El Abierto de la República de 1954 tuvo una particularidad de la que aún se jactan en el Buenos Aires Lawn Tennis Club: Juan Domingo Perón, por entonces presidente de la República Argentina, participó de la ceremonia de premiación y entregó el trofeo del campeón.
El 28 de noviembre de aquel año Perón le dio la copa a Enrique Morea, una leyenda del tenis argentino, quien venciera en la final al egipcio Jaroslav Drobny por 2-6, 6-3, 6-3 y 6-0.
La presencia de Perón en las instalaciones del Buenos Aires, que este martes cumple 130 años de historia, se debió a su deseo de impulsar al escenario porteño como sede del tenis para la candidatura de la Argentina a los Juegos Olímpicos de 1956, cita que al cabo se realizaría en la ciudad de Melbourne, Australia.
La historia rememora que Morea ese año se había preparado de manera excepcional para la gira sobre césped porque deseaba ganar Wimbledon. Incluso viajó a Londres tres semanas antes del comienzo del Grand Slam inglés para lograr una mejor adaptación a la superficie.
Cuando apenas había empezado a competir en Manchester, sin embargo, desde Buenos Aires le llegó la peor noticia: su padre había fallecido. Morea no lo dudó y regresó a la Argentina para acompañar a su madre en esas horas de dolor y hacerse cargo de los negocios familiares.
Luego decidió no regresar al circuito europeo y demoró un tiempo en volver a entrenarse. Por eso centró su reaparición en el Abierto de la República, en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, que tendría un cuadro excelente, por caso con el zurdo checo nacionalizado egipcio Jaroslav Drobny, quien arribó como campeón de Wimbledon y virtual número uno del mundo, antes de la creación formal del ranking ATP en 1973.
Morea se dio el gusto de celebrar el título en su tierra después de vencer al propio Drobny en la final y recibió el trofeo de campeón en el palco oficial del court central del BALTC de manos de Perón.