La Tierra, nuestra casa común, ese cuerpo-territorio que a pesar de la pandemia y las agresiones tecnológicas persiste en ondular los ciclos de la vida con su fuerza natural, se desborda en demandas urgentes cuando ahora, 22 de abril, fecha internacional de la “Madre Tierra”, según establece la ONU, la embaten inundaciones, incendios provocados y la voracidad extractivista de cultivos transgénicos y de agrotóxicos, que aumentan desdemidos. En la Argentina, el 80 por ciento del área cultivable es colonizada por los monocultivos transgénicos. El domingo 17, las organizaciones rurales y productoras recordaron al mundo entero el Día de la Lucha Campesina, celebraron la inauguración de la primera nave de pequeñxs productorxs en el Mercado Central de Buenos Aires (MCBA), pero no dejaron de enlazar las luchas actuales con la masacre de campesinxs del Movimiento de Trabajadorxs Rurales sin Tierra (MST), en el norte de Brasil, fusiladxs por la Policía Militar el 17 de abril de 1996, mientras se movilizaban para exigir la entrega de tierras.
La historia escrita por los varones poderosos siempre fue capaz de reproducirse bajo diferentes máscaras: es la tercera vez que el proyecto de Ley de Acceso a la Tierra pierde estado parlamentario. Impulsado desde 2016 por la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), plantea la creación de una línea de créditos blandos para que las pequeñas familias agrícolas accedan a una vivienda digna y a una parcela de tierra propia, donde producir alimentos agroecológicos a menor costo. Con las ventas, devolverían el dinero al Estado. Además, propone un desarrollo rural ambiental, social y de economía sustentable, junto con colonias agroecológicas de abastecimiento urbano, para producir frutas y verduras sin agrotóxicos. “El acceso a la tierra para una familia productora significa el acceso a derechos y a una vida digna para las y los pequeños productores, y frutas y verduras sanas para todo el pueblo”, explicó Delina Puma Rocabado, referenta nacional de la organización, durante la última presentación de la iniciativa en el Congreso de la Nación, el 22 de octubre de 2020. “Estamos planteando un proyecto de ley que no solo trae beneficios para las familias agricultoras, sino que podría ser la respuesta a la crisis alimentaria que hoy vive nuestro país”, confirmaba.
Hoy, solo el 13 % de la tierra está en manos de pequeñxs productorxs que producen más del 60 % de los alimentos que circulan en el mercado interno, mientras que el 1 % de las empresas agrarias controlan el 36 % de la tierra cultivada en el país, calcula la organización. El acceso de lxs productorxs de alimentos a la tierra es una de las vías para solucionar la hiperconcentración de la industria alimentaria, la especulación de precios, la contaminación y el trabajo informal y esclavo. Sentaría las bases de un nuevo modelo agroalimentario que no dañe el medioambiente, abastezca de alimentos con mayor calidad nutritiva, de venta directa y a precios menores que los que arrecian en la calle.
Las políticas públicas les deben un acompañamiento profundo a estos procesos, en tiempos que la soberanía alimentaria sana y segura no se presenta como destino inmediato, y la informalidad laboral de lxs productorxs es cada vez mayor. Por eso se celebra la apertura de la primera nave de las familias productoras de la tierra en el Mercado Central, para que puedan vender su producción sin intermediarios. "Hace años desde la UTT luchamos para que en la cadena de comercialización de frutas y verduras haya menos intermediarios y los alimentos puedan llegar directamente del productor al consumidor", aplaudió Nahuel Levaggi, presidente del MCBA y coordinador nacional de la UTT. “Esto es una luz de esperanza, tener nuestra producción allí sin intermediarios es un gran logro, da mucho margen para poder crecer en un momento complejo, con muchas dificultades climáticas últimamente en nuestros territorios, y crisis económica”, acompañó Cecilia Mayorga, productora cooperativa mendocina y vocera de la UST/Movimiento Nacional Campesino Indígena Somos Tierra Vía Campesina (MNCI-ST). “Queremos acercarles a muchas más personas nuestros alimentos agroecológicos y avanzar en la conciencia de la autoproducción sana.”