Se detiene frente al Teatro Colón y lo mira con desilusión. La cantante lírica nacida en Uruguay Luz del Alba Rubio no entiende por qué en el país donde surgió el movimiento Ni Una Menos, se contrató a Plácido Domingo para cantar en esa sala de fama mundial y el público lo ovacionó a pesar de que una investigación del Sindicato Estadounidense de Artistas Musicales(AGMA, por su sigla en inglés) concluyó que al menos 27 personas vieron o padecieron situaciones de acoso sexual o abuso de poder por parte del tenor español, cuando era director de las óperas de Washington y Los Ángeles.Solo tres de las mujeres que sufrieron sus conductas inapropiadas hicieron público su nombre. Rubio es una ellas. Las demás prefirieron el anonimato por temor a represalias. “¿Por qué hablé? Para que ninguna mujer se sienta obligada a abrir las piernas para hacer una carrera. Pero viendo cómo fue ovacionadoacá siento desazón. No puedo creer que haya sido recibido como un héroe un hombre que hizo lo que hizo con tantas mujeres”, dice en diálogo con Página 12, durante su paso por Buenos Aires adonde llegó por unos días de vacaciones con su hijo de 10 años.
Elprimer concierto fue el 7 de abril. Plácido Domingo volvió al Teatro Colón, después de 24 añosjunto a la soprano uruguaya María José Siri y la Orquesta Estable del Colón dirigida por Jordi Bernàcier. Lo trajo el gobierno porteño. El jefe de Gobierno de la Ciudad,Horacio Rodríguez Larreta, estuvo entre el público que lo ovacionó junto al director del Colón, Jorge Telerman, entre otros funcionarios, además de “personalidades y famosos” como Mirtha Legrand. Tres días después, Domingo dio otro concierto, también en el Colón, a beneficio de “los damnificados por la guerra en Ucrania”. Llamativamente, en ninguna de las informaciones oficiales sobre sus actuaciones se recuerdan los resultados de la investigación independiente de AGMA sobre las denuncias de acoso y abuso de poder en contra de Domingo. Ni una línea.
¿Qué dijo Plácido Domingo de las denuncias?
Cuando en 2020 se conoció el resultado de la investigación, el tenor español en un principio negó las acusaciones, pero luego abandonó esa estrategia y, en cambio, emitió un comunicado en el que aceptó “toda la responsabilidad” por lo sucedido.
Rubio señala que el sindicato en aquel momento estaba "intentando cerrar un acuerdo secreto con Plácido Domingo que estaba condicionado a la confidencialidad: A cambio él ofreció un tibio perdón y pagar un dinero, una fracción de lo que gana. Todo para silenciar el resultado de la investigación”.
La soprano, de 54 años, da precisiones, detalles.
“En cambio –señala--, el sindicato fue generoso con él porque, en primer lugar, aceptó que escribiera una carta de renuncia al gremio en vez de que se dijera que fue expulsado. Pero desde entonces no puede trabajar en territorio nacional de los Estados Unidos. Esos 500 mil dólares que le dio al sindicato, AGMA los retuvo para pagar la investigación y crear un fondo para futuras víctimas de acosos sexuales y abusos de poder dentro del sistema. El sindicato no ha hecho público todavía cada uno de los testimonios de las 27 valerosas víctimas y 119 testigos que declararon en la investigación que lideró el estudio de la abogada Nicole Sprinzen, y que apuntó a corroborar la investigación periodística de la periodista Jocelyn Geker, de la agencia AssociatedPress, publicada en 2019, como parte de las repercusiones del movimiento #MeToo”.
Rubio nació en Uruguay pero también es ciudadana italiana y estadounidense. Tiene una extensa trayectoria. Cantó en varias funciones en el Colón en 2005. También lo hizo en otros teatros argentinos y en óperas de Uruguay, Brasil, Estados Unidos (Nueva York,Miami, Cleveland,Los Ángeles, Washington, Orlando, Boston,Hawái y Baltimore), Italia, España, Francia, Alemania, Suiza, Canadá, Grecia, Dinamarca, Polonia, China. En 2020, fue invitada a interpretar el himno uruguayo en la asunción del presidente Luis Lacalle Pou en el Palacio Legislativo, en Montevideo.
