Un pedido del primo Louis lleva a la aventura. O al terror, según se mire. Así comienzan las peripecias de la periodista o el sacerdote que se puede encarnar al jugar Forgive Me Father, el first person shooter que desarrolló Byte Barrel y acaba de publicar 1C Entertainment. Un juego de disparos en primera persona modesto pero cumplidor, que cuesta la mitad -o menos- que un pack de birra para acompañar la partida: $300.
Forgive Me Father está inspirado en la literatura lovecraftiana, aunque su cosmogonía se expresa más bien en una abundancia de tentáculos y cierto ambiente del sur pantanoso de Estados Unidos. No es el primer juego en esta línea para la muchachada de 1C, que tiene dos ediciones de Lovecraft's Untold Stories.
Lo que sucede con Forgive Me Father es que su género fichinero absorbe gran parte de la experiencia de juego. Tirarles -y acertarles- a los monstruos tentaculosos, los cultistas poseídos de colores radioactivos y los pueblerinos devenidos zombis termina siendo más importante que la supuesta investigación que se va a realizar al pueblo.
Esta "investigación" pasa por leer las "pistas", que más que ser un rompecabezas, apenas desenredan una historia. No están mal per sé, pero tampoco están en la línea de la auténtica literatura lovecraftiana, donde resolver el misterio es lo central y cualquier contacto con las criaturas sobrenaturales termina en la muerte o en la locura. Es más, la mayoría de las veces Lovecraft dejaba claro que era preferible la primera opción.
En ese sentido, también se echan en falta acertijos que podrían agregarle una capa de adrenalina extra. Por qué no alinear algunos objetos para acceder al portal que da al siguiente nivel mientras una horda de perros de los tíndalos se vienen al humo, por ejemplo. En cambio, aquí los "secretos" son más bien habitaciones escondidas con algunas armas y municiones extra.
Llegado el caso, la propuesta está más cerca de los shooters clásicos de los '90, esos de mapas 3D con bichos planos, aunque la música es más ominosa que estridente, en un gran acierto del equipo de desarrollo. La mejora respecto de juegos de esa época es la inclusión del personaje del sacerdote, que permite variar habilidades y tipos de "armas" para resolver el juego, más allá de que en definitiva se pueda ver la cruz o la Biblia que esgrime como otro tipo de armas.
Pero al final es un shooter cumplidor y, como tal, la cosa va sobrada. Las oleadas de enemigos tienen buen ritmo, más allá del nivel de dificultad (el modo fácil es realmente accesible para novatos en el género o quienes no tienen gran coordinación) y la ambientación está bien lograda (la estética "cómic", que explicita su condición de dibujo a través de contornos de línea gruesa, funciona muy bien). Los monstruos sorprenden y ocasionalmente provocan algún respingo. En definitiva, Forgive Me Father te ata a la silla durante algunas horas.
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