Jacobo Timerman fue secuestrado en la madrugada del 15 de abril de 1977, cuando un comando vestido de civil irrumpió en la casa en la que vivía el director del diario La Opinión con su esposa y tres hijos y se lo llevó a la fuerza con el argumento que iba a ser sometido a un interrogatorio, sin especificar a la familia dónde lo trasladaban.
En junio de 2012, durante su declaración en el juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos en el Circuito Camps, su hijo, el ex canciller Héctor Timerman contó cómo pasó todo y presentó documentos que probaban "el poder de decisión sobre el secuestro y las torturas" que recibió su padre y señaló la participación del exgobernador bonaerense de facto, Ibérico Saint Jean, como "actor clave" en la detención ilegal.
Héctor Timerman falleció en diciembre de 2018, cuando estaba procesado por "traición a la patria" en la absurda causa por el memorandum con Irán por el juez Claudio Bonadio, que no le permitió viajar a Estados Unidos para continuar el tratamiento contra el cáncer que padecía
Jacobo Timerman: "No voy a salir vivo de acá"
Después del secuestro, la familia del periodista comenzó a buscarlo, pero recién el 25 de mayo de 1977 lo localizó alojado en la alcaidía de la Policía Federal. "Estaba llorando, golpeado, no podía parar de llorar y nos dijo `olvídense de mí, no voy a salir vivo de acá, no me visiten más, rehagan sus vidas`", detalló el ex canciller Héctor Timerman ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, que juzgó a los represores que se desempeñaron en los centros clandestinos del Circuito Camps.
El canciller relató que antes de localizar a su padre se entrevistó con el represor Miguel Etchecolatz, entonces jefe de Inteligencia de la policía bonaerense, a quien acudió a ver junto al rabino Marshall Meyer. "Meyer le dijo `yo se que te robaste una oveja y yo soy el pastor de esa oveja y no me voy a ir de acá hasta encontrarla", relató el ex canciller.
Ante esas palabras, recordó Timerman durante el juicio, Etchecolatz miró al rabino y le dijo "por mucho menos hay gente que se fue de acá hecha humo". Etchecolatz, más tarde, se comunicó con la familia y les informó dónde estaba el periodista, aunque en esa oportunidad sólo se les permitió verlo. Tiempo después, el periodista sería liberado por los militares.
El papel de Ibérico Saint Jean
En su declaración ante la justicia, Timerman leyó además una serie de artículos publicados en el diario La Opinión meses antes de su secuestro donde cuestionaban al gobernador Saint Jean o reproducían fuertes declaraciones de éste sobre la represión ilegal que se registraba en ese momento en el país. Además, adjuntó una seria de cables de intercambio entre la Embajada de Estados Unidos y el Departamento de Estado norteamericano en los que, según Timerman, se revela la decisión de secuestrar a su padre.
"El 20 de octubre de 1976 La Opinión reprodujo declaraciones de Saint Jean en el congreso de IDEA en las que éste decía que `en esta lucha ideológico, integral, no se puede ser neutral ni ambivalente, unos sucumbirán por indiferentes, los otro serán fusilados por colaboracionistas´ y esto causaba malestar en el grupo de La Plata", destacó el canciller.
Los tres grupos de interrogadores
El entonces ministro de Relaciones Exteriores puntualizó que tres grupos bien identificados participaron en los interrogatorios bajo torturas que sufrió Jacobo Timerman: uno era el que encabezaban el coronel Ramón Camps y el capellán de la policía Christian Von Wernich, quienes "se centraban en sus actividades subversivas y el carácter subversivo de La Opinión y por ser activista sionista".
En el segundo grupo de interrogadores ubicó a "gente más profesional que conocía de economía internacional y estaban interesados en las relaciones de los grupos económicos con la subversión y las vinculaciones a la investigación del Caso Graiver", apuntó.
En ese momento, Timerman destacó que el propio Camps reconoció que utilizó "a grupos de civiles para que se dedicaran al estudio de los artículos que se publicaban en La Opinión". Por último, el ex canciller señaló que el tercer grupo eran "los torturadores". "A mi padre lo torturaron con picana eléctrica, con falta de alimentos, haciéndolo dormir en una cucha de perro con rejas y haciéndolo presenciar las torturas infligidas a otros prisioneros", enumeró.
También puntualizó que uno de los interrogadores que torturó a su padre era el general Bartolomé Gallino, que apareció nombrado en una solicitada que publicaron el 19 de mayo de 1977 los diarios Clarín, La Nación y La Razón, donde detallaban el traspaso de acciones de Papel Prensa.