La música folklórica de Horacio Salgán y el trío como herramienta expresiva: dos ideas que para Matías Martino fueron madurando de manera paralela, hasta que hace poco más de un año se encontraron, justamente para un concierto en homenaje a Salgán por sus 100 años. Desde ahí, rodaron juntas hasta ser un disco. El otro Salgán se llama el trabajo del pianista cordobés, con Juan Pablo Navarro en contrabajo y Mariano Cantero en percusión, en el que recrea algunas perlas de ese repertorio menos conocido, y en gran parte inédito, de Salgán. “Hubo un momento en el que me di cuenta de que era necesario unir esos universos. Probamos con el trío y funcionó. La de Salgán es una música tan bien escrita que resiste cualquier tratamiento, siempre que la respete, claro”, dice Martino a PáginaI12. “Todo comenzó con la invitación a la Usina del Arte y después el Festival de Tango. Fue entonces que me convencí de que había que grabar estas músicas”. Martino y su trío presentarán El otro Salgán el domingo a las 19, en la Sala Argentina del Centro Cultural Kirchner, y el 16 de Julio en Café Vinilo.

Martino perfeccionó su formación en el CIMAP, esa usina formidable de música argentina que desde hace más de una década conduce Hilda Herrera. “Fue ahí que entré contacto con estas músicas –explica el pianista–. Recibir la música de Salgán de manos de Hilda fue para mí muy fuerte. Es ella quien hace circular estas músicas y nos enseña mucho sobre ellas”.

Muestras de un lenguaje pianístico tan complejo cuanto refinado, en el que se refleja la orquesta, “Cuenta la zamba que un día...” y “La poesía de la zamba”, dedicadas a Carlos Guastavino y Carlos García, respectivamente, son los pilares del disco, junto con “Aire de vidalita”, obra que en algún momento Salgán dedicara a su amigo Daniel Barenboim. “La vidalita es el tema, digamos, más ‘intervenido’ por el trío. Me decidí a trazar espacios con entradas y salidas, es decir el piano en general solo y en las partes en las que la escritura es más densa intervienen contrabajo y percusión. Incluso, en una parte Mariano (Cantero) usa el glockenspiele y le da cierto color setentoso que me gusta”, señala Martino.

Los arreglos de Salgán sobre “Ay tirana”, un gato de José María de Hoyos, y “Para qué”, una cueca de Carlos Montbrun Ocampo –nombres primordiales del repertorio criollo– son también parte de un disco breve, pero de una densidad musical superlativa, que concluye con dos arreglos de Salgán sobre tangos clásicos: “Por la vuelta” y “Boedo”. Un final que más que como una digresión del Salgán folklórico, se podría interpretar como otras perlas de un lenguaje pianístico superior al servicio de una idea amplia de música argentina. “Quería incluir estos temas, antes que nada porque son dos arreglos maravillosos –asegura Martino–. A ‘Boedo’, lo desgrabé para tocarlo cuando me presenté en la audición para entrar a la Orquesta Escuela Emilio Balcarce, hace ya varios años, y ‘Por la vuelta’ es el arreglo más impresionante de Salgán. Pero más allá del género, la música de Salgán me cautiva por su gracia, su sentido del humor. Y una vez que sorteás las dificultades técnicas, es goce puro”.