El viaje en auto entre Escobar y La Paternal resulta largo. Un tanto denso, además. Hay mucho tránsito, peajes, y gente muy quemada manejando en las calles. Juan Carlos Baglietto lo está cubriendo obligado. Es el tramo que media entre el depósito de la empresa de imagen, sonido e iluminación que el artista conduce, y unos salones de fiesta que requieren tales servicios. “Es trabajo por suerte, después de estar tanto tiempo sin poder”, respira él. Se refiere a la pandemia, claro, lapsus de la vida en que se lo vio cocinando por las redes con su novia, básicamente porque le gusta pero también para no perder contacto popular. “Incluso me invitaron para hacer un reemplazo en Masterchef, pero no acepté. No podía”, dice.

Sí. Baglietto cocina, escenifica y maneja, pero sobre y ante todo, claro, es músico. Canta como los dioses, y tampoco se privó de hacerlo entre cuatro paredes. “Aprendí a grabar en casa, por ejemplo. También participé de un montón juntadas musicales, escribí prosa con posible destino de canción, hice muchas notas, estuve en proyectos solidarios, compartí mucho tiempo con mis hijos, me agarré el covid, pero con las tres dosis puestas… en fin, no fui de los que padeció mucho la pandemia, la verdad. Y la música fue central en esto”, orienta el cantante rosarino, en las vísperas de un concierto que va a dar que hablar. Este viernes, a las 20.30 en el Teatro Opera (Corrientes 860), se juntará con Silvina Garré, Adrián Abonizio, Jorge Fandermole, Rubén Goldín y Fabián Gallardo –más una banda fija de cinco integrantes— para conmemorar las cuatro décadas de Tiempos difíciles, disco nodal para musicalizar los primeros ochenta en la Argentina. “Parece mentira que hayan pasado cuarenta años”, cae Baglietto. “No sé, me pareció un momento importante para agitar porque ese disco emblemático coincidió temporalmente con la guerra de Malvinas. Es más, voy a revisitar varias canciones que hace mucho no canto”.

La Trova rosarina

Entre ellas, tres de las que había escrito Fito Páez, cuando aún no había cumplido 20 años, y ya se alistaba en esa trova que embistió como una tromba poética y sonora en la música popular argentina: “Puñal tras puñal”, “Aunque mañana no estés” y “La música del Río de la Plata”. “Hay temas de esa época que si los hacemos tal cual, no se pueden cantar. Son un moño”, confiesa Baglietto. Uno de ellos es precisamente “La música del Río de la Plata”, cuya letra Juan compartió con el joven Páez. Es esa que habla de gente a la que el charco le hace mal, y se clava puñales. “La velocidad con que está hecha es un infierno”, ríe. “Es un trabalenguas en medio de una batucada, una cosa rara, digamos. Cuarenta años después, uno tiene la necesidad de tocar menos notas, y hacerlo más pausado para poder cantarla y que te alcance el aire… la verdad es que no sé cómo hacía para cantarla en aquellos tiempos. No sé”. 

Baglietto y Silvina Garré

Del repertorio extra Fito, en tanto, la remozada trova también recreará “Los nuevos brotes”. Compuesta por Rubén Goldín y Juan Monfrini, tal es la canción que participó al Chango Farías Gómez en percusión, y Manolo Juárez en piano, y arreglos musicales. “Otra cosa tremenda e inesperada de aquel disco fue esto, sí, que estuvieran el Chango y Manolo”.

--¿Cómo fue esa secuencia? ¿por qué estuvieron? Ustedes recién llegaban de Rosario, y pocos los conocían aún por aquí.

--Fue por Julio Avigliano, nuestro representante. El fue el que convenció al presidente de EMI de que nos prestara atención. Trabajaba con Facundo Cabral, con Marian Farías Gómez, además conocía a Manolo, y justo coincidió que cuando estábamos grabando el disco, allá por noviembre del 81, el Chango volvía del exilio.

--¿Cómo fue ese encuentro?

--Y, nosotros esperábamos ver llegar a un gaucho, y entró un tipo con un bajo fretless en la mano, y calzas de leopardo (risas). Bueno, la cosa fue que el Chango se recontra entusiasmó con lo que estábamos haciendo. A ver, cómo lo cuento… para nosotros era una locura estar tocando con ellos y que te digan, ¿cómo lo querés?, ¿así, asá? Fue muy impresionante lo que nos pasó en esa grabación. Yo nunca me había podido meter en un estudio así, aparte. A lo máximo que habíamos accedido era a un estudio que tenía un sótano en Rosario, con cuatro canales de cinta. No más que eso.

