Entre los miles de turistas que visitaron Rosario por el fin de semana largo surgió una historia de muerte macabra, que todavía el fiscal Adrián Spelta no puede desentrañar si está ante un asesinato, una muerte propiciada por la ingesta de crack o acaso un mero accidente doméstico y fatal en la habitación 801 del hotel Plaza Real. Pero lo cierto es que la víctima estaba sumergida en el jacuzzi y el compañero con el que se alojó el miércoles desapareció.

Se trata de una mujer adulta que el miércoles había reservado desde Ciudad de Buenos Aires un cuarto en el hotel de Santa Fe al 1600, a través de una transferencia bancaria. Y luego fue pagando la estadía en efectivo y día por día. Su compañero se registró con ella como Ezequiel M., de 45 años. Ambos provenientes de la capital.

Debían realizar el check out ayer a las 10, pero como ni uno ni otro aparecieron por la conserjería, ni contestaron los llamados, el personal acudió a la1 del mediodía al 8° piso e ingresó al cuarto. Entonces saltó la escena inesperada. 

Una persona estaba boca abajo, sumergida en el jacuzzi a medio llenar. Al principio creyeron que se trataba del hombre, pero cuando los peritos forenses movieron el cuerpo –con algún grado de putrefacción en proceso– corrigieron el error. 

Según el fiscal Spelta, no se observaron signos de violencia a priori sobre el cadáver, pero para aseverarlo aguarda a que hoy le informen desde el Instituto Médico Legal el resultado de la autopsia. Se trataba de la mujer que había hecho la reserva de la habitación.

"No encontramos signos de violencia pero no lo descartamos, es que hay un proceso de putrefacción avanzado, y por eso aguardamos la autopsia que será mañana (por hoy)", dijo Spelta. La médica policial que examinó el cuerpo estimó que la muerte habría ocurrido 36 horas antes de ayer al mediodía. Sin embargo, el agua del jacuzzi y el ambiente cerrado pudo haber acelerado la descomposición. Algún empleado del hotel aseguró haber visto a la mujer el domingo por la mañana.

Spelta hizo secuestrar las imágenes del circuito de videocámaras del lugar, sobre todo para constatar que el compañero de habitación huyó el domingo a bordo del Volkswagen Bora en el que habían arribado. Ayer se había advertido de ese vehículo y su dominio a los peajes y al sistema de videovigilancia municipal para establecer si abandonó la ciudad, cuándo y por dónde. 

En la habitación 801 no hubo indicios de violencia, pero sí de consumo de drogas, en especial de inhalación de cocaína, así denominada como crack. "Hay elementos que se encendieron para consumir, y además taparon los detectores de humo para poder hacerlo. Son evidencias de que consumieron durante su estadía", adelantó el fiscal.

Spelta secuestró las pertenencias de la mujer fallecida, su documentación y libró el pedido de secuestro del automóvil, en busca del hombre que estuvo con la mujer y escapó en circunstancias que por ahora son un misterio.