Ya se lo extrañaba al Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici), suspendido en 2020 por la pandemia y con una edición 2021 realizada durante la ventana de reaperturas de fines del verano bajo una modalidad mixta, con un puñadito de funciones presenciales y el grueso de la programación mudada a la por entonces flamante versión online. Pero el evento audiovisual más relevante del calendario cultural porteño volverá a una senda cercana a la “normalidad”. Lo hará regresando a las salas para una 23º edición que tendrá su epicentro en uno de los históricos polos de la exhibición nacional como la Avenida Corrientes, aunque sin descuidar un esquema virtual que parece haber llegado para convivir (y complementar) el presencial.

Es así que entre este martes y el domingo 1º de mayo se verán 290 películas –entre largos, medios y cortos– repartidos en 450 funciones y se llevarán adelante unas 60 actividades paralelas, desde charlas temáticas hasta entrevistas públicas con cineastas de todo el mundo, en quince sedes capitalinas. Las entradas pueden adquirirse en el portal Vivamos Cultura y en las boleterías de los cines, a un costo de 150 pesos la general y 100 para jubilados y estudiantes, mismo valor que para todas las funciones de Baficito y de los Focos.

Volver a Corrientes

El Bafici arrancó en 1999 en salas concentradas mayormente en la Avenida Corrientes, con el Abasto como base operativa y logística. De allí mudó su epicentro, durante un lustro, a Recoleta, de donde se fue para recalar, en 2019, en Belgrano. Si bien nunca dejó de tener salas céntricas, el 2022 volverá a encontrar al núcleo del festival porteño en la Avenida de las pizzas al molde, los teatros y el Obelisco. A metros de allí está el Centro Cultural San Martín, que pondrá sus dos auditorios y el par de salas de su subsuelo al servicio de las charlas, presentaciones y proyecciones. También habrá funciones diarias en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, el Cine Lorca, el Cine Cosmos, la sala 1 del Cine Gaumont, la Alianza Francesa y un par de pantallas del Multiplex Monumental Lavalle.

“Nunca dejamos de tener salas por la zona, pero nos parecía bueno armar un mapa que sea caminable y que propicie encuentros, sobre todo después de una edición en la que las salas estaban distanciadas, las funciones estaban distanciadas y hasta el público estaba distanciado. El festival de este año lo pensamos siempre en el Centro. Incluso nos contactaron desde una sede histórica para que volviéramos, pero ya teníamos armado esto. Queríamos concentrar todo acá, sobre todo porque da una imagen de festival y ciudad que nos interesa, que le da más identidad al Bafici. En un shopping es más difícil sentir eso”, cuenta a Página/12 el crítico y periodista Javier Porta Fouz, a cargo de la Dirección artística desde 2016.

En el Multiplex se verá, este martes, la coproducción entre Francia, Argentina, España y Bélgica Pequeña flor, de Santiago Mitre, que oficiará como función de apertura en doble programa con el corto Ahora ya sé dónde encontrarte, de Diego Berakha. Será la cuarta vez consecutiva que el Bafici abra fuego con un título nacional, luego de Las Vegas (2018), de Juan Villegas; Claudia (2019), de Sebastián De Caro; y Bandido (2021), de Luciano Juncos. “Pequeña Flor era una película obvia para la apertura”, sentencia Porta Fouz, y justifica: “Mitre debutó en el festival como uno de los directores de El amor, primera parte (2005), tuvo a El estudiante (2011), su primer largo en solitario, en la Competencia Internacional, y ya después estrenó en Cannes La patota y La cordillera. Además, Pequeña Flor es una película extravagante, en el mejor sentido del término, explosiva y festiva, que pertenece a un género muy difícil de hacer como la comedia negra”. A su vez, el Gaumont albergará la película de clausura, Viens je t'emmène (Vení que te llevo), del francés Alain Guiraudie.

Viens je t'emmène

Por su parte, el telón de Baficito, la sección para chicos y chicas, se levantará con El ascenso y caída del Chop Chop Show, de Diego Labat, un falso documental realizado con marionetas que retrata el detrás de escenas de un programa de títeres emitido vía Instagram, proponiendo una cruza entre el ideario de “Los Muppets con el de la serie chilena 31 minutos”, como definió director artístico ante la prensa durante el anuncio de la programación. La cita será el martes a las 19 en el Anfiteatro del Parque Centenario, una de las sedes periféricas –es decir, con funciones solo en determinados días– junto al Museo del Cine, la Usina del Arte, el Centro Cultural 25 de Mayo, los Espacios Arte en Barrios y el Buenos Aires Museo.

