Quietud no es sinónimo de detenerse ni estancarse. Se relaciona, también, con la contemplación, la introspección y la calma. Ésa es la idea central que atraviesa el concepto de Quietud, el disco debut que el año pasado sacó Nadar de Noche, una banda que encontró su sonido entre las fronteras del Conurbano oeste y el territorio porteño.

El quinteto se formó a comienzos de 2019, a partir de la asociación del baterista y realizador audiovisual Luis Zunino y el ilustrador devenido en cantante, guitarrista y tecladista Lucas Tunder. Ambos tocaban en la disuelta banda de rock Temporada de Tormentas, pero en este nuevo proyecto decidieron bajar el volumen y orientar la búsqueda hacia otro lado.

"Al principio hacíamos temas más rebuscados y después llegamos a algo más pop. Tenía ganas de tocar más despacio", explica Luis, oriundo de Haedo y afincado ahora en Caballito, sobre el sonido y el carisma de Nadar de Noche, un proyecto que apela al trance, la suavidad instrumental y las canciones mid tempo.

Las primeras juntadas fueron "muy de laboratorio", revisando ideas en Drive, "siempre con la compu y sin expectativas", cuenta Lucas, que es de San Justo. Cuando se dieron cuenta de que había algo que "sonaba fresco" y que se divertían mucho tocando, sumaron a Julieta Limia en bajo, Nicolás Aimo en sintetizadores, samples y percusión, y Sebastián Ayala en guitarra y coros. Con esa formación van a presentar el disco el viernes 3 de junio en El Emergente de Almagro, Francisco Acuña de Figueroa 1040.

"Lo que le dio carácter a la banda fueron dos cosas: un teclado Yamaha hogareño que me había comprado, y un pedal de vibrato, que tiene esa modulación que le da algo como acuático, burbujeante", dice Lucas, que actualmente vive en Floresta. "Y ahí empezó a resonar la idea del concepto vinculado al agua."

► Ninguna gota está quieta en verdad

El disco está acompañado en YouTube con una producción audiovisual dirigida por Luis, una especie de película o videoclip extendido que se desarrolla a través de las siete canciones. El eje poético tiene que ver, tal vez, con la relación entre las emociones y el agua, qué pasa en el cruce de esos mundos.

"Sentíamos que había una relación entre la música que hacíamos y el agua. La música nos remitía a paisajes que iban por ese lado", explica el vocalista sobre la atmósfera de las canciones. "No es casual que los dos laburamos en la imagen, más allá de la música", explica el también dibujante sobre la impronta audiovisual de la banda.

--¿Y cómo siguió el proceso creativo cuando encontraron el concepto?

Lucas: Empezamos a investigar cómo suenan las cosas bajo el agua, qué pasa con la densidad de los objetos, cómo se transmite el sonido en el agua. Y lo relacionamos con la reverb de las guitarras, los sintes graves, los delay. La onda de los sonidos en relación con la onda en el agua. Y qué es nadar, esa cuestión de moverse, de transportarse en el agua con movimientos repetitivos para avanzar. Tenía algo del loop también, y la banda compone mucho desde el loop, desde los samplers.

--¿Y por qué Quietud?

Lucas: Tiene que ver con una mirada más positiva de la palabra. No es quedarse quieto y no hacer nada. Es como un instante previo que te prepara para moverte. A la vez, muchos amigos nos decían que sentían algo bastante introspectivo en algunos temas. Te sumergís en una y te mirás un poco para adentro. Además, la actividad de nadar no es muy social, te propone sumergirte en tus pensamientos también.

Luis: Pensábamos en todo lo que pasa en un momento de calma y de quietud. Estamos siempre acostumbrados al movimiento intenso o a que pasen muchas cosas al mismo tiempo. Y, aunque no parezca, en la quietud pasan muchas cosas también.

En ese plan, en canciones como Rivera o Los colores se debilitan la voz se encuentra en un segundo plano, apenas se escucha, como si estuviera sumergida. "Primero la búsqueda era esconderla o embellecerla pero después terminó teniendo un carácter propio. Porque era mi debut como voz líder. En todos los temas hay un vocoder mimetizado con la voz", cuenta el cantante. "Quisimos buscar algo que te deje la duda de si era completamente orgánico o humano; había algo mutante o anfibio", completa.

Las colaboraciones de Santiago Motorizado en Amanece y de Mariano Di Césare de Mi Amigo Invencible en Hábitat refuerzan la línea estética de la banda, que le da más relevancia al flash sonoro y a los climas que al contenido poético del formato canción.

"Siento que llegamos a transmitir una emoción, una sensación, más allá de algo concreto que digan las letras", entiende Lucas, con pasado hardcore y punk. "Yo escucho indie hace un montón, nos sentimos cómodos en ese ambiente. Queríamos hacer algo que esté al alcance nuestro, que sea transparente", contextualiza Luis, sin vueltas.

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