Dos discos de intérpretes argentinos editados por sellos europeos, trabajos monográficos de notable profundidad y gracia, se destacan entre recientes propuestas internacionales de música antigua: The Josquin Songbook, con la soprano María Cristina Kiehr, el tenor Jonatan Alvarado y Ariel Abramovich a la vihuela, publicado por Glossa, el sello español especializado en música antigua, y Complete Lute Works – Johann Sebastian Bach, de la laudista Evangelina Mascardi, un álbum doble editado por Arcana, la casa francesa dedicada a relanzar músicas poco conocidas desde la Edad Media hasta principios del siglo XX. Ambos discos cuentan con la edición física -que se puede adquirir a través de tiendas online-, o directamente se los encuentra en ese río sin orillas que son las plataformas digitales.
El año pasado se cumplieron 500 años de la muerte de Josquin Desprez, sin duda uno de los compositores cardinales del Renacimiento. Celebrado en vida como “padre de los músicos”, admirado por monarcas e imitado por colegas, Josquin gozó de fama y honores por entonces raramente reservados a un músico y durante mucho tiempo estuvo entre los compositores más editados en Europa. Cinco siglos después de su muerte, su fortuna y el mundo son distintos, su música circula de otra manera y entre las pocas ediciones discográficas que lo conmemoraron está este excelente trabajo de Kiehr, Alvarado y Abramovich.
Grabado en la catedral de Pontevedra, en España, The Josquin Songbook contiene transcripciones de obras que podrían estar entre las más significativas de Josquin, para una lúcida y maravillosamente lograda hipótesis interpretativa que incluye también dos breves piezas de Cristóbal de Morales y Francisco de Peñalosa. Según la afirmada tradición vihuelística de resumir en los órdenes del instrumento piezas de la polifonía vocal, con buen criterio Abramovich reordena y redistribuye las voces, y acompaña desde sus instrumentos -alterna tres tipos de vihuela- a los cantantes.
En un repertorio que combina músicas que salen de entornos litúrgicos y cortesanos, con piezas como “Nymphes, nappés”, “Praeter rerum series” y “Stabat Mater Dolorosa”, la voz de Kiehr, hoy una de las más destacadas intérpretes en el universo de la música antigua, es de una tersura conmovedora. Con musicalidad extraordinaria y perfecta dicción logra que todo resulte claro e inteligible. A ese temperamento Alvarado se acopla con propiedad en los dúos y también logra una bien contenida expresividad en sus momentos solistas, como en el “Confiteor” de la misa L’homme armé. Abramovich, siempre sobrio y eficaz en los acompañamientos, se destaca en la versión de Luys de Narváez de 1538 de “Mille regretz”, canción recordada como la preferida del emperador Carlos V.
Con versiones que suenan novedosas, The Josquin Songbook es un preciso y precioso homenaje a la música del compositor franco-flamenco y a su capacidad de transformarse sin perder la gracia de una época.
Desarrollando a Bach
Las siete obras que Johann Sebastian Bach dedicó al laúd constituyen, más allá los siglos de estudios y numerosas ediciones discográficas de referencia, un campo de búsqueda acaso todavía abierto, en el que es posible experimentar y avanzar con nuevas soluciones. Será porque persisten en el tiempo esos estimulantes “misterios” que acompañan la concepción de varias de estas obras, así como su real destino instrumental –la mayoría fueron creadas, o posteriormente transcriptas, para otros instrumentos por el mismo compositor-, en un contexto como el de Bach y su época, en el que la música mantenía cierta abstracción respecto a la fuente sonora. Estimulante resulta para el intérprete moderno la posibilidad de concretar esas búsquedas sobre un instrumento como el laúd, que aunque suele estar confinado entre los “antiguos”, su gramática todavía no ha sido del todo develada y agotada.
Esta edición de la obra completa para laúd de Bach encuentra en Evangelina Mascardi a una intérprete madura, capaz de penetrar con personalidad la identidad de obras abundantemente transitadas y resolver ciertos pasajes con originales soluciones instrumentales. Nacida en Buenos Aires y radicada desde 1997 en Europa, Mascardi fue alumna de Hopkinson Smith en la Schola Cantorumde Basilea y ha colaborado con directores como Jordi Savall, Marc Minkowsky y Andrea Marcon, además de poseer una interesante discografía personal.
Clara en la articulación y sobria en los ornamentos, la elección en los tempi resulta un factor significativo en la economía interpretativa de Mascardi. La intérprete extiende y distiende la consistente fibra de su ejecución, respira con un swing especial y deja que el instrumento suene, además de enfatizar, sin caricaturizar, las características de cada danza: el dramatismo de las “Allemande” en las Suites BWV 995 y BWV 996, por ejemplo; o la gracia de las “Gigue”, en la BWV 997, la BWV 1006ª y también en la BWV 995; y cierto aire solemne de los preludios quedan delineados con particular sentido musical por una intérprete que además, con a mano tres tipos de láud diferentes, elige distintos instrumentos para situaciones diversas.
Una muy buen propuesta del sello francés Arcana, que es la primera obra completa para laúd de Bach grabada por una mujer y que seguramente entrará a formar parte de la selecta lista de las interpretaciones de referencia.