Tiene un hermano que vive en Bariloche y una hermana ya fallecida que también vivió en el país. Después de treinta años radicada primero en Estados Unidos y luego en Europa, vive en Punta del Este, donde se crio desde niña con su familia.
Decir la verdad
Para Rubio el mensaje que deja este contrato a Domingo es la ausencia de una política de género en el gobierno porteño y la minimización de las conductas inapropiadas que tuvo con tantas mujeres. “En España no puede trabajar recibiendo fondos del erario público”, afirma.
“Quiero que se sepa la verdad, y que no me tilden de aprovechadora, loca, difamadora, mentirosa o que busco un minuto de fama como me dicen”, apunta.Cada vez que recuerda en redes sociales el resultado de la investigación independiente que hizo el AGMA, dice que recibe agresiones.
--Lo que queremos –quienes hablamos-- es que se terminen ese tipo de conductas de acoso y abuso de poder. Que ninguna mujer se siente presionada a abrir las piernas para hacer una carrera –agrega.
Las otras dos cantantes líricas que contaron que sufrieron situaciones de acoso sexual de parte del famoso tenor español y aceptaron ser identificadas fueron las estadounidenses Patricia Wulf y Ángela Turner Wilson.
Cuando en marzo de 2020 se conoció el resultado de la pesquisa independiente del AGMA Domingo fue obligado a alejarse de la dirección de la Opera de Los Ángeles y de Washington. También se le cancelaron actuaciones en EE.UU., Reino Unido y España. En su anuncio, en aquel momento, el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música español sostuvo que le daba de baja a dos conciertos previstos en el Teatro Nacional de la Zarzuela (Madrid) en “solidaridad con las mujeres afectadas y haciendo efectiva la responsabilidad reconocida por el artista”.
¿Aplausos o escarnio?
El tenor español estuvo dos años alejado de los escenarios españoles: En junio de 2021, regresó con vítores al Auditorio Nacional de la capital española, en un concierto organizado y pagado por capitales privados. Por eso la ministra de Igualdad, Irene Montero, lamentó el mensaje que daban esos aplausos a sus víctimas."¿Por qué hay quienes necesitan aplaudir con estruendo a un hombre que ha confesado haber abusado sexualmente de varias mujeres?", se preguntó en un mensaje en Twitter. "Incluso quienes piensan que la respuesta no puede ser el escarnio público deberían entender que la ovación lo es aún menos", señaló Montero.
--Domingo pidió disculpas en febrero de 2020, ¿No le alcanza a usted? –le preguntó Página 12 a Rubio.
--No, porque pidió disculpas pero a los meses dijo que pedir perdón no quería decir que fuera culpable y que si había tenido relaciones u otras situaciones habían sido actos consensuados. Y decidió dedicarse a limpiar su nombre.Lamentablemente diciendo esto, sé que no voy a poder cantar en la Argentina. El velo que tienen en los países musulmanes nosotras lo tenemos en nuestra voz. Parece que no se puede decir la verdad. Y a los que cuestionan y dicen por qué hicimos la denuncia después de tanto tiempo, imagínense si ahora se pone en tela de juicio lo que estoy diciendo, qué iban a hacer antes. Antes no había estructura para decirlo, nadie nos iba a creer.
Rubio cuenta que siempre trató de usted a Domingo, a quien veneraba como Maestro, por su enorme talento.
Dice que cuando ella tenía 14 años, y lo vio en la película Otello dirigida por Franco Zeffirelli, le puso nombre a su vocación.
--Siempre supe que lo mío era el canto pero no sabía que existía el mundo de la ópera. Lo descubrí en la película con Plácido Domingo. Y me dije, quiero ser esto: una actriz que canta. Y ahí empezó mi trabajo para llegar a donde llegué. Trabajé, estudié mucho. A los 21 años me fui con un grupo de música barroca a España. Luego me aceptaron en el conservatorio de Ginebra donde me pude recibir de licenciada en canto. La vida quiso que en Italia pudiera conocer a mi maestra, mi mentora, Carmen González, que me dio la técnica vocal.