Tiempos difíciles fue el primer disco solista de Baglietto y se publicó en abril de 1982, plena época de la guerra de Malvinas, con todo el continente emotivo que aquella implicó para la sociedad. Incluso se iba a llamar Tiempos de guerra, pero la idea no prosperó, en parte porque las canciones, pese a que operaban como una polaroid sonora del momento, habían sido compuestas antes de la contienda. “Pasaba eso, sí. ‘Mirta de regreso`, por ejemplo, era la historia de un ladrón que había escrito Adrián (Abonizio), y hablaba de eso. Pero como aparecimos cantándola en la película Los chicos de la guerra, muchos la asociaron de alguna manera con el conflicto. Yo creo que esas canciones saciaban la demanda que tenía la sociedad, por ese momento. La gente buscaba que se dijeran cosas, ¿no?, porque ese chorro, al igual que los desaparecidos o los chicos de Malvinas, se había transformado en una víctima de la dictadura, en cierta forma”.

--Algo parecido podría caberle a “Puñal tras puñal” o a “Sobre la cuerda floja”, temas oscuros que refieren bien el clima de época. “Nunca nadie le ofreció motivos /como para estar, como para hablar / nunca nadie le ofreció su casa / para que no pase solo Navidad”, escribió Fito.

--Temas de bajón, sí. De personajes sufrientes. La verdad es que era un disco intenso. Lo que pasa es que también, si se aborda la obra en su conjunto, aún con sus temas intrincados, no resulta tan áspera.

--Compensan “La vida es una moneda” o “Dulce pájaro”, sí. Otra arista: ¿Fue solo el hecho de captar en canciones el clima de época lo que transformó a Tiempos difíciles en un disco nodal?

--No. Yo creo que no solo gravitó en el disco la coyuntura sociopolítica que se dio en ese momento, y que por ejemplo permitió que se prohibiera la música en inglés en las radios, y esas pavadas… el disco también planteaba otra necesidad. Necesidades nuevas que el público demandaba, y que nosotros pudimos satisfacer, sobre todo porque éramos un grupo que venía desde Rosario, con toda la inocencia a cuestas. No éramos el changuito cañero que se bajó con la guitarra, pero más o menos… éramos bastante payucas, y creo que esa inocencia nos sumó, en el sentido de que no veníamos contaminados por el negocio de la música, de los productores. No sufríamos los consejos de las discográficas que no te dejaban grabar temas de más de tres minutos, o te impedían grabar varios temas lentos en el mismo disco. En fin, creo que este también fue un motivo por el cual la gente nos adoptó. Y además hacíamos voces, algo que pocos hacían por la época… qué se yo, Serú Girán era de los pocos. Pero el rock ya no estaba habituado a eso, era una cosa más del folklore, o de los cuartetos vocales de proyección.

El repertorio de la Trova para el Opera no estará enfocado solamente en Tiempos difíciles. De los diez temas que lo integran el sexteto tocará seis, y el resto se repartirá entre algunas canciones del disco que lo sucedió (Actuar para vivir), y obras de todas las épocas. “En especial, aquellos que mejor cuajan con los músicos actuales”, aclara el rosarino. “Respecto de las versiones que vamos a hacer de Tiempos…, si bien estas respetan el concepto original, ha pasado mucho tiempo, y no podríamos repetir al pie de la letra los aciertos y los errores cometidos en aquel momento. Pero todas las versiones tienen arreglos corales, excepto las solistas”, informa Juan, englobando el formato de buena parte de las 25 canciones pactadas.

--Además del disco, está la canción “Tiempos difíciles” de Fito Páez, incluida originalmente en Actuar para vivir. ¿La van a hacer?

--No. Nos hacemos los que no somos obvios (risas)

--A propósito, ¿no hay forma de convencer a Fito de que esté? Sobre todo tratándose de la época que evocan. La mitad de los temas de Tiempos Difíciles son de él…

--Yo no tengo por qué convencer a nadie. El está invitado en forma permanente, y cuando quiera venir, vendrá, qué se yo. Ojo, no hay un tema de que estemos peleados, ni nada de eso. Simplemente pasa que él tendrá otras necesidades, y es respetable que las tenga, lógico.

--¿Pero lo intentaron?