Un Bafici en múltiples pantallas

Quizás el único legado positivo para los festivales de cine de las restricciones sanitarias de gran parte de 2020 y 2021 haya sido el desarrollo de la exhibición vía internet. Desde ya que la experiencia de ver una película en sala es infinitamente superior a la de hacerlo en una pantalla hogareña, pero la disponibilidad online de 223 de los 290 títulos de la programación 2022 no deja ser una buena noticia, sobre todo si favorece el acceso desde todo el país a películas que difícilmente tengan un estreno a través de los canales tradicionales.

Habla el director artístico sobre los motivos de la continuidad digital: “La película más vista virtualmente el año pasado fue Una casa sin cortinas, el documental sobre Isabel Perón de Julián Troksberg. De la primera función presencial a la segunda ya había tenido un boca a boca importante, en gran parte gracias a internet. Un festival de cine no puede ser solo virtual, pero es cierto que eso implica sinergia. Que mucho público la haya visto online no le hizo perder espectadores, sino que hizo que se hablara de ella, que ganara relevancia, que se instalara. Internet genera algo que antes solo lo podías generar con las salas, pero hoy permite que las películas tengan otro camino posible”.

La casa online será nuevamente el portal Vivamos Cultura, aunque con una dinámica de funcionamiento distinta a la de 2021: si bien, como el año pasado, varias películas podrán verse durante dos o tres días a partir de su primera exhibición en salas, ahora habrá algunas disponibles durante todo el festival. “El año pasado nos quedó medio vacía la rama virtual durante los últimos días, cuando la mayoría de las películas ya habían tenido su primera pasada en salas. Entonces, lo que pedimos este año es que también estuvieran online durante 48 horas el último fin de semana, porque este año sumamos el 1º de mayo como un día extra a los doce habituales. Ese domingo será solo con esquema virtual, porque muchas salas van a estar cerradas por el feriado”, cuenta.

Competencias

La rama competitiva mantendrá su estructura de tres secciones: Internacional, Argentina y Vanguardia y género, que vuelve luego de una edición ausente para reemplazar a la malograda Competencia Americana. ¿A qué se debe el cambiazo? Responde Porta Fouz: “Alrededor de diciembre o enero, si bien no teníamos clara la programación, sí notábamos que no sumábamos tantas películas americanas. En cambio, había varias que reclamaban la vuelta de Vanguardia y género. La competencia Internacional y Argentina son inamovibles, pero si un año hay otras dos y al otro solo una, o si hay una que al otro no está y vuelve al siguiente, es por una flexibilidad que está buena. Es parte de la identidad del Bafici poder meter esos cambios”. Al igual que en 2021, en todas convivirán cortos y largos a la par, sin distinción de duraciones. Una decisión lógica, teniendo en cuenta que la ganadora de la última Competencia Internacional fue Mi última aventura, de Ezequiel Salinas y Ramiro Sonzini, un corto de quince minutos.

Por fuera de los apartados con premiaciones estarán las secciones paralelas habituales como Artes y oficios, Hacerse grande, Comedias, Familias, Lugares, Música, Nocturna, Pasiones, Películas sobre películas y, la frutilla del postre, Trayectorias, que incluirá los últimos trabajos de directores y directoras de renombre de la talla de Claire Denis (Avec amour et acharnement), Andrés Di Tella (Diarios), el renacido Paul Schrader (The Card Counter), Nanni Moretti (Tre piani), Marco Bellocchio (Marx può aspettare) y varios habitués del festival porteño como James Benning (The United States of America), Denis Côté (Un été comme ça), Ruth Beckermann (Mutzenbacher) y Hong Sang-soo (The Novelist's Film), estos cuatro últimos recién llegados de la Berlinale. Para quienes quieran ver cualquiera de estas películas en salas, se recomienda comprar las entradas lo antes posible, porque suelen agotarse con mucha antelación. 

Pero el gran foco de la programación estará, como siempre, en el cine argentino, que aportará títulos a todas las secciones incluso en un contexto donde confluyen los resabios de la pandemia, la crisis económica y la parálisis del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales. Entre las características del cine pandémico, Porta Fouz destaca que “hay mucha película con apoyo universitario, además nuevas productoras, nuevos actores y gente filmando de las maneras más disímiles”. “De repente aparece una argentina, Magdalena Bournot, que vive en Francia, vino al país a filmar al padre y con ese material hizo Viaje a la semilla, una película que desconocíamos y que hasta ahora solo había estado en un festival de Colombia. Uno ve esas cosas y se pregunta de dónde salen. En la Competencia Argentina hay 14 largos y tres programas de cortos, en la Internacional hay cuatro largos y en Vanguardia y género, otros dos. Veinte largos del mismo país en tres competencias distintas es una locura”, analiza.

