar de su oficio”, generalmente por varones diligentes y efímeros que, pongámosle, saben mirar más allá de la decadencia.
En un contexto en el que el trabajo sexual es una opción para cada vez más personas, se hace necesario dar voz a narradorxs que relaten, en primera persona, la escandalosa historia del trabajo sexual contemporáneo. Digo “escandalosa” porque, amén de los detalles hot, va a en contra de esa imaginación popular moralizante para demostrar no solo la dimensión de su error sino también la de su odio.
“Les trabajadorxs sexuales pocas veces tenemos la oportunidad de vincularnos románticamente”
Todes les que nos relacionamos con el trabajo sexual autónomo de manera más o menos activa, ya sea a través de encuentros presenciales o la generación de contenido on demand, tenemos ahora una historia feliz que oponer al desastre. A principios de marzo, Leandra y Lucas dieron el sí. Fue la primera vez que una pareja de trabajadorxs sexuales registró su verdadero oficio en las actas matrimoniales. La demora histórica de este hito “no tiene que ver con que las putas no nos casemos”. Leandra lo explica así: “Las pocas veces en que eso pasa, le cónyuge no quiere que en su acta matrimonial quede registrado que se casó con una puta, entonces esta debe dibujar otra profesión”.
La decisión de quedar registrades como trabajadorxs sexuales no tuvo que ver solo con rendir honor a la verdad. Para Lucas y Leandra, fue una cuestión de orgullo. “Les trabajadorxs sexuales pocas veces tenemos la oportunidad de vincularnos románticamente, mucho menos de casarnos. Es la primera vez que dos putas tienen tanto orgullo de oficializar su unión demostrando que esta es su profesión”.
¿Habían intentado hacerlo previamente?
Leandra y Lucas: No, es la primera vez en nuestras vidas que encontramos a alguien con quien quisimos hacerlo. Estuvimos un año pensando en cuándo poner la fecha; la pandemia dificultó hacerlo antes.
¿Por qué decidieron unirse?
L y L: Porque creemos en nuestro amor y compartimos los mismos objetivos, más allá del trabajo. Además, somos excelentes compañeres de vida. Es muy especial tener a alguien con quién quejarse de los malos clientes, compartir las buenas experiencias, ayudarnos mutuamente a prepararnos para atender, preocuparnos por nuestra seguridad, cuidarnos de que salgamos bien y a tiempo de los servicios, divertirnos cuando atendemos juntos y entender nuestros códigos no verbales para manejar las atenciones.
Un poder enorme
Desde la perspectiva de Lucas y Leandra, “el hecho de nuestro matrimonio, con lo vetusta que es esa institución, es una demostración de la posibilidad de vivir esta vida juntes y orgulloses de quiénes somos”. En este sentido, Leandra agrega: “Poder ingresar en esa institución siendo una mujer trans y ambos trabajadorxs sexuales, es también demostrarle al Estado y al mundo que existimos, que estas posibilidades son reales”.
Hasta ahora, no había antecedentes de un enlace en el que los contrayentes hubieran declarado, a la vez, su identidad cuir y su oficio como trabajadorxs sexuales. “Hacer uso de nuestros derechos reafirma que nuestras existencias, tan maltratadas y excluidas históricamente por los caminos que elegimos, son reconocidas legalmente. Y esto es un poder enorme”.
Tras semejante paso adelante, ¿cuáles son los estigmas qué más urge desarmar?
L y L: Primero, que les trabajadorxs sexuales somos personas que lo único que hacemos es tener sexo. Somos como todes, tenemos nuestros días y respetamos los tiempos de nuestros cuerpos y mentes para trabajar, porque absorbemos mucha energía ajena. Nos dedicamos a entender a cada cliente, nos adaptamos a sus necesidades para darles lo que necesiten. Cuando estamos con elles, somos psicólogxs, enfermeres, masajistas, novies, amigues, docentxs, actorxs. Hay quienes solo dan sexo frío, pero los clientes no suelen tener buenas experiencias con ese tipo de atención, porque falta la conexión, lo humano, para pasarla bien. Nosotres lo damos todo.
¿Qué derechos quedan pendientes?
L y L: La despenalización del trabajo sexual y el reconocimiento de nuestros derechos laborales, para poder declarar nuestro trabajo ante las agencias gubernamentales y así aportar a nuestra jubilación y obra social sin mentir en la actividad. Ni hablemos de acceder a créditos, seguros de caución, garantías y todo lo que cualquier trabajador con aportes tiene. En resumen, salir de la clandestinidad y pasar a ser sujetxs existentes. A fin de cuentas, en todas las sociedades existió y existe el trabajo sexual.
Relaciones sexoafectivas y trabajo sexual
¿Qué es lo más lindo de su vínculo?
L y L: Somos muy cariñoses y nos divertimos un montón juntes, siempre nos estamos riendo. Nos cuidamos mucho y somos extremadamente honestes. Es la única forma en que puede funcionar una relación sin celos, poder confiar al 100% en la otra persona, sabiendo que no nos ocultamos nada porque siempre nos decimos las verdades crudas y nos contamos todo lo que nos pasa. Por eso somos tan buenes compañeres de vida.
¿Les parecería posible vincularse afectivamente con personas que no sean trabajadorxs sexuales?
L y L: De hecho, somos poliamoroses. Es necesario creer en el amor libre para que este tipo de vínculo funcione. Pero la verdad es que vincularse con otres es difícil. Al saber que somos escorts, quieren saber cómo somos sexualmente y para llegar a eso fingen interés en nosotres. Después desaparecen hasta que estén calientes de nuevo. Además, a la gente le suele avergonzar contar en sus círculos lo que hacemos, y entonces mantienen los vínculos en secreto. Es mucho más fácil relacionarse entre trabajadorxs sexuales, porque hay una mayor empatía al sufrir la misma exclusión.
¿Algo que quieran agregar?
L y L: Nuestra profesión es la más antigua del mundo por una razón: para ser plenamente felices, es necesario tener bien resuelta la sexualidad. Nosotres somos especialistas en ayudar a la gente a entender su verdadera esencia sexual y, por ende, a vivir más relajades, sin frustraciones. A cualquier persona que esté buscando entenderse mejor y tenga dudas, no teman en preguntarnos por Instagram: @soylaleandra y @lucas.g.levine