La práctica del psicoanálisis se ha modificado a través del tiempo y no tiene las mismas características que tenía en sus inicios. Para Lacan, siguiendo a Freud, la práctica depende fundamentalmente de la doctrina, del modo en que se definan sus propios términos. Incluso mantiene siempre en su posición de enseñanza la siguiente pregunta: ¿qué es el psicoanálisis? Un modo de mantener la inquietud, hasta el suspenso, que hace que pueda plantear cada vez algo más, distinto, un campo abierto a la lectura.

Son muchas y fundamentales las innovaciones que introdujo Lacan. Tan serias que le valieron controversias, hasta quedar excluido de las Instituciones que, reconocidas en su época, se dedicaban a la formación de los analistas. Sin embargo, en esos puntos de controversia formalizó su particular manera de entender y practicar el psicoanálisis.

En el principio de su enseñanza (1953) cuestionó dos puntos que se consideraban fuera de discusión, tanto en la práctica de los análisis en general como para el análisis de los candidatos que estaban en formación (llamados didácticos): el tiempo de las sesiones ya no estaría fijado de antemano, tampoco la duración de los tratamientos. Ambas decisiones fundamentadas en el hecho, evidente para Lacan, de que se habían transformado con el tiempo en prácticas ritualizadas de las que había que recuperar su sentido.

El fundamento de esta transformación se sustenta en la particular forma en que a lo largo de su obra definió el inconsciente, que no es independiente de la importancia que dio al lenguaje. Así, en los inicios, si una puntuación diferente puede modificar el sentido de lo dicho, si una escansión puede provocar una resonancia, toda la práctica se verá transformada por lo que el lenguaje en particular nos puede enseñar.

Entonces, el tiempo de la sesión ya no será cronológico sino un tiempo que sigue una lógica particular que se desprende del lenguaje, más precisamente de la teoría del significante. Los hechos no son las “cosas que ocurren” sino que son hechos de discurso, esos que sí ocurren, pero al decir.

A partir de allí tampoco la práctica de Lacan se mantendrá siempre igual. A cada torsión de su teoría, en cada uno de sus cambios, va subvirtiendo el sentido de los términos, lo que por consecuencia provoca un cambio en su posición.

Desde aquel primer momento (1953) a establecer con su Escuela (1964) los lineamientos para poder llevar adelante la formación de los analistas, se dirige cada vez más hacia los fundamentos de la práctica. Desde lo que en principio formuló como la posibilidad del acceso del sujeto a su verdad, a una práctica orientada por la equivocación y el sin sentido.

De este recorrido tratará la primera clase que estará a mi cargo, del curso Estudios y razones en la enseñanza de Jacques Lacan que se titula: “Lacan y el estatuto del psicoanalista” el próximo sábado a las 10 en Colegio Estudios Analíticos. Curso dictado en su doble modalidad: presencial y virtual. Inscripción por mail a [email protected]

*Analista. Miembro de Colegio Estudios Analíticos