“Estamos patéticamente hambrientas de imágenes de nosotras mismas: me pasó que una amiga me llamó y me dice que hay una película que debés ver, tiene una increíble relación lésbica y hay una gran escena de amor. Bueno, son vampiras, pero tenés que verla, es genial”, dice Jan Oxenberg al inicio del documental de 1995 que adapta el libro The Celluloid Closet de Vito Russo sobre la representación de la diversidad sexual en el cine de Hollywood.
En su carácter de pionera, Jan Oxenberg es una de las primeras voces que oímos en el documental y aunque cuenta una anécdota como si fuese un chiste, sus palabras hacen foco en algo que le interesa en toda su obra como cineasta: desandar los caminos que anclan las representaciones del lesbianismo en las películas. Desde una mirada autobiográfica, que incluye el humor y un pluralismo del diálogo permanente, que no solo eclipsa el andamiaje del ego sino que propone una originalidad siempre despierta a los recursos estéticos y narrativos menos transitados en su tiempo. Nacida en 1950 en Brooklyn, Oxenberg le puso el cuerpo desde inicios de los 70 a un cine independiente lésbico que fue su manera de crear una comunidad liberada de ciertas repeticiones de la identidad como de las marcas disciplinarias de la cultura.
En 1973, con su corto Home Movie reconstruye su educación sentimental a partir de registros caseros de su infancia y su adolescencia, desde los días de jugar con muñecas sin poder imitar la maternidad a cuando se convirtió en una porrista metejoneada con otra porrista. Ciertas imágenes arquetípicas de la cultura estadounidense quebradas por las formas de intervención en la esfera pública luego de la revuelta de Stonewall, con varios registros pioneros del activismo lesbofeminista como parte de una biografía en primera persona. El contraste de las imágenes publicitarias con filmaciones documentales en un ensayo visual que mezcla cultura pop y sociología que encuentra su punto máximo de ebullición en un partido de fútbol americano entre lesbianas donde hay una sensualidad en cámara lenta del contacto físico, el deporte como una zona del erotismo libérrimo. En su celebración de tomar las calles, Home Movie es uno de los cortos que sintetiza con más lucidez política y estética el primer lustro de la vida pública del movimiento LGTB en EE.UU. con un relato en primera persona que termina con la formación de una comunidad de experimentación, una convivencia de sensualidad y activismo.
Desviar el género
Como quien siente la necesidad de buscar siempre nuevos horizontes, Oxenberg eligió seguir su obra por un camino distinto con A Comedy in Six Unnatural Acts (1975), una película episódica donde no parte de lo autobiográfico sino de algunas experiencias de la comunidad lesbofeminista. Hurgando y desviando distintos géneros, desde el cine mudo hasta la comedia romántica y musical, llegando incluso a las películas de motoqueros clase B, Oxenberg construye una película de seis capítulos en blanco y negro donde las formas de vida y los estilos de las lesbianas se trenzan con un humor en distintas direcciones, pero siempre como una estética crítica con dimensión política. La misma cineasta protagoniza un corto donde hace malabares con una impronta más de artista callejera para reflexionar sobre la monogamia como ideología heterosexista del patriarcado y el capitalismo: un homenaje a géneros populares que desnaturaliza las relaciones de género.
La comedia según Oxenberg puede incluir drag kings, una cita que se convierte en un musical lésbico que incluye un jacuzzi orgiástico, una motoquera que camina hacia el mar y, como si fuese Moisés, las aguas se abren a su paso, etc. La cineasta Caroline Sheldon en su erudito ensayo de 1977 sobre las representaciones del lesbianismo hasta ese momento de la historia del cine, apostaba en la conclusión a que estas primeras películas de Oxenberg pudiesen marcar el camino de un cine que quebrara las formas más anquilosadas de las miradas sobre el deseo en la pantalla.
“Si nos preocupa el modo en que el cine promueve su forma específica de ilusionismo, necesitamos hacer incidir nuestra propia práctica fílmica sobre los artificios y las estrategias cinematográficas (como Jan Oxenberg ha empezado a hacer ya en Home Movie, y con la ayuda de la comunidad de lesbianas, en Comedy in Six Unnatural Acts)”.
Aunque dedicó gran parte de su carrera a ser guionista para la TV, principalmente en series, Oxenberg pudo dirigir un largometraje para cine que es bastante inclasificable: Thank You and Good Night (1991), un ensayo autobiográfico experimental sobre la relación con su abuela materna Mae Joffe (1900-1979). Filmada durante doce años, la película es, al mismo tiempo, un diario personal sobre el duelo, una comedia sobre la muerte o un libro infantil con ilustraciones que cobran vida. Y donde todo está atravesado por la ternura, el dolor, la tristeza y el humor, siempre en desconcertantes proporciones.
Acá se acerca al retrato familiar, pero entendido desde una pluralidad como las comunidades lesbofeministas de sus películas anteriores. Una de las primeras secuencias de la película es el recuerdo de que su abuela la llevaba al cine, que es la oportunidad de que Oxenberg despliegue todo su talento para que su mirada sobre la representación tenga la locura y la gracia para crear un musical collage con su prodigioso estilo de ensamble de lo distinto que poca gente puede lograr en un flujo audiovisual intenso y excéntrico. La película habla en parte sobre herencias tradicionales y extrañas de una familia judía, y termina con la dedicatoria “A mi amigo Vito Russo (1946-1990)”, quien fue el investigador sobre cine y la diversidad sexual que murió de sida el año anterior al estreno de la película, y que posibilitó tantas miradas desviadas por las pantallas de Holywood como las películas de Oxenberg terminaron abrieron las aguas para la salvación de tantos ojos deseosos.
Home Movie, A Comedy in Six Unnatural Acts y Thank You & Good Night de Jan Oxenberg se proyectan juntas el viernes 22 de abril, a las 15:30, en el cine Lorca 2 (Av. Corrientes 1428) y el viernes 27 de abril a las 15 en la sala Leopoldo Lugones (Av. Corrientes 1530).