Distintos medios han tomado una noticia del espectáculo sobre el juicio que hace Johnny Deep a su ex esposa y también a un diario estadounidense que lo habría difamado, según sus términos.

La noticia puede ser tomada desde distintos ángulos. Uno de ellos es el que surge en los testimonios donde Deep relata que su afición (que viene de afecto) a las drogas comenzó a los 11 años cuando su madre le pedía que fuese a buscar sus “pastillas nerviosas”. En una de esas ocasiones probó una de esas pastillas y según dice comenzó en ese momento su larga historia con las drogas. Digo afición por no decir adicción, como se dice en los medios citados, que redundan con su uso. Trato de atenuar el uso del término adicción porque en definitiva respecto del goce que está en el centro de nuestro ser, de todos y de cada uno, todos podríamos ser llamados adictos. Por eso creo que hablar de adicciones en esta época puede ser una ligereza.

Algunos dirán “¡uh, otra vez la madre!”. Pero no, declara también Johnny que la droga fue la única manera que encontró de reducir su “gran dolor”. Es efectivamente uno de los destinos del uso de las drogas, el aplacar la angustia, de morigerar el dolor. Es una solución que el sujeto encuentra aunque no le sea favorable ni aconsejable, e incluso aunque sea una solución que actúa en detrimento del propio sujeto, cuando casi no es más que una solución actuada, impensada, irreflexiva. Como dice el propio Deep fuera de “a bordo”.

Deep no era sólo afecto a los opiáceos, benzodiacepinas y estimulantes, sino que también se sabe de su gusto excesivo por el alcohol, gran adormecedor, aunque produzca también cierta desinhibición las más de las veces, que se convierte en peligrosa luego de cierto grado. Ernest Hemingway o el gran Edgar Alain Poe no se privaron de su uso y abuso a total conciencia.

Es el alcohol, como las drogas, un tratamiento antiquísimo contra el “dolor de existir”, Margueritte Duras ha dicho que pudo vivir y escribir gracias al alcohol. No quiero que se crea que estoy haciendo el elogio de esos medios, sino tan sólo de contemplar que se trata de soluciones que el sujeto encuentra, aunque vayan contra él mismo, como puede ser el hecho mismo de comer: una forma escapar a la angustia y al dolor.

El tema de Johnny Deep se tornaba interesante en esta época por el uso abusivo que se hace del término “tóxico”, al que también se extiende a las relaciones y a las personas. Pues lo que también estaba en cuestión era la relación con su ex esposa, a la que se califica de “tóxica". A la relación. Bueno, también las relaciones se sostienen con recursos varios.

Pero incluso a Deep se lo acusaba en el juicio de maltratar a su esposa, otro tema de actualidad, las mujeres y el trato hacia ellas que va produciendo en la sociedad una reversión de las costumbres y de la modalidad de los lazos, al punto tal que los hombres se encuentran en la situación de producir una nueva masculinidad.

Como se dijo en el juicio, un “monstruo”. Del que se defiende a capa y espada, como él mismo supo hacerlo tan bien en Los piratas del Caribe.

 

*Psicoanalista. A cargo de Psicología en Rosario12.