"Los precios internacionales de los commodities alimenticios, metalíferos y energéticos se mantendrán en niveles históricamente altos hasta fines de 2024 debido a las disrupciones en el intercambio y la producción generadas por la guerra entre Rusia y Ucrania. Esto representa un shock sin precedentes desde la década de los setenta", alertó el Banco Mundial.
De acuerdo con las estimaciones del organismo multilateral plasmadas en su informe “Perspectivas de los mercados de productos básicos”, para este año se espera que el incremento en los precios energéticos supere el 50 por ciento, lo cual implica su mayor alza desde la crisis del petróleo de 1973. En el caso de los productos agrícolas y los metales, se prevé una suba del 20 por ciento.
En particular, el BM estima que los precios del trigo avanzarán un 40 por ciento este año, un récord histórico en términos nominales, "lo cual provocará una mayor presión especialmente en los países en desarrollo que dependen de la importación de alimentos". El impacto no sólo se verifica en los importadores de alimentos, como indica el organismo, sino también en los exportadores, como es el caso argentino.
En el campo energético, se espera que el barril Brent de petróleo promedie los 100 dólares durante el año, el nivel más alto desde 2013, mientras que el carbón y el gas natural alcanzarán récords históricos en Europa.
A mediano plazo
Para el Banco Mundial, el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia podría derivar en una inflación más duradera, además de retrasar la transición energética desde los fósiles hacia renovables. Asimismo, la fuerte suba en el valor de la energía y por ende de los fertilizantes causaría una escasez alimentaria.
"El aumento de los precios de los alimentos y la energía está generando un alto costo humano y económico, y probablemente frenará los avances en la reducción de la pobreza”, explicó Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas que elabora el informe en el Banco Mundial, y agregó que “la suba de los precios de los productos básicos exacerba las presiones inflacionarias, ya elevadas en todo el mundo”. La entidad "recomendó" a los gobiernos diseñar programas de protección social focalizados, como las transferencias monetarias y de obras públicas.