--¿Cuándo conoció personalmente a Plácido Domingo?
--El 16 de agosto de 1999. Fue en Italia, en la Opera de Roma. Él estaba ensayando la óperaFedora. Era el Rey de la Opera. Yo apenas había cantado Rigoletto, Lucía di Lammermoor. Me armé de coraje y fui a su camerino. Estaba con su esposa, Marta. Me presenté, “soy uruguaya, estoy empezando mi carrera”, y le pedí si podía escucharme cantar. Me dijo: si cantas como luces puede salir todo muy bien. Me dijo que fuera en dos días a las tres de la tarde. De los nervios me salió un herpes. Fui, le canté. Él era el director artístico del teatro de Washington y de los Ángeles. Yo tenía 27 años. Su secretario me tomó los datos. Me dijo que me iban a empezar a llegar los contratos. Ya había comenzado mi carrera en Florencia, en Milán. Siempre me defendí por mi talento, mi valor, por lo que me preparé. Empezó a llamarme a las 3, 4 ,5 de la mañana. Me daba consejos. Yo estaba casada. Me decía: “¿Estás con mi rival?”. Organizó para que yo viajara a audicionar nuevamente a Washington y fui. Me dieron tres contratos y me prometió varios más. Fue un período de muchos halagos.
--¿Qué le decía?
--Quería que me sentara en determinado lugar de la mesa en una cena para mirarme, por ejemplo. Regresé a Milán y volví a los meses a trabajar en Washington. Viví situaciones feas. Hasta me sentía mal por él. Me besaba muy cerca de la boca. Me toqueteaba demasiado. Si estábamos solos en un ascensor me abrazaba. Yo no sabía cómo rechazarlo más. Me reía para no hacerlo enojar. Era mi jefe. Era mi capo. Nunca me había pasado algo así. Recuerdo que otra vez estaba sentada viendo los ensayos y me dijo: “A mí me encantaría que pasáramos una noche acá juntos en el escenario”. Situaciones así se repetían. En 2002 durante una producción en Washington ofreció escuchar mi última grabación de la ópera "Traviata" en Italia. Fuimos a su casa. Allí empezó a poner el brazo cada vez más cerca, más cerca, y me empezó a besar. Fue horrible. Me encerré en el baño y tuve que llamar a una amiga que me fuera a buscar. Ella fue una de las testigos que también declaró. Él se enojó mucho. Otra vez una de mis colegas me dijo, ayúdame, no sé cómo rechazarlo más. Era su modus operandi. Recuerdo que en el año 2003, una vez lo rechacé con claridad. “Maestro, yo no puedo ir a la cama con usted, no puedo ir a la cama con un héroe”. Me dijo muy serio, no perdamos más tiempo entonces. En el próximo trabajo que tenía, en Los Ángeles, me tocó quedarme sentada mirando las pruebas sin poder cantar o actuar... después de 2004 no se me contrató más en ninguno de los teatros que él dirigía. También el agente lírico que me había facilitado para colaborar con mi carrera profesional desapareció.
--¿Cree que tuvo que ver con su negativa a sus propuestas …?
--Si.
--¿Cuándo fue la última vez que lo vio personalmente?
--En el 2019, porque al otro día tenía que ir a hablar con las abogadas contratadas por el AGMA y mi mamá me insistía en que no fuera a declarar. Fui al teatro a verlo: tengo la foto, la publiqué. Entré y me encerró en su camerino y me dijo que quería llevarme a cenar, que yo siempre había sido su debilidad… Maestro, le digo, no vengo a pedirle nada, vine a ver cómo estaba. Me di cuenta de que no había cambiado. En mi cabeza, en mi corazón, me sentí libre para decir la verdad.
--¿Por qué no lo denunció en la justicia?
--En el momento de los primeros hechos era muy joven y temía con razón alguna represalia. Luego hice mi carrera sin necesidad de acudir a él y concentrándome en mí desarrollo. Después ya los plazos de prescripción estaban vencidos y si bien podría haberle hecho una acción luego del reconocimiento, preferí encarar el tema institucionalmente y dar a conocer la cuestión. No busco un beneficio ni económico ni personal solo informar de quién se trata.