Desesperada 5 puntos
The Desperate Hour/Estados Unidos, 2021.
Dirección: Phillip Noyce.
Guion: Chris Sparling.
Duración: 84 minutos
Intérpretes: Naomi Watts, Sierra Maltby, Colton Gobbo, Debra Wilson, Woodrow Schrieber y David Reale
Naomi Watts se hizo un lugar en Hollywood gracias a trabajos sufrientes en los que la vida de sus personajes daba un giro de 180 grados (casi siempre para mal) en un abrir y cerrar de ojos, con Mulholland Drive (2001), La llamada (2002) y 21 gramos (2003) como emblemas de aquella etapa. La rubia pone a prueba su capacidad de pasarla pésimo en Desesperada, traducción local del The Desperate Hour (La hora desesperada) original y toda una declaración de principios de lo que espera en este regreso a los primeros planos del director Phillip Noyce, de quien se sabía poco y nada hace largos años.
El título podría haber sido “Angustiada”, “Impotente”, “Consternada”, “Agobiada” o “Abrumada”, pues alrededor de esos sentimientos y sensaciones se mueve la subjetividad de Amy (Watts) ante las situaciones que propone Noyce en asociación creativa con el guionista Chris Sparling, el mismo de Enterrado (2010), con la que Desesperada tiene varios puntos de contacto. Empezando por una acción concentrada en tiempo (la brecha temporal del relato coincide con el metraje), espacio (un bosque y sus alrededores) y personajes (todo el peso recae sobre Watts). Tiempo era, justamente, lo que necesitaba el muchacho encerrado en un ataúd varios metros bajo tierra. Y tiempo es lo que necesita ahora esta madre recientemente viuda que lidia como puede tanto con su duelo como con el de su hija pequeña y su hijo adolescente.
Este último sufre una depresión que le ha quitado las fuerzas para levantarse, pero mamá lo persuade hasta lograr que el chico se vista y ponga primera rumbo al colegio. Un pequeño momento de paz e intimidad que aprovecha para salir a trotar por la apacible zona boscosa que rodea la casa familiar. Lo hace con un celular con el que parece hacer todas las llamadas del mes, hasta que recibe la noticia de que algo está pasando en el colegio. Algo que no conviene adelantar, pero que pondría al hijo en el rol de perpetrador de una masacre. El problema es que se entera a unos cuantos kilómetros de la ciudad. Sin demasiadas posibilidades de conseguir un vehículo, solo queda correr. E intentar solucionar las cosas…por teléfono.
Como las recientes A ciegas y Kimi: Alguien está escuchando, Desesperada tracciona su acción con los caballos de fuerza concedidos por un motor narrativo cuya mecánica funciona en base a un panorama externo cada vez más complicado del que la protagonista se anoticia a través de su dispositivo móvil. Hay tensión y empatía hacia esa mujer en crisis. Lo que no hay –y que sí había en las otras dos– es conciencia de dónde está el punto en el que todo el asunto se pasa de rosca y cae en un inverosímil del que resulta imposible volver. Un inverosímil que incluye a Watts –siempre al borde del estallido– siendo partícipe directa de una toma de rehenes y consiguiendo datos y contactos que ni siquiera la policía puede. El celular, entonces, como el arma más poderosa del mundo.