--Me junté un par de veces con él, lo intentamos, sí. Pero no se pudo. No es ni mala leche, ni falta de voluntad de nuestra parte… es más, cuando se decida, que ni siquiera toque el timbre. Que entre, se siente al piano, y ahí vamos. Pero bueno, uno no puede andar implorando cariño.

--¿Hay algo en tu presente por fuera de la trova?

--Claro, si. Tengo pensado grabar dos discos, uno como solista, y otro con Lito Vitale. 

--¿Folklore, tango, rock, un poco de todo?

--Rock. Lo tenemos pendiente desde hace bastante con Lito. Y va a ser un disco rockero, porque en los conciertos yo siempre cuento que nosotros no venimos del tango ni del folklore. Venimos de otra música, y esa otra música es el rock.

La Trova tiene la palabra

Adrián Abonizio

“Cuando uno era chico, una persona de 40 años era vieja. Hoy, que hemos traspasado esa edad, la vida nos encuentra en este extraño cumpleaños de festejar que seguimos vivos y que hemos logrado torcer la línea imaginaria de la inacción, de la música `livianita`, de las modas y el `pum para arriba`. Nos hemos propuesto sin hablarnos, escribir bien, contar historias, cantar mejor y además decirle a quien quiera oír que la música rosarina tiene un sello con nuestros nombres, pero dentro de ese lacre están quienes nos antecedieron y los que están viniendo. Pudimos haber desaparecido, estar en Malvinas y otras cosas horribles: tuvimos suerte porque actuamos con el fervor de las ideas, sin reparar en el miedo, no por valientes sino por indiferentes a los males, con nuestra inconsciencia como bandera y porque en medio de razias, vigilancias y terror crecimos intuyendo que debíamos hacer algo distinto, una música con sabor propio que nos siga hablando aun cuando no estemos. Una fundación en medio de la nada absoluta; un Nebbia que sin conocernos era un faro por haber nacido en medio de nuestras costillas jóvenes, cuando aún no ambicionábamos siquiera dejar una huella nueva en la cultura. Qué se yo, explicarlo puede ser arrogante o inútil: pero tuvimos suerte de encontrarnos los que estamos con la loca sensación que aún no hemos empezado del todo y que nos falta, por suerte, mucho recorrido.

Silvina Garré

“Eran tiempos difíciles aquellos, de allí el título del disco. Yo tenía una visión parcial de lo que sucedía, por la falta de información. Igualmente, la policía te sacaba de los bares, recitales o te llevaba por averiguación de antecedentes por la ropa que usabas o por ser joven nomás. Igualmente, algunos la pasaron mucho peor que otros. Lo paradójico es que al mismo tiempo que sucedía algo tan trágico como la dictadura y la guerra de Malvinas, nosotros vivíamos la concreción de un sueño. No soy nostálgica porque no creo en la cronología pasado-presente-futuro. Hay eventos que acontecieron hace años y se resignifican y permiten construir el porvenir. Y con las canciones hay algo ligado a lo atemporal, que es maravilloso. Lo primero que tomé de aquello fue la experiencia de estar sobre un escenario, caminarlo, comunicarme con el público. En ese sentido, Juan fue un gran maestro para mí. Recorrimos todo el país, a veces hacíamos 3 shows por día. Empecé a cantar en un espacio grupal lleno de buenas canciones, voces hermosas y estilos musicales muy diversos pero que conformaron uno nuevo y original. Fue la mejor escuela.

Rubén Goldín

“En la época de Tiempos difíciles, mi cabeza era un torbellino. Se me mezclaban mi primera banda Pablo el enterrador, El Banquete con Fito, y mis cosas como solista. Yo sentía que se empezaban a dar las cosas con las que había soñado desde los 15. Pero ni antes ni ahora sentí que lo había logrado, siempre pensé que hay que seguir laburando y buscando esa canción perfecta. Ensayar, cuidar los detalles…

Yo no creo que hayamos dejado algo tan importante desde el punto de vista cultural. Los músicos y bandas que vinieron después nos respetan, pero la música va cambiando. Sí, hemos dejado un puñado de canciones escritas desde la honestidad, sin deseos de grandes ventas ni buscando el éxito. Eso el público lo valora y por eso nos quiere volver a ver.

Jorge Fandermole

 

“En aquel tiempo nos tocó estar trabajando, creando, tocando, grabando, mientras otros morían lejos y solos. Eso fue muy penoso y lo sigue siendo al recordarlo. Acá estamos ahora para no olvidar nada y asumir críticamente la historia, que es lo que dignamente podemos hacer por respeto a los que fueron a pelear y a los que no volvieron”.