El tiempo transcurrido, y las fallas de la comunicación digital, dificultaron los dos testimonios que se escucharon ayer en el juicio oral y público por el homicidio del comerciante y militante radical Fidel Yazlle, cometido hace 45 años, el 11 de febrero de 1977 en el norte de Salta.
Luis Alberto Toledo y Fortunato Fadel Yazlle, cuñado y hermano de la víctima, dieron sus testimonios vía videoconferencia.
Fidel Yazlle repartía su tiempo entre la ciudad de Orán, donde residía su familia, y Coronel Juan Solá, o Morillo, donde dirigía un hospedaje y comedor. Ahí estaba cuando fue secuestrado por tres hombres que lo mataron a tiros y lo dejaron en las vías del tren, cerca de la localidad de Pluma de Pato.
Después de mucho tiempo, y mucha insistencia de la esposa de la víctima, Teresa Francisca Toledo, este hecho se está investigando como delito de lesa humanidad y los acusados son dos ex jefes policiales, Víctor Mario Palermo, que era jefe de zona en aquel momento, y Andrés del Valle Soraire, que era jefe de la Guardia del Monte, un grupo policial que combinaba terrorismo estatal con la lucha contra el abigeato. El comisario Fortunato Saravia, que integraba la Guardia, fue reconocido por la viuda como uno de los hombres que buscó a su marido el día antes de su muerte.
Luis Toledo es hermano de Teresa Toledo y la acompañó a Morillo, cuando supieron de la muerte de su cuñado. También fue otro hermano, Roberto Toledo; un hermano de Yazlle, José Yazlle, y un cuñado, José Mauceri.
Cuando llegaron, la policía no permitió que la viuda pasara a reconocer lo que quedaba de su marido. Ayer Luis Toledo contó que los restos de su cuñado se los entregaron a él. Recordó que estaba "destrozado" y solo lo pudo reconocer por el dedo meñique de su mano izquierda, por la forma de la uña.
Tal era el estado de esos restos, recordó el testigo, que le "impresionó mucho". "Se me quedó pegado el tema del cuerpo", se excusó por su falta de memoria en relación a detalles que los abogados le preguntaban. "Lo único reconocible que tenía era la mano", insistió.
Luis Toledo contó que también fueron al lugar donde se encontraron los restos de su cuñado, "pero ya no había nada".
Buscado con armas
Fortunato Yazlle fue el segundo en declarar, con mucha dificultad, por su edad (80 años) y porque padece una sordera. Ratificó que antes del crimen unos hombres "andaban buscando" a su hermano, que fueron a preguntar a la casa de su madre, dos veces; a la casa de su cuñada, Teresa, y anduvieron preguntando en Morillo. "No sé quiénes son los que buscaban", aclaró, pero añadió que su cuñada contó que andaban en camioneta.
Casi al final, el testigo recordó que tres hombres, al menos uno de ellos armado, lo buscaron en la finca o quinta que tenía a dos kilómetros de la ciudad de Orán. Detalló que su capataz, Teodoro Isamazo (fallecido) le contó que preguntaron por él, les dijo que no estaba y los hombres, que andaban en una camioneta, se retiraron. Fortunato añadió que su capataz le contó que pudo ver que uno de los hombres tenía un arma debajo de una revista.
Ayer Fortunato no pudo recordar si esta "visita" fue antes o después del asesinato de su hermano, pero en 2012 , al declarar durante la instrucción de esta causa, afirmó que fue luego del homicidio, "tres días después", precisó a Salta/12 el abogado de la querella de Teresa Toledo, Javier Sarmiento. En esa oportunidad, Fortunato consideró que "la fortuna" estuvo de su lado, porque se había ido de la finca "momentos antes".
Para entonces la familia de Fidel Yazlle usaba una foto de un policía fallecido unos dos o tres años antes, por su gran parecido con uno de los hombres que anduvieron preguntando por el comerciante, y cuya descripción había sido aportada por Teresa Toledo, que habló con ellos cuando lo buscaron en la casa familiar.
Fortunato contó que le mostró esta foto a su capataz, y lo encontró muy parecido a uno de los que había andado preguntando por él, "una persona lampiña, como si fuese gente de la quebrada". Otro testigo también dijo que el hombre que anduvo preguntando por el hospedaje de Yazlle en Morillo era muy parecido a esta imagen.
Fortunato Yazlle se enteró del asesinato de su hermano la noche del 12 de febrero de 1977, cuando regresó a Orán de un viaje a Tucumán. Enseguida fue al hospital, donde un médico estaba lavando los restos de Fidel Yazlle, y allí ratificó el grado de destrucción al que había sido sometido por sus asesinos, "estaba todo hecho pedazos", describió.
Ayer no pudo recordarlo, pero en su primera declaración también había contado que dos o tres meses antes del homicidio de su hermano, el comisario Zenón Ávila (fallecido) que era jefe de la Policía en Morillo, le había advertido que Fidel corría peligro.