Un torbellino de poesía y crudeza acerca del tiempo y su carácter amenazante, la tiranía de Cronos sobre el cuerpo de la mujer, las huellas que quedan en la figura, los órganos, las emociones, la biología que nos tictaquea. De eso se trata No tengo tiempo, el libro-diario de María Pía López que está llegando al teatro con la dirección de Cintia Miraglia (4 nominaciones recientes por su puesta de La Falcón) y las actuaciones de Carolina Guevara y Leticia Torres.

No tengo tiempo se estrena el domingo 1º de mayo a las 18 horas en El Extranjero, de Valentín Gómez 3378, Ciudad de Buenos Aires.

¿Qué nos podés adelantar sobre la puesta?

--Se trata de un combate, donde se batalla física y emocionalmente y donde los cuerpos son el centro, la materia en la que se inscriben todas las situaciones. Dos mujeres que son cuerpo encarnado en muchas otras voces que se proyectan a la vez como narradoras y parte, y que desde su fortaleza poética se constituyen como territorio de conquista. Hay humor, pero nunca complaciente... más bien incómodo y catártico.

"Espero un hijo que no llega": el deseo de maternar después de los 40

“No tengo tiempo. Lo perdí. Espero un hijo que no llega. No puedo esperarlo más. Tarde, muy tarde, corrí en su busca. Morosa, derrochona, inconsciente, atontada. Tengo que entender qué pasó”. López, doctora en literatura, socióloga, ensayista y docente, sobrepasa los años que se puso como deadline para tener un hijx. Fracasó intentándolo y aparece la frustración desparramada en los temibles 40. Esas angustias se convierten en una bitácora íntima donde las frases se desbocan, filosas, vertiginosas, jugueteando en distintos géneros lingüísticos y rompiendo con previsibles estereotipos para convertirse en un ejercicio de libertad donde el yo singular de la autora se convierte en una conciencia reflexiva que vale para el colectivo femenino.

Carolina Guevara, una de las actrices del proyecto, fue quien impulsó la idea de la conversión del papel al escenario “a partir de la lectura de la novela y de una charla con Pia donde ambas acordaron convocarme para pensar juntas una posible traslación”, cuenta Miraglia quien leyó el texto inmediatamente “y no hubo dudas… la potencia de esa escritura, la acidez e ironía con la que se abordan ciertos temas, el humor no complaciente y la incomodidad permanente a la que nos arroja descifraron anticipadamente la teatralidad que luego fuimos decodificando y trasladando a un esbozo de primera versión, a la que luego se le sucedieron muchas otras”.

Fue Carolina Guevara quien eligió a Miraglia para que se pusiera al frente de la obra, “fue ella quien me propuso este desafío. Luego yo propuse a Leticia Torres, una actriz con quien vengo trabajando ya en varios proyectos. Ambas excelentes actrices”.

¿Podés desplegar el tema que abordan?

--El problema existencial sobre el tiempo y su acechanza, su paso por nuestros cuerpos y los signos que en ellos va dejando. El tiempo tirano que nos precipita al jadeo cuando se acaba y la angustia que anuda la garganta cuando amenaza detenerse. Las maternidades y “La biología que nos tic taquea”, la conciencia ante ese tiempo que se acaba.

¿Qué fue lo que más te interesó para imaginar la traslación a un escenario?

--Que es un texto que no se posiciona solo en el dolor ante la falta o la perdida, sino que logra ironizar inteligentemente hasta alcanzar un humor muy particular. Las protagonistas arremeten sin piedad contra todo lo que puede ser un obstáculo en el camino de satisfacer sus deseos, y esa fuerza se convierte en actos que arrasan contra toda modosidad. Por otra parte, el texto de María Pía López elige correrse de la victimización, del regodeo en que, a mi entender, caen ciertos materiales que abordan estas temáticas. Lejos de eso, No tengo tiempo se anima a la incorrección y desmesura.

¿Qué pensás del mandato de que las mujeres tenemos que ser reproductoras sí o sí?

--Todo mandato es un corset que hay que soltarse para respirar más profundo, para vivir y transitar esa existencia comandada por el deseo y no por estereotipos que imponen modelos de maternidad y crianza.

Carolina Guevara y Leticia Torres


Maternidad tiempo completo

Miraglia dice que vive su propia experiencia de maternar a una hija “con alegría pese al esfuerzo que me representa llevar adelante una carrera profesional y ser madre tiempo completo. Siempre es un tetris acomodar los horarios de la salida del colegio y de las otras actividades, con mi trabajo que poco tiene de horarios establecidos y rutinas fijas. Cada proyecto que inicio siempre me tensa pensar si podré lograr aunar todas las responsabilidades domésticas y maternales con las nuevas obligaciones asumidas”.

Contra el pensamiento tradicional que ve incompletas, carentes de plenitud, a las mujeres que no pueden o no desean ser madres, la directora de No tengo tiempo señala que “no hay nada que deba completarse, porque eso significaría asumir una falta y creo que cuando no hay deseo no se trata de falta, sino de decisiones”.

Venís de 4 nominaciones con la comedia musical sobre la vida de la cancionista de tangos Ada Falcón. ¿Esa situación de reconocimiento te puso presión para esta nueva realización teatral?

Obviamente que las nominaciones son siempre un mimo, un reconocimiento al trabajo y el esfuerzo que significa llevar adelante un proyecto, sobre todo en el teatro independiente, y por eso me siento muy agradecida de que se visibilice mi trabajo y el de todxs mis compañerxs. Pero en verdad, no me pone más presiones de la que yo misma me pongo en cada proyecto que llevo adelante.

La preparación (escritura y ensayos) de la nueva obra fue compleja. Además del contexto de pandemia, otras cosas pasaron en el casi año y medio que llevó la previa al estreno. “Hubo momentos que tuvimos que suspender los ensayos y otros donde debimos ensayar por zoom para no perder lo que habíamos logrado. También, debimos enfrentar dos enfermedades que nos obligaron a detener los ensayos para ocuparnos de nuestra sanación. Pero batallamos contra los obstáculos y seguimos adelante con la convicción de que No tengo tiempo hoy se inscribe en nuestros cuerpos con todas esas vivencias”.

El primer encuentro del equipo para conversar sobre el proyecto con María Pia López y Carolina Guevara ocurrió la misma semana que se declaró la cuarentena obligatoria. “Por lo tanto, fue por zoom y así seguimos durante los meses que duró el proceso de adaptación. Nos juntamos virtualmente todos los viernes por la noche donde leíamos y seleccionábamos partes de la novela, fue un hermoso proceso que nos mantuvo cerca pese a la imposibilidad de juntarnos. Cuando logramos poner el cuerpo en los ensayos ya teníamos un tiempo de trabajo en la adaptación y muchas conversaciones especulativas de por dónde iríamos con esas textualidades. Los primeros ensayos trabajamos probando y desechando, interviniendo esos textos hasta encontrar los resortes dramáticos que nos posibilitaron entrar en su universo”.  

Cintia Miraglia