Fanny camina

La presencia nacional atraviesa el catálogo a lo largo de todas sus páginas. Empezando por la Competencia Internacional, donde estarán los largometrajes Fanny camina, de Alfredo Arias e Ignacio Masllorens; Carrero, de Fiona Lena Brown y Germán Basso; Clementina, de Constanza Feldman y Agustín Mendilaharzu; y El sistema K.E.O.P/S., de Nicolás Goldbart. En el apartado competitivo nacional, y a diferencia de otros años en los que imperaba la mezcla de realizadores nóveles con otros ya veteranos, la edición 2022 volcó la balanza hacia el segundo lado al incluir tres películas, a cargo de realizadores con varios baficis encima, que tuvieron su estreno mundial en la Berlinale: La edad media, de Alejo Moguillansky y Luciana Acuña; A Little Love Package, de Gastón Solnicki, y Camuflaje, de Jonathan Perel. Entre los experimentados también estarán Raúl Perrone (Sean eternxs), Ulises Rosell (El futuro), Cristian Pauls (El campo luminoso), Pablo Levy (Julia no te cases), Sebastián Caulier (El monte) y Alejandro Hartmann (El Nacional).

La Competencia Argentina se completa con Paula, de la cordobesa Florencia Wehbe; Smog en tu corazón, de Lucía Seles; Lavandería Nancy Sport, de Agu Grego; Amancay, de Máximo Ciambella; y la mencionada Viaje a la semilla, de Magdalena Bournot. Por el lado de la regresada Vanguardia y género, que nuclea aquellos títulos más arriesgados, estarán los largos EAMI, de la paraguaya con paso por la Argentina Paz Encina, que viene de ganar el premio Tiger de la Competencia Oficial del reciente Festival de Rotterdam; Historia universal, del veterano cineasta experimental Ernesto Baca; y El fulgor, del prolífico Martín Farina.

Focos, retros y homenajes

Y habrá más, mucho más para ver. Como el foco dedicado a la directora, actriz y crítica francesa Pascale Bodet, quien, además de acompañar las proyecciones de sus películas y dar una charla magistral, presentará el libro El cuadrado de la fortuna, coescrito junto a Emmanuel Levaufre. Vale aclarar que se trata de una publicación realizada por fuera del festival, dado que este año el Bafici romperá la saludable tradición de editar libros propios. ¿Por qué? Responde Porta Fouz: “Algunos apoyos extranjeros estuvieron trabados por factores relacionados con el momento que estamos viviendo. Además, terminó siendo una edición más grande, tanto en cantidad de salas como de películas, de lo que pensábamos. Al principio teníamos la idea de un festival más concentrado, con a lo sumo dos retros. Si hubiéramos sabido en noviembre que íbamos a tener un Bafici de estas características, podríamos haber pensado publicaciones sobre algunos de los directores”.

Six Million and One, de David Fisher

El elegido para la publicación era el documentalista israelí David Fisher, dueño de una obra desconocida en estos pagos. Al menos hasta ahora, pues habrá una retrospectiva con varios de sus trabajos y una charla pública. “En el archivo de inscripciones había una película, The Round Number, que tenía como productor ejecutivo a Errol Morris, lo que nos llamó la atención: que él esté en ese rol es casi un sello IRAM. Es un documental extraordinario que se pregunta por el número de seis millones de judíos asesinados en el Holocausto desde un lugar alejado de cualquier negacionismo. Ahí pensamos que ese hombre no podía haber hecho un documental como ése sin tener una obra previa. Vimos esas películas, y también son muy buenas. No entiendo cómo no es conocida acá, sobre todo porque vino muchas veces a la Argentina porque la mujer es de acá”, explica.

Los homenajes serán para Manuel Antín, Monica Vitti y el histórico distribuidor Pascual Condito, fallecido unas semanas atrás; y habrá proyecciones de copias restauradas de Happy Together, de Wong Kar-wai, a 25 años de estreno; Bolivia, de Israel Adrián Caetano; Prisioneros de la tierra, de Mario Soffici, y hasta Rocky vs. Drago: The Ultimate Director's Cut, de Sylvester Stallone. Otro de los homenajeados será Bruce LaBruce, quien vendrá para una charla y acompañar la premier mundial de The Affairs of Lidia; al tiempo que el mítico compositor Danny Elfman hablará -vía internet- ante el público de sus trabajos junto a Tim Burton y otros directores de Hollywood. De Rocky al cine argentino contemporáneo, de veteranos como Paul Schrader, Nanni Moretti, Marco Bellocchio y Hong Sang-soo a jóvenes realizadores listos para ser descubiertos, el Bafici vuelve a ser lo que era. Y con una programación que, al menos en los papeles, promete.

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