La importancia del acceso y derecho a la información certera y a tiempo para encarar los desafíos del cambio climático, consiste en que nos permitirá adoptar decisiones en el ámbito de gestión del riesgo, agricultura, pesca, gestión del agua, turismo, transporte, salud pública, entre otros, pero también es un recurso para el uso de las herramientas que nos permitan su cuidado y conservación.

El Día Internacional de la Madre Tierra, celebrado el 22 de abril, fue instituido en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2009. Este fue el primero que se celebra dentro del Decenio de la ONU para la Restauración de Ecosistemas.

“Los ecosistemas sustentan todas las formas de vida de la Tierra. De la salud de nuestros ecosistemas depende directamente la salud de nuestro planeta y sus habitantes. Restaurar aquellos que están dañados ayudará a acabar con la pobreza, a combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva. Pero sólo lo conseguiremos si todo el mundo pone de su parte”, cita su documento en conmemoración a esta fecha.

Iniciativas como NANUM Mujeres Conectadas y la red del Gran Chaco, Redes Chaco están trabajando bajo el enfoque de Soluciones Basadas en Ecosistemas - SBE  como el camino hacia una economía más sostenible para la región chaqueña.

Precisamente esta región que la componen territorios de Argentina, Bolivia y Paraguay, es considerada la más vulnerable a las adversidades del cambio climático en América Latina, con efectos en la erosión de suelos, en la desertificación y en el régimen hidrológico.

Estudios de vulnerabilidad climática del Gran Chaco prevén importantes impactos en las próximas tres décadas, particularmente por el mayor riesgo de sequías e inundaciones según las distintas zonas y el aumento de los fenómenos climáticos extremos, según advierten documentos de la iniciativa trinacional de resiliencia climática, Gran Chaco Proadapt.

Esta nueva variabilidad climática ya está afectando a las poblaciones y a sus sistemas productivos, con pérdida de agroproductividad, la reducción de la calidad y la disponibilidad del agua, desbordes de ríos, incendios. Urge acelerar la creación de nuevas capacidades, instrumentos, conocimientos y modelos de producción y comercialización que permitan a las comunidades del Gran Chaco y a sus ecosistemas reducir su vulnerabilidad”, señala Mauricio Moresco, coordinador de Gran Chaco Proadapt.

Frente a esta realidad, la importancia de trabajar bajo el enfoque de Adaptación Basada en Ecosistemas – ABE cobra más relevancia, como también llegar con conectividad e información a las comunidades más vulnerables.

Conectividad en Ayo La Bomba, en la provincia de Formosa (Imagen: Gentileza Marco Ramírez).

Bajo esta lógica, la iniciativa NANUM busca conectar a 5000 familias del Gran Chaco a través del internet para acceder a información climática, compartir el conocimiento y comercializar sus productos. Sin embargo, el enfoque de la Adaptación Basada en Ecosistemas no parece ser suficiente, sino que es enriquecido con un enfoque de Adaptación basado en Comunidades.

“Para que haya una verdadera adaptación basada en ecosistemas tienen que haber una adaptación basada en comunidades, nosotros entendemos en ese sentido, que las comunidades son el lugar donde está el conocimiento para operar sobre el ecosistema. No entendemos la adaptación basada en ecosistemas sin la adaptación basada en comunidades”, señala Agustín Noriega, director de la Fundación Gran Chaco.

Si bien las poblaciones del Gran Chaco en su mayoría están conformadas por grupos sociales más vulnerables de la región con los más altos indicadores de pobreza y mortalidad materno-infantil, en la actualidad ellas capitalizan el conocimiento y el saber local que puede ayudar a una adaptación climática real y alcanzar la última milla en las poblaciones del Gran Chaco con conectividad e innovación es prioridad para acelerar acciones de adaptación.

“En el mundo actual caracterizado por un avance tecnológico importante y acelerado al igual que los efectos negativos del cambio climático, la información es clave a la hora de tomar decisiones acertadas frente a estos eventos, teniendo presente la urgencia de emprender acciones para mitigar, adaptarse y monitorear sus impactos en una región altamente vulnerable”, señala Marcela Zamora, gerenta país de NANUM Mujeres Conectadas en Bolivia y responsable de conservación de la Fundación NATIVA.

Otro de los factores que resaltan en los últimos años para lograr mecanismos de adaptación es la mirada con perspectiva de género. El cambio climático no es neutral al género, sino que tiende a exacerbar las desigualdades de género existentes: si se considera, por ejemplo, que el cambio climático afecta principalmente a las poblaciones pobres del mundo y que el 70% de las personas pobres del mundo son mujeres, se comprende como los efectos negativos que enfrentan las mujeres son mayores. Tanto es así, que las mujeres, niñas y niños tienen 14 veces más posibilidades de morir durante una emergencia o desastre ambiental que los hombres.

Sofía Pérez, mostrando  mostrando la aplicación de adaptación climática AdApp (Imagen: Gentileza Marco Ramírez). 

“La mirada sobre la comunidad y sobre el ambiente es diferencial. Hay estudios que demuestran que cuando las mujeres van al monte miran otras cosas y hacen un uso distinto que los hombres. Entonces, esta triple mirada de Adaptación basada en ecosistemas, basada en comunidades y en género son estratégicas para la adaptación en el Gran Chaco”, añade Noriega.

Desde Redes Chaco, la plataforma regional del Gran Chaco Americano en la que participan múltiples actores y actoras en pos de su visibilización y el desarrollo sostenible, Pablo Frere, secretario ejecutivo de la Red, nos recuerda que el Gran Chaco es fundamental para el cuidado del ambiente, es un sitio donde existen especies únicas en el planeta y esta biodiversidad como su rol de pulmón para el planeta al igual que la Amazonía, es vital.

“En el día de la madre tierra debemos propender a su cuidado y conservación sin perder la posibilidad de producir considerando la gran población que vive en el Chaco con un potencial para la región y el planeta. Podemos cuidar el ecosistema, promover su mejora sin perder las capacidades productivas del territorio”, comenta Pablo Frere.

El Gran Chaco Americano es considerado el corazón de Sudamérica, con un bosque de más de 110 millones de hectáreas en el que habitan alrededor de 9 millones de personas, con presencia de más de 20 pueblos originarios, migrantes, llamados criollos en el que habitan más de 3400 especies de plantas, 500 de aves, 150 de mamíferos, 20 de reptiles y más de 100 especie de anfibios.

*Prensa NANUM Mujeres Conectadas