El gobierno de Daniel Ortega cerró la oficina de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Managua y adelantó la salida de los representantes de Nicaragua ante ese organismo, del cual ya había anunciado su retiro en noviembre de 2021. "Retiramos las credenciales de nuestros representantes, los compañeros Orlando Tardencilla, Iván Lara y Michael Campbell. No tendremos presencia en ninguna de las instancias de ese diabólico instrumento del mal llamado OEA", señaló el gobierno de Nicaragua en una declaración pública.
"Nicaragua no es colonia de nadie"
En una carta leída a través de una transmisión oficial, el canciller nicaragüense Denis Moncada anunció que "a partir de esta fecha" Nicaragua deja de formar parte "de todos los engañosos mecanismos de este engendro, llámense Consejo Permanente, llámense comisiones, llámense reuniones, llámense Cumbre de las Américas". Moncada agregó que "tampoco tendrá, este infame organismo, en consecuencia, oficinas en nuestro país: su sede local ha sido cerrada".
"Nicaragua no es colonia de nadie, por lo tanto no es parte de un ministerio de colonias. Al denunciar y renunciar a ese mecanismo infernal del cual nos retiramos inmediatamente en absoluta dignidad, ratificamos, eso sí, nuestro respeto, cariño y reconocimiento, a Cuba y Venezuela, heroicos, y a los pueblos que valientemente libran sus luchas, y que nos han acompañado y acompañan en las batallas", expresó el canciller nicaragüense.
Minutos después del anuncio, la policía nacional rodeó las oficinas de la OEA en Nicaragua, ubicadas a las afueras de Managua, mientras sus símbolos eran desmontados. La secretaría de la OEA, por su parte, denunció la "ocupación ilegítima" de sus oficinas, que calificó como una violación de las normas internacionales, según un comunicado.
Una decisión anticipada
El gobierno de Ortega, un exguerrillero de 76 años en el poder desde 2007, había anunciado a finales del año pasado el retiro de Nicaragua de la OEA, que desconoció su elección para un cuarto mandato consecutivo en noviembre de 2021, con sus rivales y opositores presos. Sin embargo, de acuerdo a los protocolos, la salida debía ocurrir en un lapso de dos años para que Nicaragua culminara con los compromisos pendientes que pudiera tener con el organismo.
"Hasta tanto, Nicaragua es miembro pleno y debe cumplir con todos sus compromisos", recordó el organismo y exigió a Managua "respeto a las obligaciones que hoy rigen su relación con la OEA", precisó el comunicado del foro regional, que también destacó que "sus oficinas, archivos y documentos gozan de la más absoluta inviolabilidad", por lo que "su violación por las autoridades nicaragüenses les hace internacionalmente responsables por sus consecuencias".
La medida fue respaldada por la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que la describió como "la digna, soberana y coherente" decisión de Nicaragua de expulsar a la OEA. También Venezuela saludó como "valiente" la renuncia de Nicaragua al foro hemisférico, al que calificó como "instrumento del imperialismo estadounidense".
"Cerrar la puerta a la paz"
El 23 de marzo, el entonces representante permanente de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields, durante su intervención en una sesión del Consejo Permanente calificó de "dictadura" a la gestión de Ortega y denunció las precarias condiciones en las que sus opositores estaban detenidos.
"No puedo entender los motivos del gobierno, pero este retiro se realiza al cumplirse un mes de mi discurso ante la OEA", manifestó McFields el domingo, quien también sostuvo que la decisión de Ortega de retirarse anticipadamente "es una gran victoria moral para el pueblo de Nicaragua y para los presos políticos que están en la cárcel de El Chipote".
La OEA pidió en reiteradas ocasiones la libertad de los opositores. Las oficinas del foro regional "han estado históricamente en nuestro país y fueron parte de un proceso histórico de pacificación en Nicaragua. El gobierno está cerrando una puerta a la paz", agregó el diplomático nicaragüense.
La permanencia de Nicaragua en la OEA estaba en duda desde que el organismo aprobó el proceso de aplicación de la Carta Democrática Interamericana por los señalamientos contra Ortega sobre violaciones a los derechos humanos en 2018, en el marco de las manifestaciones contra el gobierno que, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), dejaron 355 muertos.
Hasta el momento la OEA no ha aplicado la Carta Democrática Interamericana. El retiro de Nicaragua se hará oficial en noviembre de 2023, una vez que se cumplan dos años desde el anuncio de su decisión.