El préstamo inédito, desproporcionado y político del FMI es el punto máximo de la pésima administración de la deuda pública durante el gobierno de Mauricio Macri. El otro hito que le sigue en el (des)manejo de los pasivos públicos en esos años fue la insólita emisión de un bono a 100 años.
Rescatar el origen, desarrollo y desenlace de esta operación ruinosa liderada por el entonces ministro de Finanzas, Luis Caputo, resulta una valiosa referencia para ordenar una parte del actual debate económico-financiero e identificar, a la vez, los potentes condicionamientos de la política económica dejados por el macrismo.
Detallar el proceso desde el comienzo hasta el final del bono a 100 años es una misión política necesaria, más aún cuando varios de los economistas que provocaron semejante fiasco integran los equipos técnicos de candidatos presidenciales de Juntos por el Cambio y están circulando por medios y redes sociales exhibiendo sin pudor la soberbia de la ignorancia.
Los rasgos tóxicos del endeudamiento
En la tarea de desintoxicación de esta obscena impunidad constituye un aporte valioso el informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) sobre "un examen especial sobre el impacto y gestión de la emisión del título 'Bono del Siglo'".
El aspecto notable es que la emisión de este título público cumple con todas las características desastrosas que se han repetido en colocaciones de deuda externa a lo largo de la historia que provocaron perjuicio a la economía nacional, desde el empréstito otorgado por los ingleses de la Baring Brothers con Bernardino Rivadavia.
Puede parecer extraño esta comparación tan lejana, pero además de ser el primer gran préstamo externo que recibió el país, resulta útil identificar los rasgos de ese préstamo que se reiteraron en varios más desde entonces, hasta en el extravagante bono a 100 años.
Las pautas de endeudamiento externo que se replican desde entonces son:
- El pago de sobretasas de interés.
- Operaciones financieras poco transparentes y corrupción de banqueros y funcionarios.
- Definición de cláusulas condicionantes de la política interna por parte de bancos y fondos de inversión, primero, y del Fondo Monetario Internacional, después, organismo que actúa como auditor de los acreedores.
- El desvío de fondos obtenidos de los préstamos hacia otros objetivos no previstos al momento de solicitar el crédito externo.
- La aplicación irregular de los recursos obtenidos.
- Utilización de los dólares de la deuda como canal de especulación financiera y fuga de capitales.
Qué dice el informe de la Auditoría General de la Nación
No es casual esa referencia histórica mencionada. El informe de la AGN dice textual: "El único préstamo extranjero con plazos similares en la historia Argentina se remonta a 1824 cuando el gobierno de la Provincia de Buenos Aires contrajo lo que se denominó el "empréstito Baring Brothers" y que la Nación terminaría de cancelar en los albores del siglo XX".
Agrega que el "Bono del Siglo" tiene la particularidad de extenderse por 100 años, lo que "le da una importancia cualitativa por el riesgo intergeneracional que representa una obligación a tan largo plazo".
Los auditores realizaron una evaluación de los pasos administrativos recomendados por el Banco Mundial y los efectivamente realizados por el Ministerio de Finanzas a cargo de Caputo. De esa comparación surge que no se solicitaron la opinión y posterior aprobación del área requerida, en las siguientes instancias:
- No intervino la Unidad de Evaluación del Financiamiento (UEF) que de acuerdo a sus funciones y misiones debería haber intervenido en la evaluación de las propuestas.
- No participó, en base a los expedientes analizados, la Unidad de Análisis de Riesgos Financieros (UARF).
- El Ministerio de Finanzas no se expidió sobre la intervención de la Coordinación de Emisión de Deuda Externa (CEDE).
Esto significa que Caputo y su equipo de financistas con cargos en el sector público emitieron un bono a 100 años sin ningún análisis previo. Para algunos puede ser improvisación, lo que sería una mirada contemplativa de ese comportamiento, para otros puede ser el modo de concretar un inmenso negocio especulativo entre amigos financistas ubicados en los dos lados del mostrador.
Similares irregularidades administrativas y desdén por el cumplimiento de los deberes de funcionario público durante el gobierno de Macri, como si sus integrantes se consideraran amos y señores del Estado sin obligación de dar cuenta de sus actos, se verifican también en el préstamo del FMI.
¿Por qué emitir una deuda a 100 años?
El informe de la AGN menciona que son múltiples las razones por las cuales un país puede decidir endeudarse por períodos tan largos de tiempo. Explica que esa deuda debería servir para que los ingresos generados por la utilización del préstamo fueran mayores que el interés que se compromete a pagar.
Las tradicionales evaluaciones sobre la sostenibilidad de una deuda apuntan a comparar la tasa de interés que se debe pagar por el activo financiero con la tasa de crecimiento del PIB, considerado ésta como una aproximación de la capacidad de pago del país.
Esto implica que un endeudamiento a una tasa tan elevada, como la pactada en ese bono, por un período tan largo implicaba que Argentina debería crecer por 100 años a una tasa que superara la pagada por el bono, como una forma de asegurar su sostenibilidad.
