Patricia “Pachila” Cabana, dirigente de la organización barrial Tupac Amaru, presa política de Gerardo Morales, recibió su certificado de finalización de la Diplomatura en Comunicación Popular y Fortalecimiento Comunitario que cursó en la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu) y que fue organizada en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Pachila lleva 5 años detenida, ahora con prisión domiciliaria, logró, a través de la gestión de sus abogados, el permiso judicial para asistir a la ceremonia que se llevó a cabo en el Consejo Académico de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNJu.
El 18 de marzo de 2016 la justicia jujueña libró una orden de captura contra la dirigenta, luego de ello Patricia Cabana estuvo 58 días en la Comisaría de la Mujer, para luego ser trasladada al penal de Alto Comedero, lugar donde estuvo alojada hasta el 9 de diciembre de 2016, fecha en la que se le otorgó la libertad condicional, situación que se extendió hasta enero de 2019.
En ese momento asistía al juicio de la causa conocida como Pibes Villeros en calidad de acusada, y cuando se dio lectura a la parte resolutiva de esa sentencia, en la que fue condenada a siete años de prisión, Pachila quedó detenida nuevamente. Luego de 11 meses de detención, su defensa logró que le concedieron la prisión domiciliaria.
En este contexto de persecución política a dirigentes sociales, gremiales, políticos que se vive en Jujuy, el jueves último fue un día de alegría y de celebración durante el acto en la UNJu con la entrega del diploma a Pachila, que asistió acompañada por sus hijos, dirigentes, amigos, el abogado Luis Paz.
Patricia Cabana lleva ya cerca de 20 años militando al lado de la dirigente Milagro Sala, y es a ella a quien le agradece. “Se puede seguir apostando a la vida, a soñar por un país mejor, justo para todos y todas, así como me enseñó mi maestra y amiga Milagro Sala, más de 20 años trabajando, militando en la Tupac Amaru, para mis hijos, para Milagro, por la Tupac, toda lucha vale”, sostuvo con su voz grave y firme.
Si bien son varios los compañeros que realizaron la diplomatura, el caso de Pachila tiene el aditamento de que la hizo estando privada de su libertad. “Haber podido terminar la diplomatura, estar recibiéndome en la universidad es una oportunidad maravillosa para mí, demostrar a mis hijos y a los jóvenes que a pesar de tener todo en contra, porque estoy privada de mi libertad injustamente, con una prisión domiciliaria por razones políticas, se puede seguir apostando a la vida”, dijo Patricia Cabana, quien sabe de estar en situaciones adversas.
Son como 30 los hijos del corazón que tiene Pachila y varios de ellos la acompañaron en un día muy importante para ella, y luego del acto se tomaron fotografías con imágenes de los presos políticos de Jujuy, pidiendo su libertad.
Esa noche los hijos celebraron con Pachila, “vinieron varios de los chicos a la casa a festejar el diploma. Siempre les digo que tienen que estudiar. Compartimos esa noche con comida que trajeron ellos”, destacó la visita en su vivienda construida por la organización en el barrio Tupac Amaru.
“Los medios llenaron de odio y bronca a la poblacion de Jujuy”
Pachila contó que eligió la carrera orientada a la comunicación porque “cuando salí de prisión en el 2016, vi que los medios de comunicación son los que más llenaron de odio y bronca a la población de Jujuy, sentí que hicieron ese trabajo sucio de estigmatizar a Milagro a la Tupac y que todos los tupaqueros eran mala palabra”.
Recordó que “diferentes actividades que realizaba la Tupac, a Milagro no le gustaba que salgan en los medios porque decía que no eran un acto político. Trabajábamos todos los días, no para postularnos o por campaña política, sino porque sabíamos que era una organización. Y eso nos jugó en contra porque no difundimos todo lo que hacía la organización, por la gente”, analizó.
“Por esa razón dije hay que difundir todo lo que hizo la Tupac, por eso cuando terminé la diplomatura pensé en un proyecto y uno fue una radio on line para difundir lo que hizo la organización hasta el cambio de gobierno. Porque hay que tener memoria”, relató la dirigenta.
También se propone rearmar la historia de la Tupac, “mientras Morales siga haciendo todo lo que está haciendo, porque no incluye a los pobres, y pasan los días y se ven injusticias con los que menos tienen. Es esa gente a la que la Tupac contenía. Siempre tratamos de que el pobre no se quede con el concepto de que es pobre. Se escucha 'nací pobre moriré pobre', y no es así. Se pueden hacer muchas cosas, trabajar, hacer cosas son derechos”.
Asi también recordó que cuando se hizo el cambio de gobierno en 2015, y fue detenida Milagro, “el gobierno se apoderó de las fábricas que tenía la Tupac, la sede, y luego se encargó de destruir. Se apropiaron de la radio y de lo que se hizo respecto al canal de tv y eso hay que difundir, todo ese trabajo”, recalcó en referencia a la estructura que tuvo la organización.
“Milagro hizo que confíe en mí”
Pachila ingresó a la Tupac como una más, “era una chica que vendía en la calle y cuando ingresé a la Tupac pude ayudar a tantos jóvenes, amigos, conocidos, vecinos, con techo, trabajo, buscar oportunidades para la gente. Nunca imaginé que podía yo ayudar y dar tanto desde una organización. Milagro siempre me empujó a que podía dar más de mí, y podía hacer más cosas. Sin ella no podría haber llegado a donde llegué. Hasta este punto de estar presas. Tenemos la fuerza y la convicción firme del camino que elegimos, no está mal mejorar las condiciones de vida a muchos compañeros y compañeras. Hoy eso me hace bien porque sé que hice bien y el día que salga voy a seguir militando porque creo en una vida más justa para todos y todas”.
También destacó que no se olvidó de sus orígenes, en ese sentido relató: “La organización me enseñó como madre soltera a criar a mis hijos sola, a seguir para adelante y siempre inculcar a los chicos el estudio. Y uno de mis sueños era dar un lugar a aquellos chicos que no tenían donde estar. Cuando era chica quería tener 12 hijos y tuve más de 30 (que) vivieron y pasaron por mi casa. Cuando estuve en la cárcel también vinieron chicos, ajustados pero acá tenían un lugar”.
Pachila señaló las enseñanzas de su abuela, recordó que le decía que donde “comen 5, comen 10”, o “ayudá sin pedir nada a cambio”. Esas expresiones hicieron que decidiera cobijar a varios chicos. Hoy algunos están en la universidad, o en el sur estudiando, siguiendo su camino. “Siempre impulsando que vayan para adelante, así como Milagro hizo que confíe en mí, y eso repito en cada chico para que no pasen lo que yo pasé”.