Volvió a perder San Lorenzo de local y el Nuevo Gasómetro volvió a ser una hoguera de bronca. Patronato de Paraná le ganó 2 a 1 y disolvió la escasa calma que se había conseguido en la semana con la victoria ante Unión en Santa Fe. Los jugadores y los dirigentes con Matías Lammens y Marcelo Tinelli a la cabeza, fueron el centro de la rabia desde que a los 16 minutos, los entrerrianos se pusieron en ventaja con un gol de contraataque de Alex Rodríguez. Y mucho más desde que a los 23 minutos del segundo tiempo, Gabriel Gudiño amplió el marcador.
Hubo un soplo de mínima esperanza cuando dos minutos después, San Lorenzo descontó con un gol en contra del defensor Sergio Ojeda. Pero ya por entonces, los nervios iban y venían de la cancha a las tribunas y también en sentido inverso. Patronato aprovechó todo eso para ganar luego de tres derrotas consecutivas y hasta pudo haberlo hecho por una diferencia mayor: en el largo descuento de 8 minutos, Torrico le tapó dos manos a mano a Diego García y a Barrios y el propio Barrios desperdició otra situación muy clara.
La confusión pareció invadir hasta al técnico interino, Fernando Berón. En el entretiempo sacó al lateral derecho Ezequiel Herrera para ponerlo a Centurión. Y la movida tuvo dos efectos contraproducentes: desarmó la defensa (San Lorenzo quedó muy abierto en el fondo) y no potenció el ataque: Centurión no aportó nada jugando detrás de los delanteros Cerutti (uno de los pocos que se salvó de los silbidos y los insultos) y Bareiro. Después, volvió a canjear un defensor (el colombiano Zapata) por un delantero (el cordobés Braida) y retrasó a Jeison Gordillo. Pero el desorden ya había atrapado a todos.
Mucho más cuando a los 18 minutos del segundo tiempo, Fernández Mercau metió un planchazo y salió expulsado. Si con once jugadores, San Lorenzo había extraviado el rumbo, con uno menos fue un caos, potenciado por la bronca que bajaba de las populares y las plateas encendidas. Hasta los pases más sencillos se fallaron.
De 13 partidos jugados este año, San Lorenzo ganó apenas dos (a Talleres en Córdoba y a Unión en Santa Fe) y de local, lleva tres empates y tres derrotas. La Copa de la Liga ya está perdida y las perspectivas no son buenas de cara a lo que se viene. Dentro de la cancha, los jugadores no dan respuestas y afuera, nadie se hace cargo de tantas derrotas y de tanta rabia que ya nadie puede contener.