El principal acusado de asesinar y enterrar en los fondos de una casa de Monte Chingolo a una mujer y a su hija de 7 años en abril de 2020, cuando regía el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) por la pandemia de coronavirus, comenzará a ser juzgado por el doble femicidio este lunes en los tribunales de Lomas de Zamora.

El debate está programado para comenzar a las 8 en la sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 del Departamento Judicial de Lomas de Zamora, que juzgará a Alejandro Romero Lugo, de 27, por el delito de "doble homicidio agravado”, en un hecho que tuvo como víctimas a su pareja, Cristina Iglesias, y la hija de ella, Ada Antonia Iglesias. De ser hallado culpable, recibirá la pena de prisión perpetua. El debate oral estará a cargo de la jueza Mariela Gianina Aprile, y podría demandar alrededor de tres jornadas.

Se trató “de un crimen de odio”, aseguró Fernando Iglesias, hermano de Cristina y tío de Ada. La forma en que Romero Lugo las mató "fue con suma alevosía", aprovechando el estado de indefensión de ambas mujeres. "Pido que se aplique todo el peso de la ley sobre esta persona que cometió un delito aberrante. Hay leyes nuevas que hay que empezar a implementar como, por ejemplo, la de femicidio. Y tiene que ser una condena efectiva porque cuándo ésta persona (por Romero Lugo) tenga posibilidad de salir antes de que cumpla su condena, es un peligro para mi familia. Pedimos que las leyes que están se hagan cumplir como corresponde”, añadió.

El doble femicidio ocurrió el 25 de marzo de 2020 --a cinco días de iniciado el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) por la pandemia--, y descubierto dos días después en una casa de la calle Domingo Punta 4064 de Monte Chingolo.

Para el esclarecimiento, fue clave el trabajo del perro Max, quien marcó el lugar donde estaban enterrados los cadáveres en el fondo de la vivienda.

Según los forenses que trabajaron en el lugar, Cristina había sido degollada en el marco de una pelea y la niña también había recibido cortes en el cuello, para lo cual el agresor aprovechó la "condición de vulnerabilidad e indefensión de la víctima, derivada en su diferencia física y de fuerza", según la acusación. Romero Lugo, que era pareja de Cristina al momento del hecho, fue detenido dos días después y, tras inventar una coartada, terminó confesando el doble femicidio.

Cristina y Ada fueron dos de las casi 300 víctimas de femicidio que se registraron durante el 2020 en todo el país, según un informe del Observatorio de Femicidios de la Defensoría del Pueblo.

El fiscal Jorge Grieco consideró que en una declaración informal ante la policía el imputado acusó a un conocido suyo que le vendía marihuana y realizó relatos "telenovelescos e inverosímiles en los que, increíblemente, resultaba una víctima que obraba coercionado en aras de permanecer vivo".

Finalmente, confesó el crimen y dijo que asesinó a su novia cuando consumían pastillas y alcohol y que luego mató a la niña, tras lo cual cavó el pozo en el fondo de la casa y enterró los cuerpos. Los investigadores determinaron que el imputado "limpió con gran dedicación la escena".

Además, Romero Lugo se apoderó del teléfono celular de Cristina y "respondió mensajes a la hija mayor de ésta, montando un teatro en el que se hacía pasar por la víctima con el objeto de siquiera levantar sospecha". Dolores, otra de las hijas de Cristina, buscó durante días a su madre y a su hermana porque no tenía noticias de ellas.

El abogado Mariano Lizardo y su colega Paula Ojeda - especialista en delitos de género-, son los querellantes en representación de los familiares de las víctimas.