La fuga estará probablemente entre los temas que debatirá Mauricio Macri cuando esté en París. No será sobre su evasión como procesado por haber mandado supuestamente a espiar a los familiares de los 44 tripulantes del ARA San Juan, el submarino que se hundió en noviembre de 2017, pero sí versará sobre cómo la banca privada vacía de capitales a los países.
Según pudo saber Página/12, el expresidente participará entre el 5 y el 6 de mayo de una conferencia sobre mercados globales de la JP Morgan, uno de los acreedores privados a los que Cambiemos buscó beneficiar y, cuando le cortaron el chorro, fue a contraer una deuda monumental con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El pedido de Macri ante la Justicia para poder seguir viajando y juntando millas llegó justamente cuando el líder del PRO se encuentra dando charlas en Estados Unidos sobre sus días en la Casa Rosada y sus memorias como CEO con un exfuncionario del organismo multilateral de crédito que fue especialmente elogioso del programa cambiemita, Alejandro Werner. Hasta el momento no se conocía cuál era el motivo del viaje a la ciudad de la luz, porque Macri logró que sus salidas se mantengan en reserva desde que tuvo que pedir permiso para viajar al Mundial de Bridge en Italia.
Después de una serie de reuniones para intentar ordenar el frente interno en el PRO, Macri viajó a Estados Unidos. Este martes estuvo en la Universidad de Georgetown conversando con Werner sobre liderazgo. Werner es fundador del Instituto de las Américas de esa casa de estudios y hasta hace poco ofició de director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI. En una entrevista con La Nación, Werner se mostró especialmente crítico con el acuerdo alcanzado por el gobierno de Alberto Fernández y derrochó halagos a Macri, con quien coincidirá este miércoles en otro evento público.
Macri no pierde tiempo a la hora de armar su agenda internacional. Mientras viajaba hacia Washington, su abogado, Pablo Lanusse, presentó un nuevo pedido ante el juez federal Julián Ercolini –que heredó las investigaciones de espionaje de Dolores después de que la Cámara Federal de Casación se las sacara a su colega Martín Bava– para un nuevo viaje del expresidente. Esta vez será para encontrarse con otros viejos conocidos, sus amigos de la JP Morgan, en un evento que la entidad organiza en París.
Este detalle del itinerario había quedado resguardado en los tribunales de Comodoro Py porque Lanusse viene informando por reservado los viajes de Macri desde que tuvo que pasar por el difícil trance de pedir autorización para que el líder del PRO viajara a Italia para jugar a las cartas. En esa oportunidad también consiguió luz verde para ir a Estados Unidos –donde dio clases en la Universidad Internacional de Florida–, a Qatar y a España. En algún momento de esa travesía, Macri se tomó un ratito para tuitear que se había encontrado con Gianni Infantino, el presidente de la FIFA.
El placer de viajar
El viajar es un placer que es especialmente accesible para un procesado como Macri. Desde que el juez Bava lo llamó a indagatoria el 1 de octubre pasado, empezó la pulseada del expresidente para continuar con sus giras internacionales. Uno de los puntos que más lo había ofuscado fue que Bava le dictó la prohibición de salida del país, noticia que Macri paradójicamente recibió mientras estaba en Miami Beach.
Inicialmente pidió permiso para ir a Arabia Saudita para verse con el príncipe gobernante pese a las denuncias que lo involucran con graves violaciones a los derechos humanos y con el asesinato de un corresponsal del Washington Post. Bava no tuvo más remedio que autorizarlo porque la Cámara Federal de Mar del Plata ya había fijado un estándar en ese sentido ante pedidos de los exdirectivos de la AFI. Una vez autorizado el viaje a Riad, Macri aprovechó para colar un par de días en Qatar, sede del próximo Mundial de Fútbol.
Macri también se enteró de que Bava lo había procesado por el espionaje a las familias de los submarinistas mientras se encontraba fuera del país. El 1 de diciembre estaba en Chile para participar supuestamente de una cumbre sobre cambio climático. En los círculos cercanos al líder del PRO remarcaban que, en realidad, quería estar ese día en Santiago para saludar a su amigo Sebastián Piñera por su cumpleaños.
Después del procesamiento, la Casación le sacó la causa a Bava y los expedientes terminaron en manos de Ercolini, que colecciona varios pedidos de Macri para salir del país. En febrero, el juez debió evaluar una presentación del expresidente para ir a Montevideo a participar de un evento que organizaba una empresa dedicada al negocio offshore. El viaje era en avión particular. Ercolini dijo que, siguiendo los lineamientos de la Cámara, lo dejaba ir y que anticipaba que iba a autorizar los pedidos que hiciera siempre y cuando no se alterara su situación en la causa.
La querella que encabeza Valeria Carreras puso el grito en el cielo y denunció que, en realidad, era una forma de darle libre albedrío al expresidente. Esa postura de Ercolini le valió un pedido de la abogada para que lo apartaran del expediente, algo que rechazó la semana pasada el camarista Pablo Bertuzzi.
“Advertimos que no se trata a Macri como al resto de procesados de la misma causa: no se le retiene el pasaporte, no se le requiere comparecer ante policía para justificar su regreso al país y no se ha constatado su arraigo laboral como sostiene en sus presentaciones”, le dijo Carreras a Página/12. “Este trato es la muestra cabal de la parcialidad del juez Ercolini respecto del procesado Macri. Confiamos en las pruebas y en la Justicia, solo que en Comodoro Py hemos dejado de confiar en los hombres que la administran”, completó.
Está previsto que la semana próxima, la Cámara Federal porteña empiece a analizar la situación de Macri. En esa causa también están procesados los exjerarcas de la AFI que encabezó Gustavo Arribas. En la Cámara descartan algún pronunciamiento inminente.