El reporte de los auditores menciona que fueron consultadas las Tablas de Maddison para comprobar si esto sería posible, concluyendo que en la historia de la humanidad no hay antecedentes de que un país creciese a más del 7 por ciento anual por 100 años en forma ininterrumpida.
"Un endeudamiento a plazos tan largos, que compromete el futuro de varias generaciones debería ser parte de un análisis en términos de una estrategia de administración de la deuda pública nacional", indica la evaluación de la AGN. Situación que no sucedió.
La información remitida a la AGN por el Ministerio de Finanzas no incluyó documentación que respaldara que la emisión del “Bono del Siglo” haya sido evaluada en el marco de una estrategia y/o plan de endeudamiento "como parte de una sana y eficiente administración de la deuda".
Antecedentes internacionales y tasa de interés
Al momento de la emisión del "Bono del Siglo", el Ministerio de Economía relevó otros antecedentes de emisiones soberanas a cien años, a saber: México lo hizo en libras esterlinas y en euros. En 2014 emitió deuda a 100 años por 1000 millones de libras esterlinas con un rendimiento de 5,75 por ciento anual. En 2015 realizó otra por 1500 millones de euros, al 4,2 por ciento. Fuera de Latinoamérica, Bélgica en 2015 emitió deuda a 100 años por 50 millones de euros a una tasa de interés de 2,35 por ciento. En 2016 realizó otra por 100 millones de euros al 2,30 por ciento.
El mismo año, Irlanda colocó un bono a cien años por 100 millones de euros, ofreciendo una tasa de interés de 2,35 por ciento. En 2017 Austria emitió 3500 millones de euros a una tasa de 2,1 por ciento.
En 2017, mientras que en Europa la tasa era cero en Estados Unidos era de 1,375 por ciento al final del año. Durante el primer semestre de ese año, el Ministerio de Finanzas fue recibiendo diversas ofertas provenientes de bancos internacionales (en total fueron 27). En teoría, estas ofertas evidenciaban las demandas de sus clientes y mostraban las condiciones en las cuales estaban dispuestos a prestar dinero a la Argentina en ese momento.
La estrategia que la mayoría de los bancos sugería era iniciar un ciclo de colocación de deuda a cinco años en el mercado en euros e ir progresivamente a endeudamientos más largos. Este escalonamiento permitiría de ese modo postergar las emisiones de los bonos más largos a momentos en que el riesgo país hubiera bajado, producto del "éxito de emisiones anteriores y del eventual resultado favorable de la política económica".
De esa forma se evitaría "congelar" la prima de riesgo del momento, concediendo un rendimiento menor en un futuro. De las ofertas recibidas existían algunas que eran más económicas que la emisión del "Bono del Siglo".
El papel central del banco HSBC
Sin embargo, el mesadinerista Caputo a cargo de la cartera de Finanzas descartó las opciones más baratas y a menor plazo, para sellar la oferta presentada por el banco HSBC el 16 de junio de 2017.
No fue casualidad. El presidente de entonces de este banco, Gabriel Martino, tenía y sigue teniendo estrechos vínculos políticos y de negocios con el macrismo. El HSBC propuso una canasta de tres bonos en el que aparece por primera vez un bono a 100 años, el cual permitiría "certificar" la imagen crediticia del país, según publicitó la entidad financiera.
Con la decisión oficial de avanzar en la emisión del "Bono del Siglo", el informe dice: "(…) las Autoridades solicitaron al HSBC y al Citi actuar como consorcio de bancos (joint leader manager) y la remisión de una propuesta conjunta, la cual incluya a Nomura y a Santander como co-managers".
La presentación del HSBC precisó los lineamientos de la operación, exhibiendo los pasos a seguir para el lanzamiento, una tabla de tiempos y actividades, y el detalle de los costos de la emisión.
La comisión de los underwriting (los bancos colocadores HSBC y Citi) sería del 0,12 por ciento del monto de la emisión. Ese dinero se repartiría 90 por ciento para estos dos bancos coordinadores globales y el 10 por ciento para las otras entidades. Los abogados denominados "consejeros internacionales" (Shearman & Sterling) cobrarían 125.000 dólares, mientras que los "consejeros locales" (Brochou, Fernández Madero & Lombardi), 25.000 dólares, y el cargo por "nueva declaración de registro" sería 25.000 dólares.
Operación financiera concretada a una velocidad sospechosa
El 16 de junio el HSBC presentó la propuesta y el 19 de junio de 2017 por la mañana fue anunciada la emisión del "Bono del Siglo", y durante el transcurso de ese último día se determinaron las condiciones financieras finales.
Es decir, en apenas tres días se definieron las condiciones financieras y el precio estimado del bono.
El informe de la AGN detalla el recorrido horario de esta operación financiera tan veloz como ruinosa para las finanzas públicas. La secuencia de ese 19 de junio de 2017 fue la siguiente:
* A las 8.15 AM (hora de Nueva York) la Argentina anunció la transacción con un Initial Price Talk (cotización inicial) en un rango de retorno de 8,250 por ciento anual y un precio de 90 dólares cada 100 de valor nominal.
