Policías israelíes y manifestantes palestinos volvieron a enfrentarse, con un saldo de más de cincuenta heridos el viernes en la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén, escenario de fuertes tensiones que han llegado hasta la Franja de Gaza. Estas tensiones se producen exactamente un mes después de una serie de sangrientos ataques que causaron catorce muertos en Israel. Desde entonces, un total de 24 palestinos, entre ellos los asaltantes de estos ataques, murieron en incidentes o enfrentamientos con las fuerzas israelíes en Cisjordania ocupada.
A primera hora del viernes, las fuerzas de la policía israelí entraron a la Explanada, tercer lugar santo del islam y sitio más sagrado del judaísmo bajo el nombre de Monte del Templo, mientras jóvenes palestinos lanzaban piedras en su dirección, constató un periodista de AFP, que vio algunos heridos. De madrugada, "alborotadores enmascarados y con banderas del movimiento islamista palestino Hamás" lanzaron piedras contra el Muro de los Lamentos, el lugar de plegaria santo del judaísmo situado en la parte baja de la Explanada de las Mezquitas, indicó la policía israelí. Los disturbios provocaron al menos 57 heridos, dos de ellos graves, indicó la Media Luna Roja palestina.
La tensión persistió en la Explanada, con lanzamientos de piedras y disparos de balas de goma, en el tercer viernes del mes sagrado del Ramadán, que coincide con el fin de la celebración de Pésaj, la Pascua judía. Luego, hacia el mediodía, miles de personas pudieron orar en medio de un contexto más tranquilo. No obstante, un pequeño dron sobrevoló la explanada y lanzó gases lacrimógenos a parte de los fieles creando escenas de pánico. La policía afirmó que utilizó "medios para dispersar" a una muchedumbre que intentaba dañar una de sus garitas.
Durante la última semana, más de doscientas personas, mayoritariamente palestinos, resultaron heridos en el interior y los alrededores de la Explanada de las Mezquitas.
Cohetes y bombardeos en Gaza
Estos episodios llevaron a Hamás a lanzar cohetes desde la franja de Gaza hacia Israel, cuyo ejército respondió con ataques aéreos a este enclave palestino de 2,3 millones de habitantes. Hamás, que controla la franja de Gaza, dice que quiere defender la Explanada de las Mezquitas. Los disparos de cohetes desde Gaza esta semana, que no han causado heridos, son los más importantes desde la sangrienta guerra de once días que enfrentó en mayo de 2021 a Hamas e Israel, tras semanas de tensión en Jerusalén. "Estamos profundamente preocupados por la escalada de la violencia en los Territorios palestinos ocupados y en Israel desde hace un mes" declaró este viernes Ravina Shamdasani, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos humanos
La presencia en la Explanada de las Mezquitas durante el ramadán de un gran número de judíos -a los que se les permite visitar el lugar bajo ciertas condiciones y en momentos específicos sin rezar- y el despliegue de las fuerzas de seguridad en este lugar sagrado situado en la Ciudad Vieja de Jerusalén, fue calificada como una "provocación" por los palestinos y varios países de la región. Varios ministros árabes reunidos en Amán condenaron "los ataques y las violaciones israelíes contra los fieles de la mezquita Al Aqsa", que se halla en la Explanada, un templo administrado por Jordania aunque los accesos están controlados por Israel. "Israel preserva y continuará preservando el 'statu quo' en el Monte del Templo" pero "no aceptaremos en ningún caso lanzamientos de cohetes desde la franja de Gaza", dijo el jueves el ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid.
Antes de estas declaraciones, Lapid se había reunido con la secretaria de Estado adjunta para Asuntos de Oriente Próximo, Yaël Lempert, y el emisario encargado de las relaciones palestino-israelíes, Hady Amr. Los dos diplomáticos estadounidenses se encontraron después con los dirigentes de la Autoridad Palestina, que tiene su sede en Cisjordania ocupada. "El presidente (de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas) pidió la intervención de urgencia de la administración estadounidense para poner fin de una vez por todas a la escalada israelí en los Territorios Palestinos", dijo tras el encuentro Hussein al Sheikh, funcionario de la Autoridad Palestina.
La Ciudad Vieja
La Ciudad Vieja de Jerusalén está dividida en un barrio judío, otro musulmán, otro cristiano y uno armenio, frecuentados por los fieles de cada religión, por los habitantes y los turistas, bajo la vigilancia de las fuerzas israelíes en cada esquina. Sigue siendo el foco permanente de tensiones, ya que los palestinos cristianos como musulmanes acusan a las organizaciones nacionalistas israelíes de querer colonizar y "judaizar" este lugar donde se cruzan las grandes religiones monoteístas, situado en la parte palestina de Jerusalén, ocupada y anexionada por Israel desde 1967.
Los enfrentamientos han aumentado en los últimos días con la celebración del Ramadán, el mes del ayuno musulmán, y la Pascua judía, dos fiestas que propician grandes concentraciones en la Ciudad Vieja. El viernes 15 de abril, la tensión se convirtió en enfrentamientos en la Explanada entre los manifestantes palestinos y las fuerzas israelíes, dejando a más de 170 palestinos heridos. Y este viernes estallaron nuevos enfrentamientos.
"La situación es muy difícil, hay una atmósfera de guerra", dijo Firas Mohamad, un comerciante de la calle Al Wad, que sigue recibiendo algunos clientes con normalidad. A Mohamad le molestan los ultraortodoxos y a veces nacionalistas que desfilan frente a su tienda, a menudo escoltados por guardias de seguridad, de camino al Muro de los Lamentos o a la Explanada de las Mezquitas. Antes no solían pasar por el barrio musulmán pero hoy "vienen en grupos, con banderas, gritando 'muerte a los árabes, muerte a los musulmanes', y vienen a crear problemas", dijo Mohamad. Y la policía israelí "no hace nada".Al contrario, dice, les dejan entrar en la explanada, un lugar administrado por Jordania pero cuyo acceso está controlado por Israel, donde pueden entrar bajo ciertas condiciones pero donde no se les permite rezar.
Frente a su tienda de comestibles en la Ciudad Vieja de Jerusalén, Alaa Zorba le grita a un policía israelí, que le devuelve el grito. Un signo más de las tensiones entre israelíes y palestinos que podrían aumentar en cualquier momento. "Están echando más leña al fuego", dice este comerciante mientras repone mercancía en su tienda en Al Wad, la principal calle del barrio musulmán de la Ciudad Vieja, cerca de tres policías israelíes.
Poco antes, este palestino de 45 años vio como uno de los policías pedía a un hombre musulmán sus documentos de identidad cuando quería ir a la Explanada de las Mezquitas. Finalmente le rechazaron el paso al hombre sin motivo aparente y el policía le dijo que probara suerte por otra entrada, mucho más alejada. Poco después, el mismo policía desea a un judío que pasa por allí una feliz Pascua, lo que hace perder paciencia a Alaa Zorba. "Les grité que estaban perturbados", explica tras ser calmado por otros palestinos.
Tras el breve enfrentamiento, más violento en palabras que en golpes, cada uno vuelve a sus asuntos. Cerca, un joven palestino esposado sigue a dos policías israelíes. Nadie sabe por qué ha sido detenido, pero nadie presta atención a la escena, que ahora parece ordinaria. "Día tras día, la tensión crece", dice Alaa Zorba.