El lapso de emergencia y consolidación de los colectivos artísticos surgidos en la Argentina puede situarse en prácticamente la totalidad de los casos, entre los tres años previos y los tres años posteriores a la crisis económica, política y social del 2001. Las dificultades que los ciudadanos atravesaron en esos años se vieron manifiestas también en el campo de las artes visuales, trayendo aparejadas formas de creación distintas.
Los colectivos artísticos se convirtieron en la forma principal de organización en el campo del arte, más allá de las temáticas elegidas o los espacios de circulación por los que optaron. Los artistas encontraron en la colaboración un modo de enfrentar las carencias económicas y de potenciar la creatividad con los pocos recursos materiales disponibles para trabajar. […]
Los colectivos seleccionados en la presente investigación supieron construir a lo largo de su existencia una dinámica grupal y una inserción institucional a distintos niveles que fortalecieron y consolidaron su obra, manteniéndose activos desde ese entonces, con alrededor de dos décadas de producción continua, y convirtiéndose en referentes de la colaboración artística.
Más allá de que las temáticas abordadas por cada uno de los colectivos estudiados sean diversas, existen determinados lineamientos comunes que aúnan y ponen en relación su accionar. Entre estos puntos de contacto se encuentran los materiales utilizados, la escala de las piezas, la búsqueda de interacción en los visitantes y la especialización que posee cada integrante en tareas diversas, cuya sumatoria permite una articulación multidisciplinaria más compleja.
En cuanto a los materiales elegidos para la realización de las piezas, la mayoría de estos colectivos comparten elementos comunes. La crisis junto a la devaluación creciente del peso argentino que siguió a las medidas financieras adoptadas y a la imposibilidad de mantener la paridad cambiaria con el dólar, complicó cada vez más el acceso a materiales de trabajo tanto pictóricos como tecnológicos, cuyos precios se encarecían continuamente. De la misma manera sucedía con los viajes al exterior, ya sea para participar en exposiciones o para postularse a residencias o viajes de formación. […]
El reciclaje se convirtió en un método común para la producción artística. Para Garavelli, la reutilización de elementos preexistentes y el reciclaje constituye un indicio político en la obra de grupos que en primera instancia no trabajaban con arte político de manera explícita, debido a que optar por componentes en desuso en vez de utilizar nuevos materiales o tecnologías no es únicamente una decisión estética, sino que es una consecuencia inevitable que deja de manifiesto la crisis coyuntural de la que los artistas eran parte. […]
Oligatega ha trabajado en numerosas oportunidades generando ambientes inmersivos de carácter site specific de grandes dimensiones, ocupando salas enteras de exhibición.
En el caso de Mondongo, su serie de retratos compuestos en forma de collage pueden alcanzar los 3 metros de altura, utilizando todo tipo de materiales adheridos al bastidor para dar forma a la imagen. El resultado son obras de gran formato que sólo pueden ser albergadas luego en salas de exhibición de dimensiones importantes.
Los integrantes de Provisorio Permanente ocupan el rol de operarios en algunas de sus muestras, atendiendo cada uno cierta parte del proceso por el que hacen transitar al visitante. Son pocas las ocasiones en las que el público simplemente se comporta como espectador pasivo, ya que generalmente las exhibiciones que el colectivo propone implican atravesar un proceso de diversas etapas, a través de las cuales la obra adquiere su forma.
Biopus realiza desde el inicio de su carrera obras interactivas que requieren un gran despliegue en el espacio, ocupando fachadas enteras de edificios o salas de grandes dimensiones como Cronopios, en el Centro Cultural Recoleta; producciones que son posibles también gracias al trabajo grupal y la colaboración de un número creciente de asistentes. Este despliegue de grandes escalas conlleva a su vez un circuito de circulación de las obras delimitado y más específico que en los colectivos anteriores. Las características materiales de las obras, su instalación en el espacio y la asistencia de todas las personas involucradas requiere de un presupuesto asignado que no cualquier espacio de exhibición puede solventar. Los lugares donde Biopus ha expuesto sus obras corresponden generalmente a instituciones públicas como el Centro Cultural General San Martín, el Centro Cultural Recoleta, el MAR (Museo de Arte Contemporáneo de Mar del Plata) o instituciones privadas que cuenten con un financiamiento tal que permita el desarrollo de estas instalaciones, como la Fundación Telefónica o el Centro Cultural Konex. […]
En el colectivo Biopus, la suma de conocimientos en esferas tan diversas como son lenguajes de programación, mapping, composición musical, historia de las culturas originarias o de la literatura, generará un tipo de obra única, donde los aportes de cada uno de los miembros se vuelven esenciales en la creación colaborativa de las piezas. Algo similar sucede con Provisorio Permanente, en cuyas obras se interceptan elementos de óptica, trabajo manual de carpintería o modelado, fotografía y dibujo.
En cuanto el resultado material y objetual de las obras, las producciones de estos grupos transitan por diversas disciplinas, no demasiado distantes unas de otras. Oligatega y Provisorio se muestran más afines entre sí, ya que ambos grupos han intercalado exposiciones donde las instalaciones o performances ocupaban los espacios en su totalidad, limitando el recorrido del visitante a las pautas establecidas previamente por los artistas, con otras exposiciones en las que el resultado del trabajo conjunto desembocaba en objetos más tradicionales y de menor tamaño, como pinturas, dibujos, fotografías o maquetas, disponibles para la venta. Ambos grupos han sido representados por galerías de arte que exhiben y venden sus obras.
En el caso de Biopus, su ingreso al mercado de arte es mucho más restringido y prácticamente inexistente debido a las particularidades de las obras. Sus intervenciones suelen ser de grandes dimensiones y en muchos casos incluso inmateriales, consistiendo en mappings que se activan mediante la participación de los visitantes o espacios inmersivos construidos en función de las características espaciales del lugar en el que se realice la obra.
Mondongo se asemeja a los formatos más tradicionales de la pintura y la escultura, si bien los materiales utilizados distan mucho de ser los habituales en cada uno de estos campos artísticos, lo que les ha permitido una fácil inserción en el mercado del arte nacional e internacional, integrando colecciones privadas a lo largo de todo el mundo.
En relación a los lugares de pertenencia, resulta interesante que en prácticamente la totalidad de los casos, el punto de reunión de estos colectivos ha sido la universidad, donde han tejido lazos durante su formación que más tarde se convirtieron en sociedades artísticas.
Oligatega y Provisorio Permanente han compartido diversos espacios comunes a lo largo de su trayectoria. No sólo han realizado exposiciones en colaboración entre ambos colectivos, sino que han compartido el mismo edificio de talleres durante varios años. […]
* Lic. en gestión cultural. Curadora y gestora cultural. Fragmento del capítulo 4 del libro Uno más uno igual a once. Una breve historia de los colectivos artísticos en el siglo XXI (150 páginas, autoedición). Se consigue en formato físico y digital en la página www.temporadaderelampagos.com.