* A las 11.00 AM (hora de Nueva York) el libro de órdenes ya había llegado rápidamente hasta los 1000 millones de dólares.
* A las 12:00 PM (hora de Nueva York) la Argentina fijó el retorno de la transacción en 7,917 por ciento y el cupón en 7,125 por ciento con un precio de emisión de 90 dólares cada 100.
* El libro de órdenes se mantuvo intacto tras esta revisión a la baja en el retorno, siguió incluso creciendo en las horas sucesivas, y a las 3.15 PM (hora de Nueva York) la Argentina lanzó la operación con un monto final a colocar de 2750 millones de dólares.
El menú de irregularidades de Caputo y sus amigos
El plazo inédito del activo financiero y la alta tasa pagada fueron no sólo objeto de debate público, sino también de denuncias ante la Justicia por parte de legisladores nacionales.
La inexistencia de una estrategia de endeudamiento, que reúna las condiciones señaladas por las buenas prácticas internacionales, por un lado, dio una gran discrecionalidad al Ministerio de Finanzas, ya que sólo se vio limitado por los cupos de endeudamiento del Presupuesto Nacional (montos y plazos mínimos de amortización). Por otro, dificultó la evaluación de la emisión en un contexto general de gestión del endeudamiento del ministerio a cargo de Caputo que tuvo el siguiente comportamiento:
- No realizó un análisis que permitiera evaluar las propuestas que acercaron los bancos privados.
- Marginó la intervención de algunas áreas críticas con funciones asociadas al endeudamiento externo según normativa.
- No examinó las potenciales ventajas de una estrategia de mediano plazo centrada en emisiones en euros por períodos menores a los diez años.
- Tampoco evaluó las ofertas recibidas de forma de seleccionar la opción más económica.
Con esta falencia de análisis, Caputo y sus amigos optaron por la emisión de un bono inédito por su plazo y sólo incluido en la última de las 27 propuestas recibidas por parte de bancos internacionales.
Al tomar esa decisión, no eligieron la moneda de endeudamiento recomendada por la mayoría de los bancos (euro) en que la tasa de interés era la más baja, no postergaron de ese modo las emisiones más largas para momentos en que el riesgo país fuera menor y, por lo tanto, emitieron un bono a 100 años en dólares entregando un rendimiento (7,91 por ciento anual) que excedía largamente las tasas de crecimiento de la economía argentina de las últimas décadas.
Pésimo negocio para el país y excelente negocio para los bancos amigos de Caputo
El análisis de la AGN de este bono indica que aunque el Estado se endeudó por 2750 millones de dólares recibió 2470,9 millones, lo que implica una diferencia de alrededor de 10 por ciento.
Esto se debe no sólo a que su colocación fue a descuento, sino también a las comisiones y gastos involucrados en la operación. Los límites de gastos estuvieron por encima de otras operaciones revisadas por los auditores. En concreto, los 758.349 dólares de gastos en "expensas" por el Estado Nacional resultaron superiores a los límites de gastos de otros emisores soberanos de la región.
Debido a las características de la emisión, Argentina, al término de los 12 años ya habría devuelto el 100 por ciento del monto captado. A los 50 años, casi el 400 por ciento, y al final de los 100 años ya habría pagado más del 900 por ciento del monto neto recibido.
Desde el punto de vista de los inversores, quien hubiera adquirido el Bono del Siglo recuperaría su inversión en poco más de 13 años y todos los pagos que recibiese a partir de esa fecha sería un beneficio neto que se extendería por casi 87 años.
La AGN concluye que "se trató de un endeudamiento a un plazo exagerado y oneroso para el Estado, tramitado en un tiempo exiguo, sin la intervención de todas las áreas competentes y no existiendo constancia de un análisis técnico de la conveniencia de instrumentos alternativos ni de las propias cláusulas insertas en el prospecto. Lo señalado expone un manejo ineficiente, que comprometió a generaciones futuras de argentinos".
Qué pasó con el Bono a 100 años
El proceso de reestructuración de la deuda pública que definió el gobierno de Alberto Fernández a partir de diciembre de 2019 y que se definió en agosto de 2020, luego de varias negociaciones, redefinió el perfil de las obligaciones financieras.
Dentro de los bonos elegibles se encontraba el "Bono del Siglo" con vencimiento en 2117, el cual tenía como opciones de salida los títulos Global 2035 y Global 2046.
Concretado este canje se liberó a las finanzas públicas del fiasco del bono a 100 años. De lo que la economía argentina todavía no se liberó es de sus responsables porque gozan de impunidad social, mediática, judicial y política-electoral.
Con semejante protección, y teniendo en cuenta que ellos son herederos de una línea histórica que nació con el crédito de la Baring Brothers hasta el último préstamo del FMI, por qué no volverán a hacerlo si tienen otra oportunidad.