Apenas conocidos los detalles del alcance del gravamen a "las rentas inesperadas" sobre el que trabaja el gobierno, la cámara que agrupa a la industria aceitera y a los exportadores de granos y sus derivados, CIARA-CEC, salió al cruce expresando su "profunda preocupación ante la propuesta del nuevo impuesto anunciado por Martín Guzmán". No sorprendió que la corporación de los mayores exportadores del país de los productos que más aumentaron se oponga, pero sí llamó la atención sus argumentos, al hacer propias las consecuencias de "los aumentos en los costos de producción". ¿De qué costo hablan? ¿Se autoadjudican a la cuenta de gastos del exportador, los aumentos del costo de fertilizantes o productos fitosanitarios que paga el productor agropecuario? ¿O debería aceptarse que la suba de los precios internacionales de los productos que exportan resultó "neutralizado" por la suba en los costos de los molinos harineros y la industria aceitera?
El documento emitido por la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara), junto a la Cámara de Exportadores de Cereales (CEC) señala: "Expresamos nuestra profunda preocupación ante la propuesta del nuevo impuesto anunciado por Martín Guzmán. Si bien la guerra generó un aumento en el precio de los commodities agrícolas, lo hizo también con los costos de producción, más aun en nuestro país. Sumados a la escasez de insumos críticos, han neutralizado, o más, los relativos beneficios de los productos del agro".
El sentido del mensaje es asociar, casi naturalmente, la suerte del sector agrícola, como productor de materias primas, con la de la industria agroindustrial que elabora, en condiciones oligopólicas, alimentos, aceites y harinas para el mercado interno y para exportación. Cuando en realidad, en más de un aspecto, la posición de productores agrícolas, sobre todo los medianos y pequeños, y los exportadores hasta aparecen enfrentadas.
"El argumento de los grandes exportadores busca provocar una confusión de intereses, porque no son ellos los que tuvieron que afrontar los aumentos en insumos importados o que internamente cotizan a precio internacional", señaló una fuente oficial al ser consultada sobre el sentido de aquel comunicado de Ciara-CEC. "Habla de subas en los costos de producción que han neutralizado los relativos beneficios de los productos del agro. ¿Qué costos de producción? ¿Los de los fertilizantes, los de productos sanitarios para las plantas? Esos sí aumentaron mucho con el shock de la guerra, pero ¿los paga el exportador? ¿Desde cuándo? El exportador compra el grano sin importarle cuánto le cuesta al campo producirlo, y le fija precio en función del valor internacional y no del costo local", agregó la misma fuente, reflejando la opinión de algunos sectores del Ejecutivo.
El comunicado del consorcio exportador de granos continúa apuntando: "No hay que olvidar que el gobierno nacional cuotifica las exportaciones de maíz y trigo, haciendo imposible captar la suba de precios por los exportadores. Las distorsiones económicas que producen esta clase de medidas deben ser discutidas en el Congreso, particularmente cuando se trata de cuestiones impositivas. Ahí es donde el proyecto de ley de promoción agroindustrial duerme", se quejan finalmente.
La propia propuesta formulada por el Poder Ejecutivo, a través del ministro de Economía, da respuesta a varias de las inquietudes que plantea Ciara-CEC en su comunicado. El gobierno presentó la propuesta como un proyecto de ley, por lo tanto está resuelto que la medida será discutida en el Congreso.
Entre los componentes centrales que Guzmán presentó para considerar quién sería alcanzado por la alícuota a las rentas extraordinarias, figura la de haber obtenido ganancias elevadas en términos absolutos, superiores "en modo significativo" a las de años anteriores y, además, un márgen de ganancias sobre ventas (que se mide en términos porcentuales) "anormalmente elevado". Si, como dice Ciara-CEC, los aumentos de los costos "han neutralizado, o aun más", los beneficios por la suba de sus productos, no tienen ni por qué preocuparse: si no tuvieron ganancias extraordinarias, el propuesto tributo no los alcanzará. Siempre que lo que afirma la declaración empresaria referida sea cierto.
Las cuotificaciones a las exportaciones de maíz y trigo tienen el propósito de preservar la oferta para el mercado interno. Y es correcto que así sea. Pero incluso ello no fue un obstáculo para que fuera posible "captar la suba de precios por los exportadores". Fue posible porque se ocuparon de trasladar al precio del grano para el mercado interno el mismo aumento que registró el precio internacional. No fue el exportador quien lo hizo, sino la misma empresa exportadora pero en su rol de fabricante de harina para el mercado interno. Si en vez de hacer eso, hubieran desacoplado el precio interno del aumento internacional, gran parte de todo este asunto no se estaría discutiendo.