La cantautora uruguaya Papina de Palma encontró el nombre para su segundo disco escrito en una pared de algún rincón de Montevideo: Esta podría ser la señal. La frase era del artista callejero Un Tonga y la idea le vino justo para definir su presente musical y personal. Lo curioso es que las frases que se desparraman por las calles montevideanas están enmarcadas con forma de tumbas. “Pero tiene un discurso alternativo sobre la muerte. Aplica el concepto a un montón de cosas, como la muerte de un momento, de un vínculo o de una tristeza”, dice Papina sobre el acto “psicomágico” que envuelve estas obras efímeras. “’Esta podría ser la señal’ me pareció cursi y hermoso. Y grabar este disco también fue como hacerle lugar a cosas nuevas. Porque estos dos años fueron un viaje para mí, por eso esta podría ser la señal para despedirme de cosas”, completa la idea.

Después de dos años de no tocar en la Argentina, la cantante y compositora uruguaya de 31 años –una de las artistas con más proyección de su país- se presentará este jueves a las 21 en Club Cultural Matienzo (Pringles 1249) y el viernes a las 21 en La Bicicletería (40 esq. 117, La Plata). Su nuevo disco, publicado en diciembre, conecta con una tradición cancionística rioplatense, que va desde Eduardo Mateo a Jorge Drexler, pero con un lenguaje de época y con sensibilidad feminista. Y reafirma su identidad uruguaya con la colaboración de artistas como Pitufo Lombardo, Inés Errandonea, Luciano Supervielle, Samantha Navarro y Camila Ferrari. De hecho, en los segundos finales de “Consuelo para una mujer dormida" hay una cita a una canción de Eduardo Mateo ("Piensas, vagas y piensas", de “Esa tristeza”). “Apareció solo, bajó Mateo”, dice ella.

A diferencia de su disco debut, Instantes decisivos (2017), que contó con la producción del argentino Juanito el Cantor, en el nuevo trabajo se hizo cargo ella misma de la producción artística. “Y el hecho de producirlo yo fue consecuencia del apocalipsis, porque en 2020 tenía planeado ir a Buenos Aires a grabar un EP con Juanito. Entonces, estaba re manija con ir a grabar para allá de vuelta pero pintó el apocalipsis zombie y dejó de ser posible”, bromea sobre la irrupción de la pandemia, pero la imposibilidad de viajar a Argentina fue “re frustrante”. “Y ahí, un poco también inspirada por algo que estaba leyendo de Alfonsina (compositora y cantante uruguaya), que hablaba de cómo ella había decidido producir sus canciones, decidí hacerlo yo misma. La mayoría de los productores musicales son varones. De hecho hoy en día conozco pocas compas que produzcan”, analiza de Palma.

Con ese impulso se puso a producir cuatro canciones en plena pandemia y ahí salió el EP Lo que encontré mirando para adentro (2020). “No solo las produje sino que también las grabé y las mezclé, cualquiera, una patriada al cuete. Pero estoy muy orgullosa igual porque fue tremendo laburo y aprendí pila. Y esa experiencia también me permitió decidir más adelante grabar un disco producido por mí, pero en mejores condiciones técnicas”, cuenta. “No es que la posibilidad de producir yo misma sustituya la de trabajar con otra persona. Pero siento que soy más libre pudiendo hacerlo porque es otra posibilidad. De hecho, ahora voy a ir a Argentina y tengo reservado unos días para grabar con Juanito tres canciones que quedaron pendientes. Hacer cosas en lugares visibles puede contagiar a que otras mujeres y disidencias también las hagan”.

-Desde el plano poético y discursivo, el nuevo disco se diferencia bastante de Instantes decisivos, ¿Este es un disco más maduro, con otra búsqueda?

-Cuando grabamos Instantes decisivos no estaba en ninguna búsqueda a nivel poético. Era más chica. Y son canciones que ni siquiera son de 2017. Algunas las escribí cuando tenía 13 años y se nota mucho. Porque yo he cambiado, todos estamos cambiando todo el tiempo. Entonces, ahora tengo otros cuestionamientos y hay cosas que ya no pienso de la misma manera. Encontrarme con el feminismo para mí fue muy transformador en todos los aspectos. Porque no hay nada que no esté atravesado por una cuestión de género. Y las canciones de mi primer disco son todas canciones de amor romántico. Y está bien, no es que esté mal. Pero responde a un momento, a una generación.

-¿De qué manera el feminismo cambió tu mirada como artista?

-Encontrarme con el feminismo me hizo notar la responsabilidad que tengo cuando me subo al escenario. Lo digo desde un lugar humilde, pero cuando estás arriba del escenario tenés un poder, tenés la atención de las personas que te van a escuchar y muchas veces son adolescentes. Entonces, me parece que está bueno cuidar los discursos que uno reproduce. Las canciones de Instantes decisivos las sigo tocando en vivo, pero siempre me gusta poner sobre la mesa que se trata de discursos viejos. Algunas de esas canciones están hechas con todo el amor, pero a la vez son re fuleras a nivel discursivo. Por eso, me interesa transformar la manera de hacer y pensar las cosas.

-En ese sentido, una canción representativa es "La manada", ¿no?

-Es una canción muy importante para mí. Ha vivido transformaciones con respecto a lo que siento con la canción. En el verano en Uruguay hubo un caso de una violación grupal que se hizo muy conocido y en otros países a ese grupo de tipos los llaman "la manada". Entonces, toma otro significado. Pero la manada para mí somos nosotras. Sería injusto que encima nos nieguen el derecho a usar esa palabra que nos describe con esa exactitud.

-Por otro lado, la "La memoria", con Pitufo Lombardo, hace referencia a la dictadura cívico-militar uruguaya. ¿Qué te llevó a escribir sobre este asunto?

-“La memoria” es una canción sobre los detenidos-desaparecidos nuestros. Yo salí dos años en La Falta y Resto, y luego hice la canción final del espectáculo Distopía. Y me pareció que estaba bueno hacer una canción final que tuviera que ver con la memoria porque es una paradoja pensar en el futuro sin considerar la memoria. Porque si no estás condenado a repetir los hechos. Ahora tenemos un gobierno de derecha y muchas veces se ha sugerido "mirar hacia adelante y dejar atrás al pasado". Y es un divague muy grande. Es imposible e irrespetuoso pensar así. Entonces, compuse esta canción motivada por esas cosas que se estaban proponiendo, para que la cantara la murga.