Fue la trascendencia pública de su viaje a Centroamérica y no la violencia urbana descontrolada lo que hizo caer a Jorge Bortolozzi de la Secretaría de Seguridad. Por eso ayer el ministro Jorge Lagna, al presentar al sucesor, Claudio Brilloni, reprochó a quienes hicieron uso político de la ausencia del funcionario: "Partidizar la violencia, la inseguridad, es nefasto. Le hace daño a cualquier gobierno, sea del signo que sea. Ojalá que la Junta de Seguridad no sea una cáscara. Nadie puede decir que no tiene nada que ver con esta situación", avisó.

Bortolozzi se enteró en una entrevista al aire que Lagna le estaba pidiendo la renuncia. El corondino, ante el desenlace inevitable, reveló que su superior y el gobernador Omar Perotti estaban al tanto de su viaje. "Incluso el ministro me dijo cómo no le traje perfumes", chanceó y se agarró del mantel. Había viajado a Nicaragua para asistir a una reunión del Club de Leones, del cual es miembro, y aseguró que había avisado antes. Pero la escapada se filtró a la prensa desde algún sector de la oposición y el Ejecutivo no estuvo dispuesto a aguantarlo. Y sacrificó la pieza. 

Lagna ayer dijo que Bortolozzi le había comunicado "por WhatsApp que se iba de viaje unos días, no adónde. Las consecuencias de los actos de los funcionarios públicos exceden a la media de una persona normal. Todo lo que diga él me tiene sin cuidado. No hay autorizaciones, hay responsabilidades”.

Ante el hecho consumado, el dimitente se declaró como "un chivo expiatorio" en una crisis difícil de resolver: "Con la infiltración narco de la policía y fuego amigo es muy difícil combatir el delito", dijo. El año pasado había dicho que "Rosario está en guerra" y proponía declarársela al narcotráfico. 

Asumió en su lugar Claudio Brilloni, un comandante retirado de Gendarmería Nacional que desde diciembre fungía como subsecretario de Prevención y Control. Antes, desde esa fuerza federal, había coordinado el envío de agentes a Rosario que Patricia Bullrich había dispuesto durante el gobierno de Macri, y participó de aquella cinematográfica persecución de los fugitivos Martín y Cristian Lanatta, y Víctor Schillaci, capturados en Cayastá. Brilloni tiene la venia, o el reconocimiento al menos, de oficialismo y oposición. El propio Maximiliano Pullaro ayer lo dejó en claro. 

En su primera alocución como viceministro del área, Brilloni renovó "el compromiso de trabajar de manera articulada" con otras agencias del aparato estatal. Valoró los procedimientos que se vienen realizando y lo atribuyó "al trabajo en equipo". Duplicar esfuerzos e incrementar el trabajo territorial, dijo. En cuanto a la policía, "van a encontrar en mí a un camarada, pero también dispuesto a corregirlos cuando lo tenga que hacer".  

Mientras sucedía este cambio de piezas en el gobierno, las calles rosarinas sumaban el homicidio n° 92 en lo que va del año, y Ariel "El Viejo" Cantero volvía a ser detenido, esta vez en su casa de Vía Honda, junto con otras 20 personas y un vasto procedimiento de fiscales, TOE y AIC, por una serie de balaceras extorsivas perpetradas en vísperas de elecciones, el año pasado, contra estaciones de servicio y escuelas. Y a la vez, Pablo Javkin anunciaba un proyecto para que los intendentes puedan elegir al jefe de Policía, y reclamaba la presencia de 1500 gendarmes prometidos por Nación para marzo pasado.

"Nación tiene un atraso en la instalación de la Unidad Móvil N°7 de Gendarmería. Han venido 875 nuevos agentes. El ministro Aníbal Fernández me ratificó que esa unidad de 1.000 agentes estará en Rosario", aseguró Lagna.

El ministro destacó que está por incorporar 180 patrulleros a Rosario y otra tanda de 65 en talleres (sic). Asumió que dispone de "un suculento presupuesto a ejecutar", pero aclaró que "no hay soluciones mágicas, el problema con el delito complejo es de larga data, el narco no es de ahora, empezó en 2007 o 2008 con mucha violencia. Me planteo bajar esos índices, pero será largo. Hay que mejorar en investigación, en tecnología, la Justicia Federal. La relación con el MPA, con la Justicia federal mejoró muchísimo. Antes no pasaba", afirmó. 

Asumió que "hay que ser más duro con la conducta de los agentes", al reconocer que la Policía hoy es más parte del problema que de la solución. Y los servicios penitenciarios también. "Los delincuentes más famosos de Santa Fe están en cárceles federales y cometen más delitos desde adentro que afuera", cuestionó.

Trascendió que un hermano de la jefa de Policía, Emilce Chimenti, trabaja en la sección Balística de la URII, allanada la semana pasada por el desvío de armas bajo custodia policial hacia delincuentes. "Hay imputados y detenidos, un familiar de la jefa trabaja ahí. Apoyamos totalmente la investigación de los fiscales, y que se llegue hasta las últimas consecuencias", declamó Lagna.

Ante la pregunta y a pesar de las circunstancias, el ministro enfatizó que sí, que en Santa Fe "hay control político sobre la Policía".

"Si la solución fuera otro nombre (como ministro), yo no tengo problema, es decisión del gobernador. Pero partidizar la violencia, la inseguridad, es nefasto. Le hace daño a cualquier gobierno, sea del signo que sea. Ojalá que la Junta de Seguridad no sea una cáscara. Nadie puede decir que no tiene nada que ver con esta situación", concluyó.