Las mujeres de la Comarca Andina, esa zona patagónica que enhebra a los pueblos de Lago Puelo, El Bolsón y El Hoyo, marcharán mañana por primera vez articuladas: la noche en que se conoció el hallazgo del cuerpo de Micaela García, en abril, se juntaron en una plaza, hablaron de las violencias machistas que las atraviesan a cada una de ellas, y decidieron organizarse como colectivo y reunirse cada dos semanas. “Estamos muy emocionadas. Estamos fuertes, estamos juntas”, cuenta a PáginaI12 María Cavallaro, masajista, que trabaja para el PAMI en centros de jubilados, sobreviviente de violencia machista en una relación de 18 años. La organización de mujeres en barrios, sindicatos, centros de estudiantes, tomas de tierras, y universidades, entre otros espacios, es la potente expresión de la ola que empuja el movimiento Ni Una Menos, desde la primera marcha, dos años atrás. Los ejemplos, se multiplican en todo el país. Hoy la convocatoria se repite: será la tercera movilización del 3J –fecha que ya forma parte del calendario de los derechos humanos en la Argentina–, que se enlaza con el paro nacional del 19 de octubre y el 8M. Desde las 12 habrá talleres, una feria y una radio abierta en la zona de la plaza de los Dos Congresos y a partir de las 16 se marchará hacia la Plaza de Mayo “contra la violencia machista y la violencia estatal”.
Algunas organizaciones partirán desde Plaza Lavalle, para denunciar el sexismo en la Justicia frente al Palacio de Tribunales. La movilización confluirá y terminará frente a la Casa Rosada, con la lectura en las voces de la periodista Liliana Daunes y Nora Cortiñas, de un extenso documento consensuado entre un centenar de organizaciones, que recorre un amplio arco de demandas y exigencias al Estado.
“Basta, basta de violencia machista, basta de complicidad estatal para esas violencias. Reclamamos prevención y cuidado, igualdad y justicia social. La demanda al Estado, tanto al Gobierno de Mauricio Macri y la alianza Cambiemos como a los gobiernos provinciales, es clara: se trata de las políticas integrales de prevención de la violencia patriarcal y respuesta adecuada a las víctimas. Nunca pedimos el endurecimiento de las penas: tampoco menos libertades”, se escuchará desde el palco. Y se denunciará la criminalización de la protesta social, se pedirá por la libertad de Milagro Sala, como presa política, y de Analía Eva “Higui” Dejesús, detenida por lesbiana y pobre desde hace siete meses, cuando se defendió de una patota que la perseguía para violarla y mató a uno de sus agresores. Sonarán otros nombres de mujeres, símbolo de la vulneración de derechos para el movimiento de mujeres.
“No nos callan. Todos los días una mujer, una niña, una travesti, aparece muerta. El patriarcado se sostiene con esa violencia sobre nuestros cuerpos. Y no nos vamos a creer que es culpa de manifestarnos que la violencia crece”, dirán las oradoras. El documento incluirá demandas al Estado, en relación a distintos ejes, en un extenso manifesto, que se referirá a la situación de las mujeres migrantes, a las consecuencias de la criminalización del aborto, de las víctimas de trata, que reclamará el cupo laboral para personas trans, y políticas de cuidado, y que denunciará la flexibilización laboral, entre otros reclamos.
Hoy, la ebullición empezará desde el mediodía, con talleres sobre al amor romántico, el aborto, las violencias, la violencia institucional, existencia lésbica, entre otros, frente al Congreso. A partir de las 16 se empezarán a formar las columnas para marchar a la Plaza de Mayo. La de NUM partirá desde avenida de Mayo y San José. Las campañas por el derecho al aborto y contra las violencias, la CTA y la Corriente Federal dentro de la CGT, sindicatos, partidos políticos de la oposición, mujeres autoconvocadas, sueltas, organizaciones LGBTTI, de víctimas de trata, de trabajadoras sexuales, estudiantes, y artistas, avanzarán en multitud, con cantando y bailando, para terminar frente a la Casa Rosada, donde se leerá el documento acordado.
La marea que empuja el movimiento Ni Una Menos viene sumando en estos dos años postales para la historia. Trabajadoras de una sucursal del Banco Nación en una localidad bonaerense cuando supieron que el tesorero le había pegado a su mujer, le impidieron la entrada. “No hubiera sido posible sin la movilización del paro internacional de mujeres, donde las bancarias participaron activamente de acciones de concientización sobre las violencias machistas”, reflexiona una referente gremial. En estos dos años el activismo feminista se multiplicó, se expandió como fuego: las experiencias se registran en barrios vulnerables, donde mujeres se organizan para defender sus derechos en una toma de tierras, como en Cuartel V, partido de Moreno, provincia de Buenos Aires. Pero también en sindicatos, donde abrieron la discusión para incorporar la licencia por violencia de género, y en las universidades, que empezaron a implementar protocolos para denunciar la violencia machista en el ámbito académico. Colectivos de artistas potenciaron distintas acciones como Serigrafistas Queer, que dan talleres a organizaciones y estudiantes. En el último, que hicieron en la Facultad de Ciencias Sociales hace pocas dìas, participaron integrantes de la cátedra Identidades, Recursos Sociales y Tecnologías de Género, que eligieron para estrenar la nueva técnica aprendida difundir la pregunta “¿Hay autoras en tu programa?”, para llamar la atención sobre las bibliografías de las materias plagadas de nombres masculinos. La frase la vio el sociólogo Lucas Rozenmacher, que estaba armando el programa de la materia Artes Audiovisuales II de la Licenciatura en Cultura y Lenguajes Artísticos, que se dicta en la Universidad Nacional de General Sarmiento. Y tuvo su impacto: le contó a Mariela Scafati, de Serigrafistas Queer, que se dio cuenta que no incluía ninguna autora en la bibliografía y lo cambió. Apenas un botón de muestra.
La primera marcha se gestó como consecuencia de una sucesión de femicidios de alto impacto en los medios, que se dieron a principios de 2015. El de la adolescente Chiara Páez, de 14 años, a manos de su novio de 16 y cuyo cadáver apareció enterrado en la casa de los abuelos del joven, en Rufino, en el sur de Santa Fe, empujó la convocatoria inicial. Pero la primera vez que se usó la frase “Ni Una menos” fue para convocar a una maratón de lecturas, el 26 de marzo de ese año, en la Plaza Boris Spivacow, en Buenos Aires, por parte de un grupo de escritoras, periodistas, activistas y artistas, luego de que se encontrara el cuerpo de la adolescente Daiana García, diez días antes, semidesnuda, con una media en la boca dentro de una bolsa de basura.