Clásico y moderno

El piamontés Mauro Lacagnina no anduvo con muchas vueltas a la hora de buscar nombre a lo que ofrece: pastas. Así bautizó al restaurante ubicado en Belgrano (con sucursal en Palermo), donde este chef italiano que se instaló en Argentina en 2016 combina platos con impronta italiana en versiones modernas. Lacagnina elabora sus propias pastas a partir de harina de sémola y semolín (también cuenta con opciones sin TACC), a la vista de los comensales. 

Entre las rellenas hay ravioli de vacío & provoleta; de agnello (cordero braseado) y de bondiola al Malbec (desde $890); se suman variedades de pasta fresca como spaghetti y pappardele que son al huevo o de espinaca y ricos gnocchi que salen de papa, calabaza, espinaca o remolacha (desde $720). Las únicas pastas que no son caseras son las secas que provienen de Italia, y también de allá son varios de los productos utilizados en la elaboración de las salsas. Todos los platos son súper abundantes y muy sabrosos, pensados para comer en el local o pedir por delivery.

Siguiendo la ruta del trigo, en Pasta también elaboran panes a base de una masa madre integral que nació de una cáscara de manzana en agua hace 9 años y a la que diariamente le van agregando harina integral. Con ella hacen panes de campo, de centeno, de nueces o con semillas, además de ciabatta, focaccia genovese, pan de cúrcuma con almendras. Algunos son suaves y esponjosos, otros apuestan a una acidez más acentuada. Y hay pizzas de estilo napolitano en este caso hechas con otra masa madre de harina italiana que reposan en frío 48 horas antes de entrar al horno de leña. El resultado es una pizza liviana, de borde inflado, súper rica (la 4 Formaggi que viene con mozzarella fior di latte, brie, sbrinz y gorgonzola merece ser probada). 

Entre los postres, no podía faltar el tiramisú con el grado justo de azúcar para no resultar empalagoso, junto con la sfogliatella, los cannoli de pistachos o los de ricota y chocolate. Para acompañar, una carta de vinos corta con algunas etiquetas italianas y buen café, recién molido, para cerrar una auténtica comilona.

Pasta queda en Vidal 2228. WhatsApp: 11-4063-5221. WhatsApp: 11-4063-5221. Horario de atención: todos los días de 9 a 23. Instagram: @lapasta.ar.

Sabores de familia

Este tradicional restaurante abrió sus puertas en 1985, una época en la que ya había muchas pizzerías en Buenos Aires pero pocas que hicieran la pizza como en Italia Con esa idea arrancaron, sumando con el tiempo los platos que la nonna había traído de Livorno. Durante años fue su hija Luciana quien estuvo al mando de la cocina, hoy es Alejandro Ballabeni (hijo de Luciana) el que lleva el día a día del restaurante. Y aunque suele decir que quiere jubilarse, nadie le cree demasiado.

Broccolino tiene ese espíritu de cantina italiana, donde se come bien y abundante y todos son bienvenidos. Con cocineros y mozos que llevan más de dos décadas en el lugar, Broccolino sobrevivió crisis y pandemia, como uno de los protagonistas del esperado renacer del microcentro. En la cocina se amasan pastas como los tagliatelle al nero di seppia all’amatriciana o alla puttanesca ($1810), uno de los platos más pedidos de la carta. Mención aparte merecen los deliciosos ravioles de ciervo, plato recomiendan pedir con la salsa Calígula (hongos y pesto, $2410). Y, quienes quieran dejar todo en la cancha, la súper lasagna con panceta y champignones no falla ($2190). También hay una opción ideal para indecisos: la selección de pastas para compartir, con cuatro pastas y cuatro salsas ($4390).

La carta recorre platos clásicos incluyendo la saltimbocca alla romana ($2910), lomo a la pimienta ($3510, para compartir) y risotti (desde $2080). Pero antes de los principales, nunca están de más unas berenjenas a la parmesana ($1640), los calamaretti Brocolino (porción abundante y flambeada con vino blanco) o la clásica cebolla Broccolino, que preparan desde hace décadas: llega frita y abierta como una flor de la que se van arrancando los gajos. De postre, además del consabido tiramisú está la Copa Tiziana, un helado de mascarpone con frutos del bosque o el Pecatto di Cardinale que trae, básicamente, un poco de todo. 

Broccolino es un restaurante como los de antes, donde siempre se comió bien, donde si vas más de tres veces te llaman por el nombre y donde siempre se tienen ganas de volver.

Broccolino queda en Esmeralda 776. WhatsApp: 11-3910-9747. Horario de atención: todos los días de 11 a 23. Instagram: @broccolino_ristorante.

El regreso de un clásico

Fechoría supo ser uno de los restaurantes emblemáticos de Buenos Aires, punto de encuentro del jet set vernáculo donde actores, políticos, vedettes y periodistas se juntaban alrededor de sus mesas después de la función o del trabajo. Luego de dos décadas de esplendor, finalmente cerró sus puertas en 1996. Hoy, reubicado en La Recova y con nuevo dueño, el lugar quiere recuperar ese espíritu de camaradería y diversión que lo identificaron para alimentar a una nueva generación de comensales. 

Dicen que fue Pepe Fechoría, el entrañable anfitrión del restaurante, quien inventó los ñoquis del 29 allá por los años 70. Pepe no está para confirmarlo pero, sea mito o realidad, y aunque la carta se haya modernizado, los gnocchi a la gauchito (plato estrella del Fechoría original) siguen presentes en el menú ($1150). Salvo las pastas secas que son italianas, el resto es de producción artesanal local: hay fusilli Salerno con pulpo, cherry, alcaparras y aceitunas negras ($1790); spaghetti Genovese, con queso mascarpone, crema y crocante de jamón serrano ($1550) y ravioles de bondiola con salsa de tomates italianos, zucchini, cherry y rúcula ($1650).

Para quienes prefieran las carnes, la milanesa Don Giuseppe con mozzarella, jamón, espinaca fresca, pimientos, portobellos, tomate y huevo (acompañado por papas fritas) no puede fallar ($1800). Hay además carnes a la parrilla y suculentas ensaladas. Como no puede faltar en un restaurante de base italiana, hay varias opciones de risotto. La pesca fresca también destaca, llega en piezas enteras (salvo por el bacalao) y es de lo mejor que encuentren cada día en el mercado: suele haber merluza, lenguado, abadejo, trucha, mero, brótola, chernia. De postre, crema catalana y milhojas de crema pastelera y frutos rojos, entre otros.

Con buena cocina y estratégica ubicación, este Fechoría apuesta a recuperar el esplendor de una época dorada con esos protagonistas que viven para siempre en el corazón de la cultura porteña.

Fechoría queda en Posadas 1053. WhatsApp: 11-4326-0532. Horario de atención: todos los días de 12 a 24. Instagram: @fechoriarecova.