A 19 años del asesinato de Lucila Yaconis, al costado de las vías de la estación de Nuñez, su mamá, cofundadora de Madres del Dolor, espera que a partir del Registro Nacional de Huellas Genéticas, que ella misma impulsó, pueda encontrarse al homicida como reincidente en delitos contra la integridad sexual.

Isabel Yaconis cree que después de tantos años "sería muy iluso" pensar que se podría dar con el asesino, más allá de que tiene fe en que lo encuentren a partir del banco que registra los ADN de los violadores ya condenados para luego cotejarlos con los perfiles genéticos de casos no esclarecidos.

“La única esperanza, pero eso sería muy a futuro, es que con la nueva ley del Registro Nacional de Datos Genéticos Vinculados a Delitos contra la Integridad Sexual (RNDG) apareciera una persona que fuera reincidente", señaló la cofundadora de la Asociación Madres del Dolor.

Sin embargo, la mujer advirtió que "todavía hay provincias que no firmaron convenios con el registro nacional para aportar las muestras que tienen en sus laboratorios". Isabel citó como ejemplo a las provincias de La Pampa y Córdoba, como así también a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y cree que la negativa a adherir al registro se debe a "mezquindades políticas".

En el asesinato de Lucila, el violador dejó su ADN es la escena del crimen y éste fue precisamente el primer registro en ser incorporado formalmente al mencionado banco.

La mujer dijo que en el último año se realizaron dos contrapruebas de ADN "de una persona que estaba detenida hacía muchos años y de otra persona que estaba en la causa", porque vivía a la vuelta de la casa de su madre, al momento del crimen de Lucila, y "había sido involucrado en un intento de abuso sexual en el barrio".

La causa, en la que nunca hubo un solo acusado, sigue a cargo de la Fiscalía de Distrito Núñez-Saavedra y del Juzgado de Instrucción 15 porteño de Karina Zucconi, quien ordenó las últimas diligencias llevadas a cabo.

Yaconis tenía 16 años cuando la violaron y asesinaron a media cuadra de su casa, donde la esperaban sus padres. Un empleado que trabajaba en una fábrica de la zona, de apellido López, oyó los gritos de auxilio antes de que fuera asfixiada, por eso se arrimó hasta el alambrado que rodeaba las vías del Mitre, pero el presunto asesino, de estatura mediana, se le adelantó y le dijo que estaba peleando con su novia, que se quedara tranquilo y Lopez se retiró. Cuando regresó con la policía, Lucila ya estaba muerta.

Isabel expresó que "lo único" que puede "agradecer dentro del daño que pudo haber recibido" su salud, es que su "cabeza" siguió funcionando, ya que "fue todo cuestión de minutos", despedirse de Lucila "y a la hora llegar a casa y saber que estaba muerta".

La mamá de Lucila siente que "la muerte fue anoche", porque cree haber quedado "congelada en el tiempo" y no se dio cuenta de que "pasaron 19 años" de su vida.

"Y una manera de que a mi hija no se la olvide es este trabajo que me propuse, el famoso Banco Nacional de Huellas Genéticas, que tanto nos costó y fue tremendamente resistido", aseguró la madre de Lucila.

"La vida continúa, nada se para, pero hay que tomar conciencia de que no se puede llorar por lo que no se pudo hacer. Hay que dejar de correr atrás. Si corremos atrás de las tragedias nunca vamos a solucionar nada, y yo no podía creer que la República Argentina no tuviera un banco de huellas genéticas", aseguró la madre de Lucila.

"Pensar en los últimos momentos de la vida de mi hija ha sido tan doloroso, que se lo digo a veces a las mamás, cuando vienen con su mismo dolor: 'Den vuelta rápido esa hoja'", afirmó la mujer. En ese sentido, dijo que esa actitud le "permitió ver con claridad muchas cosas" y que "una muerte no se repara", por lo que "hay que mirar para adelante, para el futuro, para los que quedan".

"Al no parar, al levantarme pensando qué más hacer, al levantarme pensando a quién voy a asistir, a quién le voy a dar una mano, con quién tengo que hablar, para que esta llama nunca se apague. Esa fue mi vida en los últimos 19 años y te puedo asegurar que ninguna alegría que te dé la vida, como puede ser la boda de algún otro hijo que te quede, el nacimiento de los nietos, nada se puede vivir intensamente porque siempre va a haber en lo más profundo de tu corazón esa cicatriz, esa huella que te quedó cuando te arrancaron a tu hijo", concluyó Isabel.

Tras el crimen, Isabel fue cofundadora de Madres del Dolor y desde la asociación fue una de las principales impulsoras del banco genético de violadores, creado mediante la Ley 26.870, sancionada en julio de 2013 y promulgada mediante su publicación en el Boletín Oficial 10 días después.

El registro del ADN de los violadores condenados

El Registro Nacional de Datos Genéticos Vinculados a Delitos contra la Integridad Sexual (RNDG), impulsado por Isabel Yaconis, fue sancionado como ley por el Congreso de la Nación en julio de 2013 y tiene como objetivo "facilitar el esclarecimiento de hechos que sean objeto de una investigación penal".

"La función del registro es recibir todas las muestras genéticas que fueron utilizadas en procesos judiciales. Lo que hace el registro es recibirlas en una fuerte cadena de custodia e ingresar y volcar esos datos. El registro no es el encargado de tener un laboratorio y procesar las muestras. Para eso hay laboratorios en el país", explicó Isabel Yaconis, una de las impulsoras del proyecto de ley.

La ley 26.879 fue sancionada el 3 de julio de 2013 y promulgada 20 días después, pero recién el 17 de julio de 2017 fue reglamentada bajo el decreto 522/2017 y actualmente está a cargo de José Pellegrino.

De acuerdo a lo informado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, el objetivo del RNDG, dependiente de la Subsecretaría de Asuntos Registrales de dicha cartera, es "facilitar el esclarecimiento de hechos que sean objeto de una investigación penal", y para ello auxilia a los poderes judiciales y ministerios públicos de todas las jurisdicciones del país".

Los tipos de perfiles genéticos que se recopilan y clasifican: uno de ellos se extrae de "evidencias de delitos sexuales con autores desconocidos".

El otro tipo, en tanto, pertenece a "los condenados por sentencia firme por delitos contra la integridad sexual", y ello debe ser ordenado por el tribunal de juicio.

Mediante la utilización de 20 marcadores se identifican las "huellas genéticas" y luego las muestras son procesadas por los laboratorios habilitados por la Secretaría de Ciencia y Tecnología, que se encuentran en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Jujuy, La Pampa y Mendoza.

En tanto, en septiembre de 2020 un software de desarrollo argentino denominado GENis comenzó a ser utilizado por el RNDG, para comparar los perfiles genéticos de los delincuentes incorporados al registro nacional de violadores con los ADN de causas de delitos sexuales aún no esclarecidas, con el fin de facilitar las identificaciones de los autores de ese tipo de hechos.

El software GENis fue diseñado como una herramienta informática que permite contrastar perfiles genéticos provenientes de muestras biológicas obtenidas en distintas escenas de crimen, vinculando así eventos ocurridos en diferente tiempo y lugar, y aumentando las probabilidades de individualización de los delincuentes.