En las consultas, los profesionales de la salud recetan medicamentos que deben ser tomados por los pacientes cada cierta cantidad de horas por determinado tiempo. Sin embargo, en el día a día, las personas no suelen cumplir a rajatabla la prescripción médica. En este sentido, investigadores e investigadoras de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) indagan acerca de cómo aumenta la eficacia de una droga según el horario en que es suministrada y revelan la importancia de cumplir con dichos intervalos. Desde la UNQ, el Laboratorio de Cronobiología que lidera el neurocientífico Diego Golombek explora la administración de una droga, desarrollada en la misma institución, contra un tumor cancerígeno que afecta al cerebro. Al respecto, la biotecnóloga Laura Trebucq, referente del trabajo, cuenta: “Descubrimos que si los ratones ingieren la droga durante la noche, se frena la proliferación de las células tumorales”. De confirmarse los mismos resultados en humanos, esta investigación podría funcionar en otros medicamentos que traten diversas patologías.
El glioblastoma es uno de los tumores más agresivos que se genera en el cerebro. Una vez diagnosticado, la expectativa de vida de los pacientes es de hasta doce meses con la aplicación de tratamientos combinados de remoción quirúrgica, radioterapia y el medicamento Temozolomida (TMZ). En este marco, se vuelve fundamental el hallazgo de estrategias que mejoren las terapias actuales y la calidad de vida de los individuos que lo afrontan.
La cronofarmatología
Una de las ciencias que se encarga de examinar todo esto es la cronofarmacología, dedicada al estudio de la relación entre el horario de administración de una droga y su eficacia. Trebucq, integrante del Laboratorio de Cronobiología y especialista en dicha área, explica: “El cuerpo se maneja a través del sistema circadiano, es decir que, mediante un ‘reloj interno’, las proteínas del organismo presentan determinadas oscilaciones que se dan en el transcurso de 24 horas”. Y continúa: “Cuando las drogas ingresan al cuerpo, atacan ciertas proteínas que experimentan esas oscilaciones, por lo que debemos prestar atención a qué momento del día damos el medicamento para que sea más efectivo y menos tóxico”.
Un ejemplo cotidiano es el ciclo sueño-vigilia: los seres humanos duermen de noche y están despiertos durante el día. En este caso, es necesario definir si es más beneficioso darle al paciente una droga durante la noche y no durante el día, o viceversa.
Una droga contra el glioblastoma creada en la UNQ
Dentro del Laboratorio de Cronobiología de la UNQ, la biotecnóloga trabaja con la droga A1-116, creada por el Centro de Oncología Molecular y Traslacional de la misma institución, que se encarga de atacar una proteína específica del glioblastoma y evitar la proliferación del tumor. A través de ensayos en cultivo celular y, posteriormente, en ratones, Trebucq y su equipo descubrieron que la eficacia de la droga varía según el horario en el que es administrada e identificaron que la noche es el mejor momento.
“Inyecté células tumorales en los cerebros de los animales y luego inicié el tratamiento: dividí en dos grupos a los ratones y les apliqué la droga todos los días, durante tres meses, pero en horarios distintos”, explica la investigadora. Luego agrega: “Aunque seguimos con los ensayos preclínicos, lo que nosotros vimos fue que el grupo que tomó la droga por la noche sobrevivió más tiempo. Eso era lo que estábamos esperando porque así confirmamos nuestra hipótesis”. En efecto, el momento del día en que se suministra el medicamento parece ser clave.
Los resultados, publicados en la revista científica MDPI, son alentadores para el avance en la lucha de la ciencia contra este cáncer. Trebucq subraya que “si bien la cronofarmacología nació en la década del setenta, está tomando impulso recién ahora. Hay un montón de drogas que fueron probadas en ratones y presentan una efectividad distinta en función del horario. En humanos hay algunas, como las que son para el corazón. Creo que cada vez se va a avanzar más en esta área pero va a llevar tiempo”, destaca.
De la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